El sector agropecuario atraviesa una crisis profunda tras los incumplimientos financieros de empresas como Surcos (US$500.000), Los Grobo Agropecuaria (US$100.000) y Agrofina ($400 millones). La situación refleja problemas estructurales: una caída del 32% en el mercado de agroquímicos (de US$4300 millones en 2023 a US$2900 millones en 2024), costos en dólares crecientes, un tipo de cambio oficial sin ajustes y precios internacionales de granos en su nivel más bajo en cuatro años.

A esta compleja realidad se suma la presión impositiva, con retenciones del 33% en soja y 12% en trigo y maíz, y dificultades para afrontar compromisos financieros. Las empresas, enfrentadas a altos niveles de stock y márgenes ajustados, optaron por liquidar productos a bajo costo, lo que agravó su situación económica.

Analistas del sector advierten que estos casos de default podrían ser solo la “punta del iceberg”, con más incumplimientos esperados en un mercado afectado por lluvias tardías, menor demanda y plazos de pago extendidos. Si bien el Gobierno promete reducir retenciones en 2025, las soluciones a largo plazo contrastan con las urgencias inmediatas de los productores. El escenario requiere medidas urgentes para evitar un efecto dominó en el agro.
 
De la alegría de una nueva fuente de trabajo a la incertidumbre total en Victoria
La ciudad de Victoria, conectada al puente Rosario-Victoria, ha experimentado un notable crecimiento turístico en los últimos años, impulsado por importantes inversiones en el sector. Sin embargo, la caída en los rendimientos del sector agrícola-ganadero, base económica de la región, ha generado preocupación entre los productores locales.

Hace cinco meses surgió el rumor de que el grupo Los Grobo adquiriría una planta de cereales en la entrada de la ciudad, con capacidad de almacenamiento de 55.000 toneladas. Esta planta, hasta entonces propiedad de una empresa china, había cesado sus operaciones. Finalmente, el rumor se confirmó con la reactivación de los silos, la instalación de equipos y la llegada de nuevos carteles publicitarios que anunciaban al grupo como “el rey de la soja”.

La puesta en marcha de la planta trajo empleos y movimiento en la región, con los productores llevando sus cosechas. Sin embargo, las recientes noticias sobre retrasos en los pagos y problemas financieros del grupo han generado un clima de pesimismo.

Un productor local expresó su preocupación: “Nunca pensé que con tanta fama ahora se demorarían los pagos. Nos enteramos de que el dueño sólo tiene el 10% del grupo, el resto son pequeños productores y créditos del Banco Nación. Esto empieza a parecerse a la estafa de Vicentin”.
La situación plantea interrogantes sobre el futuro de esta inversión y sus efectos en una región clave para la producción agropecuaria del país.