La pequeña historia, antes de la historia, de la Parroquia Virgen del Valle
El lugar donde está emplazada Era esta zona toda de chacras y quintas de viñedos. Por la ley Nacional sancionada por el Congreso del proyecto del Senador por Mendoza, Pinedo, de monocultivo único, el producto de cada provincia, obligaba a quemar todos los viñedos, afectando la zona de Concordia, Colón y Federación. Esto ocurrió, en la década del 30 al 40, en la presidencia de Agustín P. Justo, que era entrerriano, de La Paz.
En este caso, este lugar, se debió reemplazar por plantas de naranjas y limoneros. Este terreno, pertenecía a Cupertino Otaño, un conocido vecino entrerriano, comerciante y político que fuera fundador de Santa Ana. Pasó el tiempo, y lo heredó su nieta María Julia.
Transcurrido unos años, viene a vivir desde 1951 a 1966 que falleció, la señora María Luisa. Ella era argentina de Bs. As., hija de italianos del Piamonte, que le gustaban las flores y allí donde hoy está la iglesia, tenía todas plantaciones de lirios.
Al ella fallecer, ocurrió, que nuestro primer obispo de Concordia, Mons. Dr. Ricardo Rösch, le pide a la señora, si pudiera donar un terreno para construir una iglesia, y la casa para un sacerdote, porque él veía, sería muy necesario, para esa zona. Desde 1959 época de nuestra gran inundación, ese lugar al ser bien alto, se había poblado con gente corrida por la triste inundación, y requerían una protección espiritual, era lo que manifestaba un templo, que les diera acogida de fe y esperanza. Dicha señora donó lo solicitado por Monseñor y se comenzó a edificar la iglesia. Hasta tanto fue nombrado el padre Jorge Odiard, como primer sacerdote de ese lugar, que desarrolló una labor invalorable, un verdadero ejemplo de misionero, que cumplió no solo con edificar dicho templo, sino de edificar corazones de feligreses en el amor a Dios, que trabajaron para apoyar la obra propuesta. En la foto se ve la casita, que vivió en principio dicho sacerdote, en donde daba las misas en el fondo de dicha casita, bajo un parral, y que los feligreses traían sus bancos, o sillones muy sencillos, a lo campestre y los chicos jugaban en una improvisada canchita sobre la tierra, y pasto, con un arco cercado por un alambrado. Luego Monseñor, vio la necesidad, de pedirle a la señora, si pudiera donar, otro terreno. De esa forma se podría cumplir, con la educación y recreación de los niños y los jovencitos, con una cancha de fútbol y agrandar la primitiva casita. Con todo gusto, se realizó, el deseo de tan extraordinario pastor, nunca olvidado por su tarea evangelizadora, de obras que hizo en bien de la ciudad y la comunidad.
Recordemos dichas obras. Construyó un seminario para la formación de niños para el sacerdocio, el Instituto del Profesorado en 1962, un Instituto Privado en San Jaime, el Seminario Diocesano, el Hogar Juan XXIII en 1963, para los niños abandonados. Además creó, nuevas parroquias: la de Lourdes, Itatí, la de Inmaculada Concepción y la de la Virgen del Valle. También, en San Jaime de la Frontera, en Colón, en General Campos, en Barú y en Villa Zorraquín.
¿Por qué el nombre de esta Parroquia de Virgen del Valle en Concordia, siendo que es originaria de Catamarca su advocación?
Fue por deseo del esposo de la donante, que aunque él era de Bs. As., vivió mucho tiempo por su trabajo, en la zona de Tucumán, Catamarca y en zona cuyana, donde dicha Virgencita tiene su enorme arraigo, y hace devotos de corazón, para que la sigan y la quieran por los milagros y por los testimonios de fe que en ella encuentran, para que interceda ante su Hijo, y que se cumpla lo que piden.
Además, este señor fue educado en el colegio de curas vascos, Euskalechea, de estricta educación y formación religiosa, y de principios éticos, y de reconocimiento a los valores morales, y de allí obtuvo y con la de su familia, una base de vida firme y el respeto a la Madre de Dios, que continuó en su vida de militar, en defensa de su patria, como lo demostró, en su accionar de disciplina, y templanza. La Virgen del Valle tiene una historia real, muy sencilla, pero hermosa ocurrida en 1530 desde que vino a América, a Guayanas, isla de Margarita, traída por los españoles. En 1610 apareció sin saber su origen en Catamarca, encontrada y venerada por los aborígenes del valle. Fue jurada como patrona en 1658 por el pueblo, en la Gobernación del Tucumán. Hoy en día, se mantiene la veneración, en toda la zona norteña especialmente en Catamarca, donde tiene su Basílica muy antigua, que atrae a tantos feligreses de todo el país.
Ahora próxima a la fecha de cumplir años de la parroquia Virgen del Valle de nuestra ciudad, y a los 400 años de su celebración en nuestro país, es bueno recordar cómo se inició, como se formó, nuestra parroquia, y quienes colaboraron, como por ejemplo la familia del señor Leris Humberto Loker y Antonio Leiva. El primero, armando el techo tuvo un accidente muy importante, pero se salvó y así tantas otras familias, que hicieron realidad el sueño de Monseñor Rösch y habrá muchas anécdotas que sucedieron durante ese tiempo de construcción del templo. Feligreses que pusieron su voluntad, para colaborar con la obra, para gloria de Dios. Feligresía que se nutre del Espíritu Santo, que se llena de paz y de fe en todos sus actos Marianos, y que a su vez, reciben fortaleza en sus misas, que tienen el poder sanador espiritual, que enriquece el alma y el cuerpo de los cristianos y de todo aquel que llega a rezar e invocarla.
Escrito de recuerdos