’Cambio más que climático’
”Necesitamos una nueva relación de los seres humanos entre sí y con la naturaleza de manera que las energías renovables sean genuinamente una oportunidad para el desarrollo integral humano”, afirmó.
Monseñor Jorge Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo, contó una anécdota simpática para graficar las coincidencias entre los pronósticos científicos y los síntomas cuantiosos de la condición “muy grave y delicada” en la que se encuentra el planeta a causa del cambio climático y la necesidad de cuidar entre todos la Casa Común.
“Cada vez que a mi tía Susana le dolía la rodilla llovía en pocas horas. Además, el servicio meteorológico solía adelantarse en el pronóstico. Eso nos permitía tomar las previsiones necesarias a la hora de salir. El pronóstico oficial podía fallar, pero la rodilla de la tía era infalible, recordó.
El arzobispo sanjuanino señaló que hace apenas tres semanas se realizó el II Simposio por el Cuidado de la Casa Común, en el que se insistió en la necesidad de reemplazar de modo urgente el uso de combustibles fósiles.
El mensaje final alerta, puntualizó, respecto de las amenazas y riesgos que estamos generando como humanidad.
“Se trata de sintonizar el latir del corazón humano, todavía ligado al ritmo del consumo voraz, frenético, depredador y destructivo, con aquel ritmo armonioso y hondo del latir del corazón de la creación a través del ‘buen vivir’”, citó, y agregó: “Vamos desacompasados, como si en un mismo cuerpo de baile se danzara con melodías diferentes”.
Tras citar el párrafo de mensaje final en el que se advierte que “el cambio climático y la pérdida de biodiversidad se afectan mutuamente y son las dos principales amenazas para la sostenibilidad de la vida en la Tierra”, expresó: “Esta no es una afirmación tremendista y créanme que quisiera equivocarme”.
“El último ciclo de Informes sobre Cambio Climático de la ONU apunta a la reducción drástica de las emisiones de dióxido de carbono, a través del rápido abandono de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas)”, citó y aclaró: “Estos informes no son elaborados por activistas desenfrenados, sino por científicos en base a datos duros”.
Monseñor Lozano afirmó que “la preocupación no es de ahora. Lleva décadas de llamados de atención” y recordó: “El Acuerdo de París fue un acontecimiento clave. Se firmó el 12 de diciembre de 2015 y entró en vigencia el 4 de noviembre de 2016. Allí se estableció que el límite de aumento de la temperatura global estuviera por debajo de los 2°C, y mejor si fuera 1.5°C. Para ello es necesario poner fin al uso de combustibles fósiles”.
Sin embargo, planteó citando el mensaje final, “todavía se impulsan políticas que mantienen el mismo sistema de producción y consumo y la misma necesidad de energía, aumentándose la presión y la voracidad sobre minerales metálicos y especies forestales”.
“Es necesario cambiar los estilos de vida insostenibles y los modos de producción y consumo destructivos. Ampliar sin más la lógica mercantil a las energías renovables no es sostenible”, subrayó con otra cita.
“El comunicado advierte que ‘no podemos seguir con una economía de maximización de la codicia a expensas de la hermana, nuestra madre Tierra, y de los pobres. Necesitamos una nueva relación de los seres humanos entre sí y con la naturaleza de manera que las energías renovables sean genuinamente una oportunidad para el desarrollo integral humano’”, concluyó. (AICA)