El rompehielos Irízar partió a su nueva campaña en medio de una ovación de aplausos
Con más de 300 personas a bordo, entre personal científico, militar y logístico, el rompehielos visitará las 13 bases argentinas. Entre las investigaciones que realizarán las y los científicos de la Dirección Nacional del Antártico y del Instituto Antártico Argentino, se destaca que, por primera vez, estudiarán la presencia de microplásticos en los mares antárticos.
Familiares despidieron con saludos y aplausos a los más de 300 tripulantes del rompehielos ARA “Almirante Irízar”, que zarpó la mañana de este jueves del puerto de Ciudad de Buenos Aires hacia la Antártida Argentina con el sonido retumbante de su bocina anunciando el comienzo de la Campaña Antártica de Verano (CAV) 2023-2024, mientras que los cientos de personas que los veían alejarse del muelle estaban a la vez “contentos” y “tristes”, y aseguraron a Télam que, aunque recién partieron, no ven “la hora de que vuelvan”.
Niños con camisetas de la selección argentina, mujeres y hombres con globos de colores, y hasta bebés que llevaban remeras con la foto del rompehielos se reunieron este jueves en el Apostadero Naval de la Dársena Norte para despedir a sus familiares que estarán durante cuatro meses navegando entre los hielos de la Antártida.
La mañana de este jueves, mientras los marineros terminaban de realizar las operaciones previas a la zarpada del puerto, Estefanía Enríquez contó a Télam que se acercó para saludar a su novio, quien viaja por tercera vez al continente blanco.
“Yo viajé con él el año pasado, pero ahora se va solito. Así que lo voy a extrañar mucho, pero bueno, acá estoy haciéndole el aguante”, aseguró la joven de 31 años que es camarera de la Armada.
“No veo la hora de que vuelva y todavía no se fue”, subrayó Estefanía parada frente al emblemático buque naranja, el rompehielos más importante que opera en el norte de la península antártica.
El acto de orden de zarpada estuvo encabezado por el ministro de Defensa, Luis Petri, quien declaró: “Es un profundo honor y un gran orgullo estar acá junto a toda la familia militar y científica para dar la orden de zarpada del imponente Irízar”.
“Para todos los argentinos, este rompehielos es mucho más que un barco. Es su insignia naval de nuestro país, un orgullo nacional y un emblema de nuestra soberanía sobre las aguas Antárticas y del Atlántico Sur”, destacó.
“A bordo del Irízar viajan los materiales para terminar la casa de la base Petrel para que pueda volver a ser una base permanente. Esto es fundamental porque Petrel es el ingreso natural a la Antártida, es el puente que reafirma nuestra bicontinentalidad”, señaló el ministro.
En otro pasaje de su discurso, Petri remarcó que a bordo del buque también viaja “el futuro de nuestro desarrollo científico y tecnológico”.
“Para todos los argentinos este rompehielos es mucho más que un barco, es una insignia de nuestro país y un emblema de soberanía”
“Gracias a un fuerte trabajo interagencial con el Conicet, el Instituto Científico de Tierra del Fuego, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) y otras instituciones científicas, el Irízar zarpa con todo lo necesario para construir tres nuevos laboratorios multidisciplinares, dos en las bases Marambio y Carlini, y uno emplazado en la Isla de los Estados, que se suman a los que ya tenemos en la base Esperanza, Orcadas y San Martín”, sostuvo el ministro.
Por su parte, el comandante conjunto antártico Edgar Calandin dijo a la prensa que se logró todo el abastecimiento del buque “en tiempo y forma, lo que nos permite desarrollar una campaña tranquila”.
A su vez, el comandante apuntó que durante el viaje se brindará apoyo con más de 200 científicos a distintos programas antárticos de Perú, Uruguay, Colombia, Ecuador, Brasil y España.
“Esto nos posiciona estratégicamente en el sistema antártico internacional como un país de relieve en todo lo que se desarrolla en la Antártida. Así que, estamos contentos y esperanzados de que todo salga muy bien”, agregó en diálogo con Télam.
“Gracias a un fuerte trabajo interagencial con el Conicet, el Instituto Científico de Tierra del Fuego, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y otras instituciones científicas, el Irízar zarpa con todo lo necesario para construir tres nuevos laboratorios multidisciplinares”
Una vez que el ministro de Defensa impartió la autorización de zarpada, arrancaron las maniobras de partida y las chimeneas del buque empezaron a largar humo.
En el muelle, más de un centenar de familiares saludaba agitando sus brazos a la tripulación que estaba formada en los distintos pisos del buque.
Con el ruido estridente de la bocina del barco que sonaba una y otra vez, el rompehielos zarpó a las 9.55 en medio de una ovación de aplausos.
“Estamos un poco tristes porque ya lo extrañamos mucho, pero igual le vamos a mandar mensajes a papá”, dijo a Télam Eymi de 7 años, quien llegó hasta el puerto con su mamá y sus tres hermanos para despedir a su padre, Fabio Colman.
Mientras Eymi saludaba al buque sacudiendo los dos brazos con una sonrisa, su mamá Karen contó a esta agencia que espera que su marido pueda tener conectividad.
“En las últimas campañas sí pudo mandar mensajes porque tenía buena señal y hablábamos bastante fluido por Telegram. En las anteriores campañas, cuando los nenes eran chiquitos, era un mail a la semana”, explicó la mujer que este año está despidiendo a su marido por décima vez, pero aseguró que todavía no se acostumbra y que “igual siempre lo extraña”.
Entre la multitud había quienes saludaban con alegría y otros que lloraban mientras el buque se iba adentrando en el Río de la Plata.
Dina Guaymás era una de las más emocionadas que viajó especialmente desde Salta Capital para despedir a su hija, Rocío Florencia Guaymás, de 33 años.
Rocío es cabo principal en Servicios Hidrográficos y oceanógrafa, por lo que durante esta campaña estará abocada a realizar estudios sobre los mares y oceános.
“Vine para despedirla y quedarme con sus mascotas en su casa”, contó a Télam Dina y aseguró que se siente “por una parte contenta y orgullosa, pero por la otra triste porque da mucho miedo que estén tanto tiempo en el mar”.
“La verdad que prefiero recibirla cuando vuelve. Ahora cuando se va los días no pasan nunca, eso es lo más triste”, concluyó.
A medida que el buque se perdía en el horizonte, los familiares se fueron retirando del Apostadero Naval, aunque algunos niños y niñas todavía se querían quedar para gritarle al rompehielos “chau” o “goodbye”.
El rompehielos visitará las 13 bases argentinas (siete permanentes y seis temporarias) durante las tres etapas de la CAV con el apoyo de otras unidades de la Armada, confirmó a Télam el comandante del Irízar, capitán de navío Carlos Recio.
Luego de la partida, el buque fondeará en Rada La Plata, donde embarcará, desde un buque tanque de YPF, 4.5 millones de litros de combustible, destinado al Irízar, las bases y las aeronaves, maniobra que durará alrededor de dos días.
Después de esto, el buque irá hacia Bahía Blanca donde embarcarán las dos aeronaves Sea King de la Armada argentina y, de ahí a la Antártida.
El primer desembarco en Antártida será en la Base Orcadas, primera base argentina y la que constituye la presencia humana de carácter estable más antigua del continente, luego de ocho días de navegación, dijo Recio.
La primera etapa se concentrará en las bases ubicadas en la Península Antártica, durará hasta fines de enero e incluirá también a las bases Carlini, Petrel, Marambio y Esperanza en distintas oportunidades, precisó.
Además de la dotación permanente del Irízar, compuesta por 117 personas y 68 de dotación complementaria, en Bahía Blanca embarcará el grupo aéreo con 30 personas más, y en las distintas etapas el buque trasladará a científicos/as de la Dirección Nacional del Antártico (DNA) y del Instituto Antártico Argentino (IAA) quienes, en algunos casos serán desplegados en las bases y campamentos y en otros harán ciencia a bordo del rompehielos.
“Unos 200 científicos/as se movilizarán hacia la Antártida en el verano. Algunos serán recambiados en el transcurso de la CAV y otros invernarán en la Antártida”, dijo a Télam el licenciado en Ciencias Biológicas, doctor en Biotecnología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y director del IAA, Walter Mac Cormack.
“Esta campaña tiene más de 50 proyectos en desarrollo, que son los que figuran en el Plan Anual Antártico, donde están todas las actividades que el IAA, la DNA y el El Comando Conjunto Antártico van a realizar”
Entre las áreas de estudio del IAA se encuentran: Ciencias de la Vida, que incluye desde microbiología hasta grandes mamíferos, predadores tope, y la biología y psicología humana; el área de Ciencias de la Tierra; y las investigaciones fisicoquímicas y ambientales.
“Esta campaña tiene más de 50 proyectos en desarrollo, que son los que figuran en el Plan Anual Antártico, donde están todas las actividades que el IAA, la DNA y el El Comando Conjunto Antártico (Cocoantar) van a realizar, que implican más de 80 grupos de trabajo”, resaltó el experto en microbiología de ambientes extremos y en la biorremediación de hidrocarburos en suelos de zonas frías, entre otros temas.
El Cocoantar tiene la misión de conducir las operaciones argentinas en forma permanente y continúa en la Antártida para asegurar el despliegue, sostén logístico y desarrollo de la actividad científica.
La carga del buque
En el buque cargaron 800 toneladas de víveres para el rompehielos y las bases, que se dividen en frigorizados, transportados a -18°C; enfriados, a 2°C; y secos.
Entre sus capacidades médicas, el buque cuenta con quirófano, enfermería, sala de cuidados intensivos y de terapia intermedia, tiene un generador de oxígeno medicinal a bordo, y llevará a un cirujano general, un bioquímico, un odontólogo, y tres enfermeros, de los cuales uno es técnico anestesista, otro emergentólogo y el tercero especialista en traumatología, “las patologías más comunes en la Antártida”, agregó.
“Es la primera vez que embarcamos en el rompehielos un camión unimog, que tiene las características ideales para trabajar en el continente antártico, y lo llevaremos a la Base Esperanza. También llevamos un refugio colapsable de diseño argentino para emplazar en la isla de Ross y la casa de Petrel. Y este año habrá mayor cantidad de actividad científica usando los laboratorios del Irízar. Estamos muy contentos”, destacó Recio.
“Es la primera vez que embarcamos en el rompehielos un camión unimog, que tiene las características ideales para trabajar en el continente antártico. También llevamos un refugio colapsable de diseño argentino para emplazar en la isla de Ross y la casa de Petrel”
Este año el Irízar contará con nuevo equipamiento científico en sus laboratorios a bordo, como un flujo laminar, una cabina para trabajar en esterilidad; una centrífuga, elemento de trabajo biológico que gira a muy alta velocidad y separa los diferentes materiales de acuerdo a su densidad; ultrafreezer de -80; y un liofilizador, un equipo que deseca las muestras congeladas, detalló Mac Cormack.
La carga del buque fue realizada del 23 al 26 de diciembre, y trincada el día previo a la zarpada para soportar los temporales del temido “Pasaje de Drake” -que separa a América del Sur del continente blanco al sur de Tierra del Fuego-, en caso de que les toque navegar con mal tiempo, explicó el comandante.
“El continente Antártico es una masa de tierra de 14 millones de kilómetros cuadrados cubierto por una capa de hielo que puede llegar a 3000 metros de profundidad, y es regulador del clima de todo el planeta”.
Entre los temas centrales de las investigaciones que se desarrollarán en la Antártida, Mac Cormack destacó el estudio de las conexiones entre la Península Antártica y el Cono Sur de América, por su interés académico y geopolítico, porque “esa conexión que paleontológicamente y geológicamente es fuerte y clara también refuerza la posición argentina acerca de sus derechos sobre esa región”, subrayó.
Otra de las líneas prioritarias del IAA es el estudio del cambio climático y los efectos que está ejerciendo sobre los diversos ecosistemas antárticos.
“El continente Antártico es una masa de tierra de 14 millones de kilómetros cuadrados cubierto por una capa de hielo que puede llegar a 3000 metros de profundidad, y es regulador del clima de todo el planeta”, explicó el científico.
Asimismo, remarcó que el norte de la Península Antártica, donde están gran parte de las bases y asentamientos argentinos, “es uno de los lugares del mundo donde más se observa y se siente en la actualidad el cambio climático, con un efecto muy acentuado tanto sobre los glaciares, el hielo marino como en los seres vivos”.
La conservación del medio ambiente antártico, la determinación de los niveles de contaminación y tratar de remediarlos son objetivos centrales del IAA, indicó.
Entre los proyectos se encuentra la biorremediación, actividades metabólicas de los microorganismos antárticos para eliminar los hidrocarburos que pueden estar contaminando por derrames en las áreas cercanas a las bases.
Además, desde este año estudiarán la presencia e identidad de los microplásticos que afecta mares y biota, y una de las novedades es que el IAA, que firmó un convenio con la Organización Internacional de Energía Atómica, a cargo de Rafael Grossi, para estudiar “por primera vez la presencia de microplásticos en los mares antárticos”, concluyó.