Trascendental conferencia de la ONU en China para proteger un tercio de la biodiversidad mundial
Como anticipo de la cumbre contra el cambio climático del próximo mes en Glasgow, esta semana se celebra en China una transcendental conferencia de la ONU sobre biodiversidad. Llamada COP15, tiene lugar desde ayer lunes hasta el viernes en la ciudad sureña de Kunming, pero de forma virtual por la pandemia, que obligó a aplazarla el año pasado.
Con la participación de los 195 países que han ratificado la Convención de Diversidad Biológica, entre ellos los de la Unión Europea, pero no Estados Unidos, el encuentro persigue fijar los objetivos de protección de la flora y fauna del planeta para la próxima década.
De las 21 metas planteadas, las más importantes son el 'Plan 30/30', que aspira a proteger el 30 por ciento de tierras y océanos para 2030, y la eliminación de los desechos plásticos en los mares. Ahora mismo, solo el 17 por ciento de la superficie terrestre y el 7 por ciento de los océanos gozan de algún tipo de protección. Una proporción que resulta claramente insuficiente para la supervivencia de numerosas especies y, a la larga, del propio ser humano, ya que casi la mitad de la población global vive directamente de la Naturaleza.
A esta iniciativa, que fue lanzada por Francia y Costa Rica, ya se han comprometido unos 70 países, entre ellos Estados Unidos, según informa la agencia Reuters. China, que es el mayor contaminador del mundo en términos brutos, tiene bajo «conservación prioritaria» 2,7 millones de kilómetros cuadrados, lo que equivale a un 28,8 por ciento de su territorio. Con el objetivo del 30 por ciento en todo el planeta, se pretende proteger a un tercio de las especies animales y vegetales. Pero otros países, como Brasil o Sudáfrica, no están de acuerdo porque priman su crecimiento económico mediante la explotación de sus recursos naturales.
En medio de las temperaturas en ascenso por el calentamiento global y de la peor pandemia en un siglo, los grupos ecologistas alertan de que la Tierra se enfrenta a su sexta extinción masiva. Debido a la invasión humana de sus hábitats, la sobreexplotación, la contaminación y el cambio climático, un millón de especies de animales y plantas desaparecerán en los próximos años si no se acuerdan medidas urgentes. Lo más importante es que se cumplan, no como los objetivos marcados hace una década en la ciudad japonesa de Aichi. «Su consecución ha sido generalmente insatisfactoria», reconoció el viernes el viceministro chino de Medio Ambiente, Zhao Yingmin, quien pidió a los países participantes «ambición y pragmatismo», según recoge Reuters.
Para conseguir tales metas, y aquí aparece otro motivo de desencuentro, hace falta dinero, mucho dinero. Dentro de una década, el objetivo es aumentar la inversión en protección de la biodiversidad hasta los 200.000 millones de dólares (173.000 millones de euros) anuales. Al mismo tiempo, cada año habría que reducir al menos 500.000 millones de dólares (432.000 millones de euros) en subsidios a industrias perjudiciales para el medioambiente. A tenor de los ecologistas, estas no son solo las que contaminan mediante la quema de combustibles fósiles, sino también los tipos de agricultura y pesca que degradan el entorno natural por no ser sostenibles.
Durante la conferencia virtual de esta semana, China quiere impulsar la Declaración de Kunming de cara a la reunión presencial que tendrá lugar en esta misma ciudad del 25 de abril al 8 de mayo de 2022. Entre medias habrá otro encuentro presencial en Ginebra en enero con el fin de negociar el borrador del llamado Marco para la Biodiversidad Global Post-2020. Publicado en julio, persigue algo que parece una utopía para el hombre: «Vivir en armonía con la Naturaleza hacia 2050», cuando se prevé que sobre el planeta haya casi 10.000 millones de personas.
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