Sembremos amor, para cosechar amor
El Papa Juan Pablo II, nos exhortaba, especialmente a la juventud; a hacer, con amor, una cadena más fuerte que el odio y que la muerte.
En estos tiempos en que nos apabullan y nos lastiman tanta noticias sobre homicidios (especialmente contra mujeres), discriminación o indiferencia, que es también otra forma de matar, el pedido de aquel Papa, cobra vigencia. Todos y cada uno está obligado a responder, agregar un eslabón a esa cadena de amor, para que no se corte, para que sea fuerte, invencible. Y esto que digo no es poesía, se hace cada día más necesario en esta sociedad que se va deshumanizando. Devaluando no solo la moneda, sino también el respeto por la Vida.
Por eso repito ese grito, ese ruego, esa exigencia “Hagamos del amor una cadena más fuerte que el odio y que la muerte”.
Primero acompañemos a las víctimas y a sus familiares en su dolor, en sus ruegos por justicia. Pero también comencemos a educar en el amor a nuestros hijos, amándolos, respetándolos, porque el amor no se enseña con palabras, sino con el ejemplo. Erradicar del hogar la violencia, el castigo físico o psicológico. Todo eso se puede y se debe reemplazar con cariño, con abrazos, con diálogo. Con sonrisas de comprensión y mucha paciencia. Si los educamos así, no daremos lugar para el resentimiento y serán hombres y mujeres felices.
Sembremos amor, destacando cosas lindas que suceden, gestos de generosidad y fraternidad que también existen, y muchos, pero no son noticia.
Hablando de noticias, estoy de acuerdo que se informe a la sociedad de lo que sucede cada día, tenemos derecho a saber. Pero respetando el límite de lo ético, lo moral. He visto que algunas veces, estas dolorosas noticias, son presentadas como un show, con grandes titulares y con música estridente, de suspenso. O lo que es peor contando o mostrando imágenes escabrosas, innecesarias, ¿para qué?. ¡Por favor no lo hagan más!.
Sembremos amor, de una manera más simple, como antes, ¿se acuerdan; cuando los vecinos nos considerábamos “como de la familia”?, nos saludábamos cada día, compartiendo tristezas y alegrías, también una taza de azúcar o unas tortas fritas. No, no es una tontería, es vivir en fraternidad, es construir entre todos una sociedad más humana. Donde el respeto por el otro, por la vida era lo más importante.
Hay otras formas, las dejo para que la piensen ustedes, y me despido repitiendo una vez más y cien si es necesario el pedido de Juan Pablo ll: “Hagan del amor, una cadena más fuerte que el odio y que la muerte”.
PABLO SANCHEZ