Actividad física y Coronavirus. El �Sgran barbijo⬝: Nuestro sistema inmune
Poco se sabe de este nuevo virus circulante en el mundo. Cada día los conceptos se renuevan basados, aun, en teorías. Por ello es importante resumir algunas referencias científicas anteriores, de un virus respiratorio y pandémico no tan lejano en nuestra historia.
Después de la epidemia de Influenza H1N1 de 2009, la creciente evidencia epidemiológica ha demostrado una relación dosis-respuesta entre la Actividad Física realizada antes de la infección y una reducción en la incidencia, duración o gravedad de las infecciones en las vías respiratorias agudas superiores e inferiores.
El consenso general a través de la literatura de inmunología del ejercicio sugiere que el sistema inmunitario responde al ejercicio, sin embargo, las adaptaciones dependen de la intensidad y la duración de esfuerzo y tipo de ejercicio. Las investigaciones han señalado que la tasa más baja de infecciones (28% menos) está asociada con el compromiso regular en niveles de Actividad Física moderados a altos en comparación con niveles de Actividad Física más bajos. Ademas, la evidencia consistente ha mostrado reducciones en los días de síntomas durante un episodio infeccioso respiratorio, así como también en la intensidad de las probables complicaciones.
Párrafo aparte para destacar que regímenes de ejercicio inapropiados que consisten en episodios prolongados y/o entrenamiento de alta intensidad sin un descanso adecuado que pueda causar el efecto contrario: inmunodepresión y aumentar así la susceptibilidad a la infección y la enfermedad. En este punto es relevante motivar a la actividad física adecuada guiada por Profesores de Educación Física para de ese modo lograr una planificación de las cargas de entrenamiento y evitar las complicaciones de la sobrecarga o el sobreentrenamiento.
Los mecanismos por los que se postula la mejora de la inmunidad a través de la actividad física son complejos y extensos y exceden a este artículo que busca encontrar sugerencias a la población.
En conclusión, la literatura en el campo de la inmunología del ejercicio ha apoyado el papel de la Actividad Física como un potente estímulo de la función inmune. En cara a esta nueva pandemia de Coronavirus, la OMS (Organización Mundial de la Salud), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y otras organizaciones de asesoramiento de salud pública, aconsejan iniciar o continuar una participación regular en Actividad Física cuando no está contraindicado y mientras se respeten la salud pública y la seguridad de la comunidad. La evidencia más consistente sugiere que la participación rutinaria (150 min por semana) de actividad física de intensidad moderada es necesaria para lograr un apoyo inmunológico óptimo.
Para cerrar, creo, basado en la evidencia científica, que la actividad física regular, bien planificada, de moderada intensidad acompañada del descanso y la alimentación adecuados completa el triangulo de defensa personal contra el Coronavirus sumándose al Aislamiento Social y las medidas de higiene ampliamente difundidas.