Zanola asumió como secretario general del gremio bancario con el 70 % de los votos y mantuvo su liderazgo por más de dos décadas, hasta que fue desplazado tras ser involucrado en el escándalo de la “mafia de los medicamentos”.

En este caso, investigado por el juez federal Norberto Oyarbide, se buscaba probar una red de comercialización de medicamentos adulterados que incluía droguerías, obras sociales y el Estado, con presuntos reintegros indebidos.

Zanola estuvo detenido por más de dos años, al igual que otros implicados, como su esposa Paula Aballay y el empresario Néstor Lorenzo. 
Finalmente, recuperó su libertad en 2011 tras el pago de una fianza.

De joven, Zanola se destacó en la huelga bancaria de 1959, que le costó 45 días de prisión. Además de su carrera gremial, fue presidente del Club Atlético Huracán y un ferviente amante del fútbol.

Políticamente, se alineó con el menemismo en los años 90, auto denominándose “un soldado de Menem”, y luego con el kirchnerismo hasta su caída en desgracia en 2009.

Con su muerte, se cierra un capítulo importante en la historia del sindicalismo argentino, marcado tanto por sus logros gremiales como por las controversias que lo rodearon.