Juan Moreira. La leyenda de Favio
Muchas veces las leyendas nacen en la transmisión oral de relatos que se vuelcan en escritos novelados por escritores. Luego éstos se derivan en representaciones teatrales o imaginadas por amplios sectores populares, para finalmente devenir en mitos que quedan impregnados en el recuerdo de una comunidad.
Una de esas leyendas se comenzó a tejer a mediados del siglo XIX en Buenos Aires. Si bien siempre se ha conocido a Juan Moreira como un gaucho del interior de la provincia de Buenos Aires, había nacido en 1829 en lo que hoy es el barrio de Flores en la actual ciudad autónoma de Buenos Aires y residió gran parte de su vida en lo que también hoy es La Matanza en el conurbano bonaerense.
Juan Moreira que según algunas versiones, se llamaba Juan Gregorio Blanco, y según otros, Mateo Blanco Ventura, era el hijo de un hombre que había trabajado para Rosas. Juan Moreira en su juventud había realizado tareas rurales y a partir de su casamiento con Vicenta Santillán, comenzó a tener problemas con la policía, porque el teniente alcalde la pretendía y por tal razón importunaba a Moreira. No obstante el primer hecho luctuoso fue cuando asesinó a un almacenero por una deuda que éste no saldó.
A partir de ese hecho, Moreira fue, acrecentando su fama de gaucho pendenciero y matón, además de oficiar de guardaespaldas de Adolfo Alsina (eran épocas del voto, no precisamente, secreto). En su raid de fugas, marginalidad y muertes, por Las Heras, Navarro, 25 de Mayo, 9 de Julio y Lobos, en algún momento se refugió en las tolderías del cacique Simón Coliqueo. En 1874, ya había asesinado a 15 o 16 personas y comandados por el coronel Bosch y el capitán Varela, un grupo de treinta policías lo encontraron en el prostíbulo �SLa Estrella⬝, en Lobos, en el interior de la provincia de Buenos Aires y finalmente en un intento de fuga, al intentar saltar un muro, el sargento Andrés Chirino lo mata clavándole la bayoneta de su fusil.
No fue inmediatamente sepultado, por la repercusión que su muerte había tenido en la población, el morbo de verlo y el interés de estudiar su cráneo bajo la luz de las teorías lombrosianas, a fin de vincular las características óseas del mismo con sus tendencias criminales. El médico que llevó a cabo esos estudios fue Tomás Liberato Perón Hughes, abuelo de Juan Domingo Perón, que también fue diputado de la provincia de Buenos Aires y tuvo una actuación destacada en la atención de los enfermos en la epidemia de fiebre amarilla que asoló la ciudad de Buenos Aires.
Hasta ahí los hechos históricos. Pocos años después de la muerte de Moreira, en 1879 el escritor Eduardo Gutiérrez, que lo había entrevistado en 1874, antes de su muerte, publicó en entregas mediante treinta folletines en �SLa Patria Argentina⬝, su historia, con algunas modificaciones, transformándolo en el primer héroe popular. En ese mismo año, casualmente, José Hernández publicaba �SLa vuelta de Martin Fierro⬝, la que luego fue considerada como la segunda parte del �SMartin Fierro⬝, siete años después de la publicación del original.
�SJuan Moreira⬝ constituye la primera novela argentina, basada en hechos reales. Algunos autores colocan a esta obra como la inicial de la novela popular en la literatura argentina y a Gutiérrez, como el primer escritor profesional. Se inscribe en el grupo de los personajes que �Sroban a los ricos para dar a los pobres⬝ como Hormiga Negra, Mate Cosido y Bairoletto, según el imaginario popular.
Eduardo Gutiérrez lo ubica inicialmente como un gaucho manso, honrado y trabajador, que la injusticia lo involucra en la pendiente del crimen. Es esa visión, la del castigado por un sistema judicial que no protege al pequeño propietario rural, la que caló en los lectores. El mensaje que subyace en Gutiérrez es la falta de justicia, �Sde un hombre nacido para el bien y para ser útil a sus semejantes, hacen una especie de fiera⬝. El interés por conocer la historia y el personaje, motivó, incluso, que su sepultura en el cementerio de Lobos, se transformó en un lugar de culto, donde los concurrentes dejaban flores y lo convirtieron en un ídolo popular y justiciero.
El Moreira de Gutiérrez adquiere una importancia que según algunos especialistas, es superior al nivel literario de la obra. Sin embargo convocó a grandes escritores a sumergirse en la historia y en el autor. Como es el caso del poeta entrerriano Evaristo Carriego, cuando alude algo más que una crónica policial o rebelión social, rebela en Moreira el culto al coraje. Le dedica su poema �SEl guapo⬝ a San Juan Moreira, devotamente. Borges, también se acerca en su �SEduardo Gutiérrez, escritor realista⬝. Por otra parte, Gutiérrez con su �SJuan Moreira⬝ al crear uno de los mitos más emblemáticos de la literatura gauchesca y extendió la fama del personaje que incluso llegó a ser conocido en Francia, España e Italia.
En 1884, las compañías circenses de los hermanos Podestá, estrenan la pantomima de Juan Moreira, basado en una adaptación del propio Gutiérrez y se lo considera como un punto de partida para el teatro gauchesco nacional. Era el inicio del circo criollo que recorría las ciudades, pero principalmente, los pueblos más profundos del país. La repercusión fue notable y la consustanciación del público con el personaje era tal, que frecuentemente, en el momento de la escena final, con la muerte de Moreira, alguna persona subía al escenario para �Sdefenderlo⬝ del ataque artero.
Leonardo Favio en el afán de llevar a la pantalla personajes históricos controversiales, alguna vez estudió la posibilidad de filmar la vida de Severino di Giovanni, uno de los más influyentes anarquistas de Argentina. Di Giovanni había nacido en Italia en 1901, llegó a Buenos Aires en 1923 y fue asesinado por el gobierno militar de Uriburu en 1931. Incluso Favio anunció el título que llevaría el film �SCon todo el amor de Severino⬝.
Sin embargo, imbuido del sentido popular del teatro y del radioteatro, se acercó a Juan Moreira, y lo filmó con una mirada épica, como una especie de síntesis de su época. Como expresan David Oubiña y Gonzalo Moises Aguilar en su libro �SDe como el cine de Leonardo Favio contó el dolor y el amor de su gente, emocionó al cariñoso público, trazó nuevos rumbos para entender la imagen y otras reflexiones⬝, �Sel punto de partida del film, (⬦) es la humanidad misma de Moreira, no su carácter de héroe sino de vencido, de bandido, de puntero político y figura popular. No se lo juzga porque no se parte de la moral que emana de la ley. Para Favio siempre hay más humanidad en un perseguido. Y en el final, cuando Moreira intenta trepar por el muro que lo separa de la libertad (⬦) el espectador desea verlo escapar de la bayoneta de Chirino. (⬦) La solidaridad con el vencido es el primer eslabón de una cadena afectiva de la que se desprenderá una visión más distanciada de su naturaleza moral, política y legendaria⬝.
El film, estrenado en un momento crucial para la historia argentina, hace 50 años, el 24 de mayo de 1973 en el cine Atlas en la calle Lavalle de Buenos Aires, la, en esa época, calle de los cines, un día antes de la asunción de Héctor J. Cámpora como Presidente de la República cuando el Frejuli (Frente Justicialista de Liberación) había ganado las elecciones luego de 18 años de proscripción del Peronismo, ideología a la cual suscribía Favio.
La película, una especie de western nacional, tuvo una gran repercusión. Fue una de las más vistas de la historia (más de dos millones de personas) y además de la solidez del argumento que firmó el propio Favio con su hermano Zuhair Jorge Jury, la fotografía que se regodea con la llanura bonaerense y los primeros planos en los momentos más dramáticos conjuntamente con la música de Luis María Serra que abreva en lo popular, consiguen un nivel artístico de notable realismo. Favio utiliza la cámara en mano, con un sentido casi documental, buscando resaltar y enaltecer el heroísmo del personaje principal.
Antes de la versión de Favio, hubo tres películas acerca del Moreira. En 1913, un corto dirigido por Mario Gallo, un inmigrante italiano que llevó al cine, cortos sobre hechos históricos argentinos como �SLa revolución de Mayo⬝, �SEl fusilamiento de Dorrego⬝, �SLa creación del himno⬝ y las batallas de San Lorenzo y Maipú, ésta filmada en los terrenos donde hoy está el estadio de River Plate. Siguiendo con el Moreira, en 1936, se conoció una película dirigida por Nelo Cosini, con guion del dramaturgo y letrista de tango González Castillo y en 1948, Fernando Ochoa participó en una dirigida por Moglia Barth.
�SLa historia de Moreira es una historia de transformaciones, de versiones que van de la crónica policial al folletín, a la pantomima, al teatro, al cuento corto y al cine; casi todas, con la excepción de la crónica policial y el cuento corto, lo suponen o lo presentan como un mito popular; pero no se trata de un mito popular que estos textos recogen, sino de uno que éstos crean⬝ afirma Carlos Gamerro en su análisis �SCuatro versiones de Moreira⬝ de su libro �SFacundo o Martín Fierro � Los libros que inventaron la Argentina⬝.