Ecuador, desbordado de cocaína
La gran cantidad de incautaciones hace que sea logísticamente inviable su destrucción, así que le dan otros usos
La lucha contra el narcotráfico en Ecuador está dando sus frutos. Las políticas del gobierno de Guillermo Lasso han logrado hacer daño a la industria de la cocaína en el país, lo que está suponiendo incluso un problema para la policía: no dan abasto.
Los problemas para destruir la cocaína incautada hace que, o bien se acumule en los depósitos policiales (con el consecuente riesgo que conlleva), o bien se recicle para otros usos. La cocaína es, al fin y al cabo, polvo, y como tal se puede emplear para hacer masas con diversos objetivos. Por ejemplo, hacer hormigón para obras.
Según datos oficiales, las autoridades ecuatorianas han incautado más de 400 toneladas de cocaína en los últimos dos años, lo que le ha colocado en el podio de los países que más cocaína decomisa en el mundo. Solo Estados Unidos y Colombia son más exitosos en términos cuantitativos, según datos oficiales de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
El problema es que, a diferencia de las instalaciones estadounidenses y colombianas, Ecuador tiene un serio déficit de infraestructuras especializadas para ello. En todo el país solo tienen 27 almacenes para guardar la cocaína hasta que se lleva a unos hornos donde se incineran y tratan desde el punto de vista medioambiental. El problema es que no lo hacen a la suficiente velocidad y, por tanto, han tenido que tirar de ingenio.
El método del encapsulación
Con la ayuda de la propia UNODC, un equipo de ingenieros ha diseñado un sistema de tratamiento que convierte la cocaína en hormigón apto para la construcción. El proceso, llamado encapsulación, es sencillo, rápido y barato.
«Nuestro enfoque fue que tomamos este proceso (encapsulación) y lo hicimos a lo grande, tal vez por desesperación de destruir las drogas», admitió Edmundo Mera, subsecretario de Control de Drogas del Ministerio del Interior de Ecuador, en declaraciones a Reuters.
El proceso es relativamente sencillo. La cocaína se lleva a una planta de tratamiento de ubicación clasificada, para evitar posibles incidentes, donde se pulverizan los bloques de cocaína junto a otros materiales (incluso medicamentos) junto a cemento, arena y agua para hacer hormigón.
Frente a las 12 horas que se tarda en incinerar una tonelada de cocaína, con la encapsulación solo se requieren 3 horas. De esta manera, en un día a pleno rendimiento se pueden reciclar 10 toneladas de cocaína. Además, por el propio proceso de fabricación del hormigón, la cocaína no se puede recuperar ni filtrarse al suelo.
Es un método de reciclaje perfecto y ya está dando sus frutos... aunque, de momento, todavía quedan unas 83 toneladas esperan ser encapsuladas próximamente.