Disminuyó el consumo de carne vacuna y aumentó el de cerdo
En una conversación con Roberto Oliveri, propietario de una carnicería de nuestra ciudad, el mismo señaló cambios en los patrones de consumo de carne resaltando la creciente popularidad de la carne de cerdo y pollo en un contexto de desafíos económicos.
Oliveri, cuya familia ha estado involucrada en la industria cárnica por cuatro generaciones, compartió sus observaciones con El Heraldo sobre los cambios en los hábitos de consumo de carne en la comunidad concordiense.
Descenso del consumo de carne vacuna
Según Oliveri, el consumo de carne vacuna experimentó una drástica disminución, “me animo a decirte que de un 40%”. La compra de grandes cantidades para guardar se ha convertido en una rareza, con clientes que ahora adquieren solo lo que necesitan para el momento.
Esto se traduce en el consumo por día, “las ventas son de aproximadamente 4 churrascos, 5 chuletas y 5 patas de muslo por cliente”. En contraste, la carne de cerdo ganó terreno debido a su precio más económico en comparación con la carne vacuna. El costo de 1 kilogramo de pulpa de cerdo se sitúa en 1800 pesos, en comparación con los 3500 pesos de la pulpa de carne vacuna.
Además, según el entrevistado, el cerdo ha evolucionado en términos de calidad y variedad de cortes disponibles en la carnicería, incluyendo bife, pulpa, bondiola, tapita de asado y paleta, esta última cortada en tiras para ofrecer opciones más accesibles, como cortes para asado.
El auge del pollo
El pollo también surgió como una de las alternativas más económicas, con un precio que no supera los 1000 pesos por kilogramo, lo que impulsó su consumo en la comunidad concordiense, según Oliveri.
El asado y la realidad económica
El comerciante destacó que el consumo de asado ha disminuido significativamente, o fue suplantado por otras opciones. El precio de un kilogramo de asado de buena calidad ronda los 3500 pesos, y la tradición de consumir asado de exportación perdió fuerza debido a la situación económica actual.
A pesar de estos cambios en los hábitos de consumo, Oliveri enfatizó que los argentinos siguen siendo amantes de la carne, pero el acceso se ha vuelto más restringido. También expresó su preocupación por el creciente número de personas que llegan a la carnicería buscando ayuda alimentaria. Durante la entrevista, cuatro niños de entre 5 a 7 años se presentaron con una bolsa vacía en busca de porciones de carne picada, lo que ilustra la creciente necesidad en la comunidad.
El dueño de la carnicería compartió su compromiso con la comunidad, mencionando que evitó aplicar el último aumento de precios para ayudar a los consumidores. Sin embargo, destacó que los gastos fijos son un desafío constante, incluyendo los costos de operación y los salarios de los 13 empleados que trabajan en el establecimiento. Manifestó su dedicación al negocio familiar y su esfuerzo por mantener los precios accesibles “tratamos de ponernos del otro lado del mostrador, es algo que viene de mi familia”.