Alquiler de libros: una opción para llegar a la buena lectura sin castigar el bolsillo
Agustín Saavedra y Agustina Chanquia son los creadores de “Lipé”, un emprendimiento cultural para alquilar libros a los lectores a cambio de un abono mensual. Desde hace seis años satisfacen a los amantes de la literatura de la ciudad de Córdoba y alrededores.
Una pareja oriunda de Córdoba lleva adelante el emprendimiento “Lipé”, una suerte de catálogo digital disponible para el alquiler de libros físicos que con más de 3.000 títulos actualmente es una alternativa de acceso más económico a la literatura en papel para los habitantes de Córdoba Capital, Villa Allende, Mendiolaza, Carlos Paz, Monte Cristo y Jesús María, aunque planean expandirse muy pronto a todo el país.
En la casa familiar de Agustín había muchos libros: su mamá y su abuela forjaron durante años una biblioteca con más de 150 ejemplares. La tradición literaria familiar fue el puntapié para el nacimiento de este emprendimiento, que terminó de gestarse luego de que Enriqueta, la mamá de él, les contara a la pareja la historia de un señor, también llamado Agustín, que recorría las calles del barrio Poeta Lugones, en Córdoba, con un carrito de libros entregando ejemplares casa por casa al mejor estilo biblioteca ambulante.
Agustín Saavedra y su novia, Agustina Chanquia, decidieron en ese momento que querían armar un proyecto con el mismo espíritu que el del hombre del barrio. Comenzaron hace seis años con un servicio de alquiler de libros a través del “boca en boca”, pero pronto se dieron cuenta que podían llevarlo a otro nivel. “Lipé” comenzó así en 2018 y acumula 6 años de experiencia alquilando libros a personas que viven en Córdoba Capital, Villa Allende, Mendiolaza, Carlos Paz, Monte Cristo y Jesús María.
“La gente se enamoró de este emprendimiento, no sólo por la comodidad de recibir los libros en su domicilio, sino también por la posibilidad de conseguir títulos específicos o muy nuevos que comprados tenían valores muy elevados”, explica Agustina a Télam.
Poco a poco la comunidad comenzó a crecer y empezaron a tener más demanda de títulos. El objetivo principal del proyecto era darles una segunda oportunidad a aquellos libros que una vez leídos la gente guardaba en una biblioteca.
El emprendimiento cuenta actualmente con más de 3 mil libros disponibles entre novelas, autoayuda, psicología, política, economía y finanzas y juveniles. Aunque reciben donaciones, también se enfocan en ir comprando de a poco los títulos que son novedades, especialmente de los autores más reconocidos.
Los usuarios que quieren alquilar libros pueden contactarse a través de las redes sociales, tanto Instagram como Facebook e incluso directamente a través de WhatsApp, y en la web pueden encontrar los libros disponibles organizados tanto por género como por autores.
“Tomamos los datos de las personas, los cargamos en nuestro sistema y así tenemos un control de cada cliente y de las lecturas que van haciendo mes a mes. Esto nos permite saber el tipo de libro que leen y así poder recomendarles nuevos, y también les da a ellos un control de lo que ya alquilaron”, explica Agustina sobre el funcionamiento de Lipé, que se llama de este modo por las primeras sílabas de “librería personal”.
El valor de estas promociones cubre un sólo envío de todos los libros, el día que en que se pacta la entrega a domicilio.
La pareja coordina día y horario y acerca los libros a la casa de los usuarios. Una vez que finaliza el mes de lectura, acuerdan con el lector o lectora para pasar a retirar los títulos y llevarles nuevos en caso de que así lo deseen.
“Nuestro modelo a seguir fue la famosa biblioteca ambulante, que ya no se ve, al menos en nuestra provincia. Nos pareció una buena idea retomar esa forma de promover la lectura pero llevándolo a nuestros tiempos, donde la era digital es todo. Por eso ‘Lipé’ es un servicio digital que acerca los libros físicos a los hogares”, agrega Agustina.
“A pesar de que la era digital está en auge y podríamos pensar que la mayoría elige leer en formato digital o audiolibro, nos sorprende la cantidad de gente que se sigue sumando a esta comunidad. Los todavía fanáticos de la lectura que disfrutan del papel, del olor de las páginas, del uso de señalador o de tener el ejemplar en la mesita de luz. Todavía están y son muchos”, concluye.
TELAM