Palabras
Somos sujetos portadores de subjetividad porque estamos inscriptos en el Lenguaje, el cual sostiene el recorrido existencial de cada uno y nos otorga identidad para posicionarnos en el universo de intercambios inter-subjetivos, resaltando la singularidad que nos hace ser únicos y diferentes al resto. También somos sujetos nominados. Portamos un nombre, una filiación y una historia, que es además, inter-generacional.
Con estos conceptos quiero �Sretratar⬝ la implicancia que posee el lenguaje que se incorpora a través de distintos discursos, como el familiar, religioso, educativo, el de las ciencias y también, cada día con más penetración, el de los medios de comunicación, que se convierten en estructuradores de la subjetividad del sujeto en diferentes momentos históricos; y por otra parte, es pertinente distinguir la eficacia del lenguaje como acto subjetivo, al permitir que el sujeto represente su mundo y otorgarle significado a través de la palabra.
El lenguaje es entonces, constituyente crucial de la subjetividad; al hablar nos ponemos como un yo delante de un tú. Es necesario referenciar, que los discursos, las palabras que se expresan a través del lenguaje, no son reflejo neutro del mundo, sino previas construcciones subjetivas que dieron formas de �Sconstruir y significar el mundo⬝. El ser humano con el habla �Sbautiza⬝ el mundo y lo vuelve inteligible.
También somos sujetos sociales, que desde la perspectiva de la Psicología Social nos dice que somos constituidos a través de los grupos con los que nos �Svinculamos⬝ desde antes del nacimiento, al portar cada grupo familiar matrices y lenguajes insertos en los grupos familiares precedentes y también los grupos sociales que lo constituyeron. Es por eso que la Psicología Social habla de un �Ssujeto sujetado⬝ pero también, y con elevado significado de libertad, de productor y creativo, por poseer la capacidad de transformar el mundo que lo rodea y también a sí mismo.
El campo de la salud mental, excluida la farmacología, basa su práctica en el vínculo profesional - paciente, donde hablar, escuchar y escucharse es lo que en cada entrevista psicoterapéutica se pone en juego y es la clave indispensable para el éxito de los tratamientos.
Implica el elevado acto de confianza de entregar y comunicar las intimidades ocultas y silenciadas, que en forma consciente o inconsciente han dañado las emociones.
Este acto de confianza en el profesional se formaliza en cada entrevista, otorgando sentido y valor a tal encuentro.
Subyace aquí la más espléndida y saludable condición humana: el encuentro con el otro. En cada Tratamiento Psicoterapéutico, este encuentro está al servicio de superar las afecciones psíquicas a través de la palabra. Tanto las que se emiten como las que se escuchan, retornan re-significadas, ampliando sentidos y permitiendo distinguir lo que se ocultaba o impedía las mejoras.
Es un trabajo arduo y artesanal en el que el profesional se ampara en marcos teóricos, pero mucho más lo sostiene su concepción ética, que le permite cuidar con delicadeza de orfebre, las palabras que corren el velo de lo invisible y posibilita que cada paciente se disponga a los cambios deseados y al mismo tiempo, postergados.
Las palabras curan. Ya en la civilización griega, que fue una sociedad oral, la palabra era el medio de educación y de convivencia política. La palabra fue el �Sfármaco⬝ de las enfermedades de la ciudad y del alma. Por ello, puede constatarse que la filosofía es entendida en la Grecia antigua como medicina y que ésta es la metáfora más elocuente del poder y la eficacia de la palabra del filósofo.
En los actuales tiempos, esta cura de las palabras las hallamos al revisar las experiencias vividas, cuando los conflictos rondaron y el malestar anímico ceñía. ¡Cuánto incidieron las cercanías de personas que escucharon, acompañaron y consolaron ante el sufrimiento! En esas condiciones, las palabras que circularon disiparon las asperezas del dolor y crearon senderos que dieron salidas a los conflictos y sufrimientos. Las mismas parejas que en su devenir enfrentaron momentos difíciles, ¿cuándo? sino al momento de hablar y expresar honestamente lo vivido y sentido, permitió cambiar rumbos que asomaban amenazantes y re-pactaron así sus convivencias o continuaron con nuevos matices al basamento afectivo que siempre es sustento.
Hablar nos posiciona frente a sí mismo y los demás como sujetos con propia voz que si bien está unido al lenguaje Instituido, también se diferencia para convertirse en único e irrepetible y al mismo tiempo, sujeto activo transformador de sí y del mundo que nos rodea. Las palabras dichas, afirmadas en la creencia que nos sostienen como eje, se convierten así en un Lenguaje Instituyente, al otorgar nuevos matices a los sentidos y significaciones, promoviendo muchas veces el nacimiento de conceptos, que al ser compartidos, adquieren una categoría superior y se convierten en nuevos pensamientos. Estas innovaciones pueden ser tomadas por las ciencias u otros colectivos significativos, pero ocurre también en la cotidianeidad de la existencia, y tienen la capacidad de fortificar vínculos, acrecentar ideales familiares o institucionales.
Lic. Mario Sarli
Psicólogo