Atentado a la sede de la AMIA: una tragedia sin resolver
Se conmemora el aniversario número 29 de uno de los episodios más oscuros y dolorosos en la historia de Argentina: el atentado terrorista contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ocurrido el 18 de julio de 1994 en la ciudad de Buenos Aires. Este acto terrorista dejó un saldo devastador de 85 personas muertas y cientos de heridos, y ha dejado una marca imborrable en la memoria colectiva del país.
El ataque, perpetrado por un coche bomba, redujo a escombros el edificio de siete pisos donde funcionaba la AMIA, una institución comunitaria judía que promovía valores culturales y solidarios en la comunidad. Desde entonces, este acto de violencia ha sido catalogado como el peor atentado terrorista en suelo argentino y ha generado un fuerte impacto a nivel nacional e internacional.
Las investigaciones y juicios que han seguido a la tragedia han sido complejos y llenos de obstáculos. A lo largo de los años, diversas teorías y sospechas han surgido en torno a los responsables del ataque. Sin embargo, la falta de avances significativos en las investigaciones ha dejado una sensación de impunidad y frustración en la sociedad argentina y en la comunidad judía en particular.
El atentado a la AMIA fue precedido por otro ataque terrorista ocurrido dos años antes, en 1992, que tuvo como objetivo la Embajada de Israel en Buenos Aires. Ese acto terrorista dejó 29 personas fallecidas y más de 200 heridos. Ambos atentados han dejado una profunda herida en el país y han llevado a una búsqueda continua de justicia para las víctimas y sus familias.
Las autoridades argentinas han reafirmado su compromiso con el esclarecimiento de este ataque y la identificación de los responsables. Sin embargo, la complejidad del caso, las dificultades en la recolección de pruebas y las limitaciones en la cooperación internacional han dificultado el avance de las investigaciones.
En 2006, la justicia argentina emitió órdenes de captura internacional contra varios ciudadanos iraníes, acusándolos de estar involucrados en el atentado. Sin embargo, la posibilidad de extraditar a los sospechosos a Argentina ha sido objeto de controversia y obstáculos políticos y diplomáticos.