El informe que hizo UADER y la Universidad de Rosario sobre el mate compartido
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) y de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) arrojó que sólo la mitad de los entrevistados volvería a tomar la infusión con personas que no pertenecen a su círculo íntimo.
A pesar de la flexibilización en las medidas de cuidado por el coronavirus, pocos se animan a compartir el mate más allá de los lazos familiares y voceros del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) consideraron que la interrupción de «las rondas sociales de mate llegó para quedarse» a partir de la pandemia de coronavirus.
Especialistas del INYM consideraron que la pandemia por coronavirus modificó hábitos de manera permanente y dijeron que «la pandemia arrojó como saldo, entre otras tantas cosas, que el mate ya no se comparta socialmente, aunque concluya el distanciamiento».
Los voceros señalaron que «sí puede ocurrir que se comparta con la pareja o con los hijos, pero ya no más entre amigos, conocidos, la familia ampliada o con compañeros de trabajo».
Según el organismo, un dato que reafirma que se comparte menos esta infusión es el incremento en la cantidad de mates «en circulación» lo se asocia directamente con el «récord de venta de yerba ocurrida durante el año pasado».
El ingreso de hojas de yerba mate a secaderos durante 2021 fue de más de 882 millones de kilogramos, mientras que en el mercado interno se movieron más de 282 millones de kilos, lo que representan cifras récord históricas de producción y consumo, informaron desde el INYM.
En esa dirección, un estudio realizado por investigadores de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) y de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que analizó los cambios en los hábitos relacionados con el consumo del mate afirmó que sólo la mitad de los entrevistados volvería a compartir el mate con personas que no pertenecen a su círculo íntimo.
De la investigación realizada por las casas de altos estudios del litoral se desprende que, antes de que se desate la pandemia por coronavirus, el 96 por ciento de los entrevistados compartía el mate en sus trabajos, mientras cursaban clases en la universidad o en encuentros en espacios con personas no consideradas amigos cercanos.
De ese total, el 71 por ciento aseguró que continúa compartiendo el mate pero sólo con su grupo familiar o personas convivientes y el 50 aseguró que «volvería a los hábitos tradicionales finalizada la pandemia».
El estudio, dirigido por Norma Levrand, investigadora del Instituto de Estudios Sociales del Conicet/UNER, junto Claudio Staffolani, docente de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR, aseguró, además que «el hábito de tomar mate continúa y la cantidad de ingestas diarias no varió considerablemente», aunque también advirtió que el 20 por ciento de los encuestados incorporó otras infusiones.
Por su parte, Las Marías, uno de los principales establecimientos yerbateros de la provincia de Corrientes, aseguró en diálogo con Télam que desde el inicio de la pandemia alentó «a los consumidores a evitar situaciones de contagio, promoviendo entre otras cosas el consumo de mate de manera individual».
Y agregó que «en cuanto a los hábitos de consumo, el cambio más notorio como consecuencia de la pandemia fue el de no compartir el mate», sin embargo, desde el balance de la compañía «a pesar de eso y del mayor tiempo de permanencia de la gente en sus hogares, ello no se vio reflejado en un aumento de las ventas de yerba mate, que no registraron variaciones relevantes».
En este marco, Karla Johan, sommelier de mate, consideró que durante el confinamiento provocado por la pandemia de coronavirus se produjo «un boom del mate, un cambio cultural que, de la mano de la imposibilidad de compartirlo llevó a cada uno a interesarse más» sobre la infusión: «lo que toda mi carrera esperé», bromeó.
«Antes era común que alguien llegue a una casa y tome un mate ya empezado o hecho de la forma que el anfitrión disponga, también había gente que tomaba porque formaba parte de un grupo y lo agarraba», expresó la mujer que lleva 18 años dedicada al mundo de esta tradición argentina.
En este sentido, explicó que «al tener que estar más tiempo en casa» muchas personas «se perfeccionaron y empezaron a probar cómo les gusta, con qué yerba, qué tipo de mates» y remarcó que otra situación para destacar durante la pandemia fue «el vínculo de la juventud con el mate».
Basada en su experiencia y en las reflexiones y debates que se plantean en los talleres y en sus intervenciones a través de su cuenta de Instagram con casi 19 mil seguidores, Johan apuntó que «después de la pandemia creo que va a suceder lo que ya pasa en Uruguay o en Siria o en Líbano, en donde toman muchísimo mate, incluso salen con los termos abajo del brazo pero cada uno con su mate y bombilla».
«Creo que no se volverá a compartir la bombilla, pero en un marco de intimidad sí, porque tiene que ver con nuestra cultura, el mate cebado te permite la unión, la charla, mientras yo tomo, también escucho, le permito al otro hablar y al revés», consideró la especialista.
Por su parte, otro ámbito donde ya no se ven mates pasar de una persona a otra es en las aulas de las universidades, en donde muchos estudiantes optaron por otra infusión o se lleva cada uno el suyo.
«Antes nos poníamos de acuerdo y uno llevaba el equipo, otro la yerba, otro alguna galletita y durante la cursada compartíamos, ahora me da fiaca cargar todo para venir, capaz que me compro un café o un agua y listo», dijo Gonzalo, estudiante de Periodismo de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV).
«No voy a volver a compartir el mate, tampoco es algo que me encante, generalmente tomaba algunos cuando me pasaban en el laburo o con algún grupo de amigos, pero la verdad te ponés a pensar y no me gusta tanto la idea, más allá del coronavirus, hay gripe y resfríos», sostuvo Ernesto, de 36 años.
Desde el Ministerio de Salud de la Nación la recomendación es clara: si bien en las últimas recomendaciones sanitarias no se habló nada del mate, indicaron que es preferible evitar compartirlo, sobre todo de cara a la época invernal y las enfermedades respiratorias estacionales.