Las cepas mutantes de Covid surgen en respuesta al comportamiento humano
Un estudio publicado en 'Nature Communications' proporciona nuevos conocimientos sobre la relación entre el comportamiento de las personas y los agentes causantes de enfermedades.
Un equipo de la Universidad de Nagoya (Japón) ha revelado que el comportamiento humano, como los confinamientos y las medidas de aislamiento, afectan la evolución de nuevas cepas del SARS-CoV-2, el virus que causa el Covid-19.
El coronavirus se desarrolló para volverse más transmisible en una fase más temprana de su ciclo de vida.
Los hallazgos, publicados en 'Nature Communications', proporcionan nuevos conocimientos sobre la relación entre el comportamiento de las personas y los agentes causantes de enfermedades.
Como ocurre con cualquier otro organismo vivo, los virus evolucionan con el tiempo. Aquellos con ventajas de supervivencia se vuelven dominantes. Muchos factores ambientales influyen en dicha evolución, incluido el comportamiento humano.
Al aislar a las personas enfermas y utilizar confinamientos para controlar los brotes, los humanos pueden alterar la evolución del virus de diferentes maneras. Predecir cómo se producen estos cambios es vital para desarrollar tratamientos e intervenciones adaptativos.
Un concepto importante en esta interacción es la carga viral, que se refiere a la cantidad o concentración de un virus presente por ml de un fluido corporal.
En el caso del SARS-CoV-2, una mayor carga viral en las secreciones respiratorias aumenta el riesgo de transmisión a través de gotitas. La carga viral se relaciona con el potencial de transmitir un virus a otras personas.
Por ejemplo, un virus como el Ébola tiene una carga viral excepcionalmente alta, mientras que el resfriado común tiene una baja. Sin embargo, los virus deben realizar un cuidadoso acto de equilibrio, ya que aumentar la carga viral máxima puede ser ventajoso, pero una carga viral excesiva puede hacer que las personas se enfermen demasiado como para transmitir el virus a otras.
El grupo de investigación dirigido por el profesor Shingo Iwami identificó tendencias utilizando modelos matemáticos con un componente de inteligencia artificial para investigar datos clínicos publicados anteriormente.
Así, descubrieron que las variantes del SARS-CoV-2 que tuvieron más éxito en la propagación tenían un pico más temprano y más alto en la carga viral. Sin embargo, a medida que el virus evolucionó desde la variante pre-Alfa a la variante Delta, tuvo una duración de infección más corta.
Los investigadores también encontraron que la disminución del período de incubación y la mayor proporción de infecciones asintomáticas registradas a medida que el virus mutaba también afectaron la evolución del virus.
Los resultados mostraron una clara diferencia. A medida que el virus evolucionó de la cepa Wuhan a la cepa Delta, encontraron un aumento de cinco veces en la carga viral máxima y un aumento de 1,5 veces en el número de días antes de que la carga viral alcanzara su punto máximo.
Iwami y sus colegas sugieren que los cambios de comportamiento humano en respuesta al virus, diseñados para limitar la transmisión, estaban aumentando la presión de selección sobre el virus. Esto provocó que el SARS-CoV-2 se transmitiera principalmente durante los períodos asintomáticos y presintomáticos, que ocurren más temprano en su ciclo infeccioso. Como resultado, el pico de carga viral avanzó hasta este período para propagarse más eficazmente en las etapas presintomáticas más tempranas.
Salud Pública
Según los científicos, al evaluar las estrategias de salud pública en respuesta a al covid-19 y a cualquier patógeno potencialmente causante de una pandemia en el futuro, es necesario considerar el impacto de los cambios en el comportamiento humano en los patrones de evolución del virus.
«Esperamos que la presión inmune de las vacunas y/o infecciones previas impulse la evolución del SARS-CoV-2 -señala Iwami-. Sin embargo, nuestro estudio encontró que el comportamiento humano también puede contribuir a la evolución del virus de una manera más complicada, lo que sugiere la necesidad de reevaluar la evolución del virus».
Su estudio sugiere la posibilidad de que nuevas cepas de coronavirus evolucionaran debido a una interacción compleja entre los síntomas clínicos y el comportamiento humano.
(ABCes)