Crece el temor a una expansión del conflicto en Gaza tras los ataques en Yemen
Los ataques aéreos comandados por Washington y Londres golpearon emplazamientos militares de los hutíes en varias localidades y dejaron al menos cinco muertos y seis heridos, según un portavoz militar del movimiento rebelde, Yahya Saree.
Los bombardeos realizados este viernes por Estados Unidos y el Reino Unido contra los rebeldes hutíes en Yemen, responsables de numerosos ataques contra buques comerciales en el mar Rojo en “solidaridad” con los palestinos, elevaron los temores a una expansión regional del conflicto en la Franja de Gaza, que también tiene su eco en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con la defensa que hizo Israel a la acusación de genocidio.
Los ataques aéreos comandados por Washington y Londres golpearon emplazamientos militares de los hutíes en varias localidades y dejaron al menos cinco muertos y seis heridos, según un portavoz militar del movimiento rebelde, Yahya Saree, en la red social X (antes Twitter).
El vocero precisó que fueron 73 bombardeos que incluyeron la capital Sanaá y la ciudad portuaria de Hodeida, que controlan los rebeldes.
En una declaración conjunta, Estados Unidos, Reino Unido y ocho de sus aliados aseguraron que con la ofensiva buscan “desescalar tensiones” y “restaurar la estabilidad en el mar Rojo”.
“Las acciones de hoy demuestran un compromiso compartido con la libertad de navegación, el comercio internacional y la defensa de la vida de los marinos frente a ataques ilegales e injustificables”, declararon.
El presidente estadounidense, Joe Biden, lo describió como una “acción defensiva” en respuesta “a los ataques sin precedentes de los hutíes contra buques internacionales en el mar Rojo” que amenazan el comercio global.
La postura de Hamas
El movimiento islamista palestino Hamas lanzó una dura advertencia por la red de mensajería Telegram: “Condenamos enérgicamente la flagrante agresión estadounidense-británica en Yemen. Los hacemos responsables de las repercusiones en la seguridad regional”.
Milicianos de ese grupo lanzaron el 7 de octubre diversos ataques en suelo israelí, en los que mataron a 1.200 personas, la gran mayoría civiles, y secuestraron a unas 240, entre ellas una veintena con nacionalidad argentina.
A partir de ese ataque, Israel declaró la guerra y comenzó una ofensiva en la Franja de Gaza que dejó hasta el momento más de 23.700 muertos, una gran mayoría de ellos mujeres y niños, y una grave crisis humanitaria.
Los hutíes forman parte del autodenominado “eje de resistencia”, una agrupación de movimientos armados hostiles a Israel y apoyados por Irán en el que también están Hamas y el movimiento chiita libanés Hezbollah.
Desde el estallido de la guerra en Gaza, los hutíes lanzaron numerosos ataques cerca del estrecho de Bab al Mandeb, que separa la península de Arabia de África, forzando a muchos buques comerciales a evitar la zona, lo que encarece y retrasa el transporte entre Europa y Asia.
En respuesta, Estados Unidos desplegó buques de guerra y forjó en diciembre una coalición internacional para proteger esta ruta por donde transita un 12% del comercio mundial.
A pesar de las advertencias de la Casa Blanca y del Consejo de Seguridad de la ONU, los hutíes dispararon el jueves un misil balístico antibuque, lo que generó la represalia de la coalición internacional liderada por Washington.
Al subrayar que “el mar Rojo es un importante punto de paso para la logística internacional y el comercio energético”, China expresó su “preocupación” por la escalada de tensiones y pidió “moderación” a todas las partes, consignó la agencia de noticias AFP.
Por su parte, Irán condenó los bombardeos británico-estadounidenses calificándolos de “acción arbitraria” y “violación” del derecho internacional y Rusia los tildó de “ilegítimos” pero la OTAN los defendió como acciones “defensivas”.
En tanto, el primer ministro británico, Rishi Sunak, afirmó que los bombardeos eran necesarios para enviar una “señal firme” a los rebeldes hutíes, y la Unión Europea (UE) anticipó que la próxima semana debatirá la posibilidad de enviar una misión naval propia a la zona.
Con dureza, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, calificó de “desproporcionado” el ataque y acusó a sus autores de buscar convertir el mar Rojo en “un mar de sangre”.
Los propios rebeldes hutíes de Yemen declararon como “blancos legítimos” de sus operaciones los intereses de Estados Unidos y Reino Unido en la zona.
“Todos los intereses estadounidenses y británicos se han convertido en blancos legítimos de las fuerzas armadas yemenitas tras la agresión directa”, afirmó el Consejo Político Supremo de los hutíes.
Miles de personas se concentraron en varias ciudades de Yemen controladas por este grupo para repudiar los bombardeos, en manifestaciones en las que se cantaron consignas contra Israel y en favor del pueblo palestino, informó la agencia de noticias Europa Press.
En tanto, el Gobierno de Yemen, respaldado por Arabia Saudita, acusó a los rebeldes de “arrastrar al país a un escenario de confrontación” y aseguró seguir “con gran preocupación la escalada militar”.
Este temor a un agravamiento del conflicto ocurre justo después del fin de una gira regional del jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, que tuvo el objetivo de reducir la tensión en Medio Oriente.
Además de la Franja de Gaza y Cisjordania, la guerra reavivó la violencia en la frontera entre el norte de Israel y Líbano, donde se producen disparos casi diarios entre las tropas israelíes y los milicianos de Hezbollah.
También en Irak y Siria, donde las fuerzas estadounidenses recibieron desde octubre 130 ataques de las facciones locales proiraníes que dicen actuar en solidaridad con los palestinos, según el Pentágono.
La acusación de Sudáfrica ante La Haya
A miles de kilómetros de allí, en la ciudad neerlandesa de La Haya, Israel declaró que el caso por genocidio presentado en su contra ante la CIJ está “totalmente distorsionado” y no refleja la realidad del conflicto en la Franja de Gaza.
Sudáfrica presentó en diciembre un recurso de emergencia ante la máxima instancia judicial de la ONU, al argumentar que Israel violó la Convención para la Prevención de Genocidios, firmada en 1948 después del Holocausto, y ayer expuso sus argumentos acusatorios ante el tribunal.
El país africano mostró “lamentablemente ante la corte una imagen factual y jurídica totalmente distorsionada”, declaró Tal Becker, uno de los abogados de Israel, al presentar su defensa.
“El conjunto de sus argumentos se basa en una descripción de la realidad de las hostilidades actuales deliberadamente organizada, descontextualizada y manipulada”, agregó el letrado.
Becker afirmó en la audiencia que “lo que Israel busca operando en Gaza no es destruir un pueblo, sino proteger un pueblo, el suyo, atacado en múltiples frentes”, consignó la agencia de noticias AFP.
El objetivo del recurso de Sudáfrica es que los jueces de la CIJ ordenen un cese inmediato de la campaña militar y el tribunal podría pronunciarse en pocas semanas. Aunque su decisión es vinculante, no tiene ninguna fuerza que garantice su aplicación.
El tribunal no va a pronunciarse sobre el fondo del caso, es decir, sobre si Israel está cometiendo un genocidio, pero sí sobre si la población de Gaza está en peligro.
Mientras tanto, en el enclave continúan los bombardeos que dejaron unos 60 muertos y decenas de heridos, informaron las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y el Ministerio de Salud gazatí, que difieren en el número de fallecidos.
Las FDI atacaron con artillería la localidad de Khan Yunis y Rafah, donde se concentra un gran número de desplazados por los combates en el norte de la Franja.