El Gobierno del presidente izquierdista Gustavo Petro restableció una negociación de paz con el ELN a finales del 2022 como parte de sus esfuerzos para poner fin a un conflicto armado interno de seis décadas que ha dejado más de 450.000 muertos y que incluye negociaciones con otras guerrillas y una oferta de sometimiento a bandas criminales.

“Para la superación de las dificultades y situaciones críticas que afronta la Mesa, invitamos a la Delegación del ELN al diálogo constructivo, al examen bilateral para transitar salidas y reanudar a la mayor brevedad los ciclos de diálogo de la Mesa”, afirmó un comunicado del Gobierno de Colombia.
El grupo rebelde anunció previamente que en la actualidad las conversaciones de paz “atraviesan por una grave crisis producida por incumplimientos de acuerdos por parte del Gobierno”, aunque aseguró que la mesa podrá reanudarse en la medida en que la administración de Petro rectifique.

Pese al apoyo de México, Noruega, Venezuela, Cuba, Brasil y Chile como países garantes y a las reiteradas declaraciones de una salida negociada, las partes aún no han logrado acuerdos concretos más allá de dar participación a la sociedad civil en la negociación.
El ELN, considerado una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, tiene más de 6.100 integrantes, incluidos 3.300 combatientes, según fuentes de seguridad.
Las negociaciones con anteriores gobiernos del ELN, acusado de financiarse del secuestro, la extorsión, el narcotráfico y la minería ilegal, no avanzaron por sus posiciones radicales, una cadena de mando difusa y disensos en sus filas, de acuerdo con analistas.

(Reporte de Luis Jaime Acosta, editado por Nelson Bocanegra, Reuters)