Dr. Arturo Frondizi 28/10/1908 18/04/1995
A poco de asumir y contrariando las ideas expresadas en su libro Petróleo y Política, Frondizi firmó contratos con firmas petroleras extranjeras que autorizaban a las empresas a introducir todo el material que considerasen necesario para la explotación petrolera sin pagar impuestos. La carga impositiva sería abonada por YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), y el reintegro de las inversiones y las ganancias de las empresas podrían ser girados al exterior con absoluta libertad. YPF, por su parte, se comprometía a comprar todo el petróleo que extrajeran estas empresas. Si bien se triplicó la producción petrolera, no se logró equilibrar la balanza de pagos ni la comercial, porque el convenio aumentó notablemente el déficit.
A comienzos de 1959, mientras Fidel Castro y el Che Guevara entraban triunfantes en La Habana, Frondizi iniciaba un viaje a los Estados Unidos donde expuso sus ideas desarrollistas. Frondizi planteaba que no podía retornarse al país de los granos y las vacas. La salida estaba en el desarrollo de las industrias básicas: petróleo, siderurgia, maquinarias. Esto permitiría abastecer a la industria liviana y liberaría recursos que antes se destinaban a importar. Además, la producción agropecuaria también se beneficiaría, con la abundancia de energía, maquinaria, combustibles y productos químicos que posibilitarían su tecnificación y modernización. En realidad, el desarrollismo encajaba en los planes de expansión e inversión de las grandes compañías extranjeras ya que éstas, a partir de la Segunda Guerra Mundial, notaron que una gran cantidad de países subdesarrollados tenían incipientes industrias con sistemas aduaneros que las protegían. La manera más inteligente de aprovechar esos mercados era controlarlos desde adentro. De esta forma, la inversión en industrias manufactureras radicadas en estos países creció notablemente a partir de mediados de la década del �"50. Las casas matrices de estas empresas se beneficiaron además de las utilidades con el pago de regalías y las exenciones impositivas que acompañaban las radicaciones.
El modelo desarrollista comenzó a aplicarse pero a poco menos de un año, las presiones de los factores de poder que lo veían demasiado populista, condujeron a un cambio radical en la política económica, que se materializó a mediados de 1959 con el reemplazo de Rogelio Frigerio en el Ministerio de Economía por Álvaro Alsogaray, economista de confianza de los grupos de poder económico, avalado por los militares, que con su famosa frase «hay que pasar el invierno» orientó la política económica a promover las exportaciones, limitar el proceso de industrialización y liberalizar las restricciones impuestas a las importaciones disminuyendo considerablemente la capacidad expansiva de la industria nacional. A la vez que se recomponía el sector agropecuario, se devaluaba el peso argentino y se limitaban los aumentos salariales. Estas medidas provocaron efectos negativos sobre los salarios reales y la disminución de la demanda global. El cambio radical de orientación económica del gobierno tuvo su respuesta en las urnas. En las elecciones legislativas del 27 de marzo de 1960, el «voto en blanco» peronista representó el 25% de los sufragios mientras que la UCRI, el partido de Frondizi, alcanzó solo el 20%.
Esto evidenció la ruptura de la alianza con el peronismo y abrió un período de gran agitación social, paros, planes de lucha y ocupaciones de fábricas.
El gobierno de Frondizi respondió aplicando el Plan Conintes, Conmoción interna del Estado.
En política exterior, Frondizi intentó acordar con Brasil, presidido por Janio Quadros, una política internacional basada en los principios de la no intervención y autodeterminación de los pueblos. Incluso en la Conferencia de la Organización de Estados Americanos (OEA), reunida en Punta del Este, en enero de 1961, el Canciller argentino, Miguel Angel Cárcano se opuso a la exclusión de Cuba del sistema interamericano. Tras la conferencia, Frondizi recibió al representante cubano Ernesto Guevara en la residencia de Olivos.
El ejército protestó formalmente por la reunión y presionó al presidente para cambiar su política con respecto a Cuba. Exiliados cubanos en Buenos Aires intentaron fraguar documentos con la intención de implicar a miembros del gobierno en un supuesto complot castrista. Frondizi ordenó una investigación y hasta el propio informe del ejército concluyó que el famoso caso de «las cartas cubanas» no era más que una farsa.
Pero las presiones continuaron y Frondizi decidió finalmente romper las relaciones diplomáticas con La Habana.
Con la renuncia de Alsogaray en 1961 y con el estudiantado, los empleados públicos, obreros y sindicatos en la oposición, ante elecciones cada vez más próximas, el presidente se decidió a dar un nuevo vuelco. Un hecho anterior obligaba a estar atento: Los comicios de 1962 fueron un duro despertar. El peronismo ganó 10 de las 14 gobernaciones, entre ellas la estratégica provincia de Buenos Aires. Frondizi dispuso entonces la intervención de esa provincia. No fue suficiente. Pocos días después, el 29 de marzo Frondizi fue destituido por las Fuerzas Armadas y recluido en la isla Martín García.
En marzo de 1963 fue trasladado detenido al Hotel Tunkelen en Bariloche, y a fines de julio recuperó su libertad y se reincorporó a la vida política desde su nuevo partido, el Movimiento de Integración y Desarrollo.
Frondizi será un duro crítico de la gestión de Arturo Illia y en junio de 1966 apoyará decididamente el golpe militar que terminará con el gobierno de su antiguo correligionario.
En 1970, comenzó a distanciarse del decadente gobierno de Onganía. En marzo de 1972 visitó a Perón en Madrid e inició una serie de conversaciones que llevarán a un nuevo acuerdo electoral entre ambos. El MID se incorporó al Frente Justicialista de Liberación Nacional para las elecciones de marzo de 1973.
El 27 de septiembre de 1974, fue asesinado su hermano Silvio Frondizi por un comando de la Triple A.
Frondizi tendrá una actitud esperanzada frente al golpe militar de 1976 que se irá transformando en un decidido apoyo a la dictadura y un notable acercamiento a los sectores más reaccionarios de la Iglesia.
En 1992, a treinta años exactos de su derrocamiento, la misma institución que lo acusó de comunista, volvía sobre sus pasos, tomaba nota de los grandes cambios operados en las ideas de Arturo Frondizi y lo condecoraba con su máxima distinción: la Medalla de oro del Ejército Argentino.
Tres años después, el 18 de abril de 1995, a los 86 años moría Arturo Frondizi. Esta sepultado en el cementerio de la Recolecta. Sus restos iban a ser traídos a Concepción del Uruguay para ser sepultado en la catedral junto a los restos de Justo José de Urquiza. Desde que me enteré de su traslado por parte de la municipalidad de esta ciudad, he estado en contacto, más sabiendo que el historiador que hablada de su vida era Eduardo Lazari, con quien tengo contactos, pero algunos familiares impedían su traslado hasta que un nieto, que vive en Paraná, autorizó su traslado. El tema de la pandemia impidió que se pudiera hacer y más en esta fecha de su muerte.
Recopilado por JORGE LUIS CIUCIO