La Antártida oriental alivia al cambio climático: el hielo se mantuvo estable un siglo
Los científicos descubrieron que 2.000 km de la costa no tuvieron deshielos e inclusive hubo un ligero crecimiento, aunque detectaron signos tempranos de debilitamiento.
Un nuevo estudio publicado en Nature Communications del Departamento de Geociencias y Gestión de Recursos Naturales de la Universidad de Copenhague aportó nuevos conocimientos que mejoran las predicciones de los cambios en el hielo y el aumento del nivel del mar.
El área que abarcó el estudio cubre aproximadamente 2.000 kilómetros de costa y contiene tanto hielo como toda la capa de hielo de Groenlandia.
Es en una zona de la Antártida Oriental donde el hielo se mantuvo estable e incluso creció ligeramente durante casi un siglo, aunque los científicos observaron signos tempranos de debilitamiento, según surge del análisis de fotografías aéreas archivadas de un ballenero de 1937.
Gracias a la tecnología informática moderna, los investigadores pudieron comparar con datos satelitales actuales para crear reconstrucciones 3D de los glaciares y determinar si retrocedieron o avanzaron y si se engrosaron o adelgazaron, luego de lo cual se determinó que el hielo no sólo se mantuvo estable sino que creció ligeramente durante los últimos 85 años, en parte debido al aumento de las nevadas.
Hielos estables
El primer autor del estudio, Mads Dømgaard, declaró que “constantemente escuchamos sobre el cambio climático y nuevos récords de derretimiento, por lo que es reconfortante observar un área de glaciares que se ha mantenido estable durante casi un siglo”.
Aunque advirtió que se ven los primeros signos de cambios en el hielo marino frente al glaciar, lo que podría significar que los glaciares estables de la Antártida Oriental podrían reducirse en el futuro.
Las imágenes aéreas noruegas se complementaron con 165 imágenes aéreas de los mismos glaciares de estudios australianos realizados entre 1950 y 1974.
Esto permitió a los investigadores examinar la evolución de los glaciares en diferentes períodos y calcular las velocidades históricas del flujo de hielo para glaciares seleccionados.
Si bien algunos glaciares se han adelgazado en períodos intermedios más cortos, de 10 a 20 años, se mantuvieron estables o creciron ligeramente a largo plazo, lo que indica un sistema en equilibrio.
“Nuestros resultados también indican un debilitamiento de las condiciones del hielo marino, lo que hace que las lenguas de hielo flotantes de los glaciares sean más vulnerables e incapaces de crecer tanto como se ve en las primeras imágenes aéreas de 1937. Sabemos por otras partes de la Antártida que el océano juega un papel extremadamente importante, e impulsa el enorme y creciente deshielo que vemos, por ejemplo, en la Antártida occidental”, afirma Dømgaard.
“Al comparar las fotografías aéreas históricas con datos satelitales modernos, hemos adquirido conocimientos críticos sobre los glaciares que de otro modo no hubiéramos tenido. Creo que es fantástico que estas imágenes antiguas puedan usarse para generar nuevos resultados de investigación casi 100 años después de que fueron tomadas”, dice el profesor asistente Anders Bjørk de la Universidad de Copenhague, que dirige el grupo que trabaja con imágenes históricas.
El calentamiento de las aguas profundas de la Antártida debido a los cambios ambientales en su entorno por la actividad humana provocan una circulación más débil en las profundidades marinas que contribuye al aumento del nivel del mar en el Atlántico Norte.
La capa de hielo de la Antártida está recibiendo cada vez más atención por parte de los investigadores, debido a su potencial para un aumento extremadamente grande y rápido del nivel del mar.
A diferencia de Groenlandia, se sabía muy poco sobre los glaciares de la Antártida hasta la década de 1990, cuando estuvieron disponibles las primeras buenas observaciones satelitales.
“Las primeras observaciones de los glaciares son extremadamente valiosas, ya que nos brindan una visión única de cómo ha evolucionado el hielo a través de un clima variable y si los cambios actuales en el hielo exceden el ciclo normal de avance y retroceso de los glaciares”, explica Dømgaard.
Según el investigador, los datos sólidos y a largo plazo son cruciales para producir predicciones precisas sobre la futura evolución de los glaciares y el aumento del nivel del mar, y este estudio proporciona nuevos conocimientos sobre una vasta área en la Antártida Oriental.
“Las largas series temporales de glaciares mejoran nuestra capacidad para crear modelos más precisos de futuros cambios en el hielo, ya que los modelos se basan en observaciones históricas”, concluye Bjørk. NA.
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