Al rescate de animales y plantas para repoblar la isla tras la erupción
Ingenieros de montes y otros científicos recomiendan hacer acopio de semillas e incluso llevar animales a otras islas para no ser devorados por el volcán y desaparecer.
No es extraño escuchar a la gente de La Palma contradecirse y hablar del volcán como una tragedia que pasó y que obliga a poner la mirada en el futuro, mientras otros, al mirarlo (a los que les quedan ganas), creen que todavía hay una situación de emergencia que impide ver más allá porque Cumbre Vieja no está por la labor de apagarse.
En el primer ��bando�" están los biólogos, naturalistas, ecólogos o ingenieros de montes como Ángel Palomares, director del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, ubicado en El Paso, con unas imponentes 4.690 hectáreas y que representa principalmente al ecosistema pinar canario. El parque es un espectáculo de montañas verdes, que ahora parecen ver resaltado su color si se gira la cabeza al otro lado del parque donde Cumbre Vieja vuelve el paisaje (y el cielo) completamente gris.
Palomares explica que las especies que corren peligro por la ceniza del volcán son vegetales como animales. En el primer caso se trata, concretamente, de la ��Parolinea arinadae�" (así se la ha bautizado, porque su nombre científico no está publicado todavía en ninguna revista especializada), ubicada entre Puerto Naos (un barrio que ya está completamente inaccesible) y El Remo. La ��Parolinea�" es una especie muy escasa que no se encuentra en otro lugar de España; es endémica de La Palma y Cumbre Vieja podría hacerla desaparecer.
«Si la ��Parolinea�" está en peligro por la ceniza, lo único que espero es que hayan cogido semillas y las tengan guardadas en los jardines botánicos, porque es la única forma de salvarla», explica Palomares a ABC. El conocimiento desbordante del biólogo, que combina (o más bien es consecuencia) con una evidente pasión por su trabajo, le permite hablar de especies con las que él no trata habitualmente, pero para cuya conservación sabe cuáles son los pasos que deben seguirse.
«La ��Parolinea�" tiene opciones de sobrevivir porque en el momento en que se descubre una planta se cogen semillas y se llevan a los jardines botánicos, donde se dejan en condiciones de conservación de larga duración, con temperaturas bajo cero y sequedad», explica el granadino afincado en La Palma.
Las semillas tienen distintas formas de conservación en función de su uso; las que están bajo cero son para emplear en el largo plazo (50, 100, 200 años); las que se mantienen en condiciones de sequedad se alojan en tarros para cultivar en viveros (5-10 años), y las que son para sembrar en un breve espacio de tiempo se mantienen en condiciones de ambiente (3-4 años), explica Palomares.
Otra especie que peligra es el garbanzo silvestre, llamado ��Cicer canariense�", aunque no solo está en la zona del Paso, «sino también en otros lugares de La Palma y Tenerife» y por eso preocupa menos.
En peligro de extinción
Sí están puestas las miradas en el saltamontes, ��Acrostira euphorbiae�", en peligro de extinción. La mayoría de las ocho metapoblaciones que existen se distribuyen en un acantilado costero, entre la zona de Tamanca (Los Llanos de Aridane) y el Charco (Fuencaliente); es decir, en unos 7 kilómetros.
«Es posible que estén amenazadas las poblaciones de Tamanca por la ceniza», asegura el entomólogo Rafael García Becerra, quien identificó este saltamontes por primera vez.
«Estos saltamontes se pueden salvar recogiendo ejemplares, llevándolos a la Universidad, como ya se hizo en su día con hembras para conocer su dieta. Estas hicieron puestas y se llevaron de vuelta al lugar de donde se recogieron. Este proceso se puede volver a repetir», señala Becerra, quien también fue profesor de Biología y colaborador del CSIC y la Universidad de La Laguna. «A lo mejor sería prudente hacerlo», se aventura a decir el ��padre�" de estos saltamontes palmeros.
Eso sí, si llega la lava, «ahí se acaba la historia, pero todavía hay opciones», señala García Becerra, que duda de que la especie desaparezca por completo. «Sería una hecatombe, no solo para los saltamontes, sino por el desastre para toda la isla».
Protección de especies amenazadas
Palomares tiene en marcha, mucho antes de que estallara el volcán, un programa para conservar semillas y asegurar un futuro a algunas especies amenazadas. «El daño a la biodiversidad de un volcán es local y coyuntural; el de los herbívoros exóticos es en toda la isla y es permanente», advierte. Se refiere a especies amenazadas por animales ��exóticos�", introducidas hace 2.000 años (como cabras), y que han elegido su dieta, provocando que lo único que se vea en el paisaje isleño sea aquello que no se comen.
«El trabajo que tengo ahora es recuperar especies que estuvieron a punto de extinguirse, como Genista, Violeta, Tajinaste Rosado y Tajinaste azul (esta última, prioritaria para Europa)», señala Palomares mientras muestra a ABC cómo trabaja su equipo de la empresa Gesplan para separar el grano (en este caso la semilla) de la paja con cribas, tamices ventiladores, etcétera.
Y ahora que tiene este monumental proyecto, ¿podría servir para salvar estas plantas también del volcán? «No creo que ocurra, pero si pasara tenemos semillas suficientes de todas estas plantas», dice orgulloso. (ABCes)