Dentro del material periodístico gráfico, que forma parte de esa área de nuestro espacio cultural, encontramos una nota que da cuenta del paso del escritor Jorge L. Borges por nuestra ciudad, que enuncia: “Admirado o denostado, Borges es el representante más destacado de la literatura argentina en el mundo. Convertido, muy a pesar suyo, en un verdadero mito viviente, no desdeña sin embargo expresar las más directas apreciaciones sobre temas tan dispares como el futbol, la muerte o el tango y el origen de las letras anglosajonas” (Diario El Sol, 4 de noviembre de 1981).
Borges vino a Concordia a principios de noviembre de 1981, se presentó en el teatro Auditorium y disertó sobre el poeta de Gualeguay, Carlos Mastronardi, a quien conoció muy profundamente. Comentan los medios de comunicación que cubrieron dicho evento algunos aspectos de la visita del renombrado escritor: “a poco de su arribo y después de presentar sus saludos en la Municipalidad el escritor concurrió al Auditorium. Allí se aprestaban a efectuar un ensayo los estudiantes de la Escuela de Comercio (Profesor Gerardo Victorín). La obra (que ensayaban): “El hombre de la esquina rosada”, de Jorge Luis Borges. – ¡Pero qué grata sorpresa! dijo el destacado visitante cuando supo que el juvenil grupo se encontraba reunido allí precisamente para dar los últimos toques a la puesta en escena de dos cuentos de su autoría”. (Diario El Heraldo, 11 de noviembre de 1981). El relato periodístico enuncia que dicho grupo estudiantil se presentaba días después (el 15 de noviembre de 1981) en el Teatro General San Martín de Buenos Aires y el dato a destacar: Borges les dijo que asistiría a la función en aquel Teatro porteño, luego de que los estudiantes le hicieran la invitación y también, les pidió que “cuando estuvieran en Buenos Aires no dejaran de llamarlo para recordarle de la representación”.
Otra curiosidad de la presentación del escritor en el Auditorium, estuvo dada en que fue Borges quien esperó al público: “De pie en el escenario, el orador y el moderador, aguardaron conversando todo el tiempo, hasta que los asistentes terminaron de ingresar a la sala. Estos lo hacían sorprendidos de ver a la “máxima figura literaria” de estos tiempos (como se dijo cuando fue presentado y que mereció la inmediata réplica de Borges “¡Nada de eso. Son calumnias!”) esperándolos. ¿Fue deliberadamente demorada la entrada al público a la sala? Eso es lo que la mayoría piensa”. (Diario El Heraldo, 11 de noviembre de 1981).     

¿Conocían esta información del pasado de Concordia?
Nos volvemos a encontrar en una semana para descubrir más historias del pasado de Concordia y la región.

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