Apuntes del Presbítero Don Rosendo Leal de su actuación en la Parroquia de Concordia (segunda parte)
Rincón del museo
En este espacio, hace un tiempo, comentamos sobre el libro cuyo título encabeza esta nota. Dicho libro fue publicado en el año 1953 por la Universidad Nacional de Córdoba, en homenaje al primer año de fallecimiento del Presbítero. Don Rosendo Leal escribió en ese ejemplar sus vivencias en nuestra ciudad y también, relatos sobre distintos aspectos de su actuación frente a la parroquia de San Antonio.
Dentro de los más 4000 ejemplares que conforman la biblioteca del Museo Regional Palacio Arruabarrena, contamos con un ejemplar de ese libro.
Cuenta el Presbítero que a principios de mayo de 1898 trabajaba denodadamente para concluir con la construcción de la nueva Iglesia. En ese tiempo habían colocado el techo y urgía inaugurarlo el día de su patrono, es decir el 13 de junio. Los fondos se habían agotado y no tenían perspectivas de concluir con un pleito de un campo que la parroquia poseía, de cuya venta hubieran podido obtener recursos para proseguir con las obras. En esa disyuntiva había dos posibilidades: paralizar la obra o inaugurarla sin terminar. Don Rosendo, en vista de la urgencia de abrir un local más amplio, opto por lo segundo.
La inauguración de la Iglesia se realizó sin que tuviera piso ni altares. El Presbítero después de la primera misión se ocupo de este tema, hizo construir dos escaños y dos metros de piso granítico. Una vez hecho eso, en la misa del primer domingo Don Rosendo dijo a los concurrentes: “Como mis caudales no alcanzan para más, he hecho ese pedacito de piso y esos dos escaños, como muestra de lo que es necesario a la Iglesia. Desearía proporcionarles a ustedes mayores comodidades, pero mis deseos se estrellan contra la imposibilidad material, debido a la carencia de dinero. Así que a esa comodidad se las pueden dar ustedes, haciendo cada familia su banco y piso, costando el primero 34 pesos y el metro cuadrado del segundo 7.50”. (pág. 23) Con ese ardid logró, seis meses después la Iglesia estaba cubierta de bancos y con el piso completo.
En esa época, asimismo, el templo tenía dos hermosos altares aunque todavía faltaba el Altar Mayor. Según el Presbítero: “aquellos contrastaban, haciendo que el conjunto resultase un adefesio, con el del centro, que era el de la antigua Iglesia, y el púlpito, un amplio y rústico cajón” (pág.23). Todo esto, narra Don Rosendo, era motivo de críticas entre las personas que, de visita en Concordia, concurrían al templo. Ante lo cual proyectaban hacer construir un gran Altar Mayor, pero, también, carecería de fondos para esto.
El Presbítero señala que estaba enfocado en conseguir los recursos destinados a la construcción del Altar Mayor, mandó a confeccionar los planos del mismo; y señala que: “un día encontré en la Iglesia a una señora, a quien no conocía, interesada en recorrer el templo. Me puse a conversar con ella, haciéndome saber que deseaba regalar un altarcito para San José” (pág. 24). La referida señora era Flora Urquiza de Soler, hija del general Justo José de Urquiza, dueña en ese entonces de valiosas tierras del ejido de Concordia, que decide financiar la construcción del Altar Mayor. Don Rosendo esgrime los pedidos que solicita la señora: “deseo que se asignen dos nichos más, uno para San Gregorio (nombre de su señor esposo) y otro para Santa Teresa”, (nombre este de su hermana) (…) y desearía que no se conozca el nombre de la donante”. Don Leal le respondió diciéndole que guardaría el secreto hasta el día de su instalación.
Seguiremos contando, próximamente, en esta columna más detalles sobre la construcción, llegada y disposición del Altar Mayor de la Catedral de Concordia. Como saben el mencionado Altar, se encuentra en exhibición en una de las salas del Museo y es una de las piezas más valiosas de las colecciones de nuestro espacio cultural.
Esperamos que les haya gustado este breve relato. Nos volvemos a encontrar en una semana para descubrir más historias del pasado de Concordia y la región.
Museo Regional Palacio Arruabarrena, dirección: Entre Ríos y Ramírez.
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