Concordia a comienzos del siglo veinte
En la biblioteca del Museo, como les comentamos, compilamos documentos y material que ilustran e investigan sobre Concordia y su rica historia. Un texto muy recomendable por los aportes que nos brinda en ese sentido es, "Antecedentes de la hotelería y la gastronomía en Concordia" del Arquitecto Ricardo Marcó Muñoa.
En dicha pesquisa el autor cuenta brevemente la historia de la fundación de nuestra ciudad y relatos de distintos viajeros que se hospedaron y disfrutaron de los diversos alojamientos y de la cocina concordiense, en otros aspectos.
En ese marco citamos una narración acaecida en el año 1902, cuyo protagonista fue Evaristo Carriego (hijo del coronel homónimo), como integrante de una comitiva que acompañaba al gobernador Leónidas Echagüe, en un viaje de Paraná a Concordia.
Al llegar a la ciudad Carriego, describe que: "Aproveché la ocasión que se me ofrecía de ir a conocer la ciudad más comercial y progresista de Entre Ríos.
Había sido invitado a la inauguración del ferrocarril a Concordia (...) Terminado el acto de la inauguración, subimos a los carruajes que la comisión encargada de hospedarnos tenía allí para conducirnos al Hotel "Colón", donde debíamos alojarnos. (...) El hotel está situado en una esquina de la plaza principal, frente al oeste. Es un vasto edificio de dos pisos, con galerías al óleo (...) Sus habitaciones son bastante cómodas y regularmente amuebladas, pero no en número suficiente como para hospedar a todo un regimiento. (...) A la noche, llegada la hora de cenar, la comida fue servida en una de las galerías altas, donde estábamos alojados.
Más de ochenta lamparitas de luz eléctrica la alumbraban profusamente. Los comensales que se sentaron a la mesa eran unos sesenta." (Marcó Muñoa, pág. 4).
Al parecer la carta desilusiona a Carriego, que evidentemente esperaba otro servicio durante su estadía en Concordia, al respecto indica que: "La comida, iniciada con unos fiambres más viejos que el hambre, fue muy mediana.
No había más que dos clases de vinos, Ponte Canet y Sauterne. Nada de Oporto, nada de Jerez, nada de Champagne.
Los postres reducidos a unas cuantas naranjas y otras pocas bananas. El café bien malo. Ni una tagarnina (cigarro pequeño) para los fumadores." (Marcó Muñoa, pág. 5).
Un día después, según el autor, Carriego participa como cronista de la inauguración de la muestra de la Sociedad Rural y tras los discursos disfruta, esta vez con deleite, de una mesa servida con vinos y masitas. Y en la noche la comitiva gubernamental concurre a un agasajo, en el Casino Comercial, que incluyó un buffet froid y bebidas.
En su viaje de retorno a Paraná, es interesante advertir la buena impresión que le causó la ciudad a este cronista, ya que escribe que: "Concordia es una población bastante extensa y bien edificada. Sus calles son anchas y están pavimentadas de pequeñas piedritas mezcladas con arena. La ciudad está iluminada a luz eléctrica. (...) los alrededores son bellísimos. Un terreno accidentado donde se ostenta a cada paso el trabajo del hombre, (...). ¡Y qué vegetación exuberante! El naranjo, el olivo y la viña parece que hubieran encontrado allí el terreno más apropiado para el desarrollo." (Marcó Muñoa, pág. 5)
¿Qué les parece la visión de este
visitante de nuestra ciudad?
Esperamos que les haya gustado esta crónica. Nos volvemos a encontrar en una semana para descubrir más historias del pasado de Concordia y la región.
Museo Regional Palacio Arruabarrena, dirección: Entre Ríos y Ramírez.
Mag. Lic. Silvana de Sousa Frade
Directora del Museo Regional Palacio Arruabarrena