El Vaticano pide utilizar con responsabilidad la inteligencia artificial
El cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, habló sobre cómo implementar las mejores prácticas de las casas de altos estudios con el mundo de la IA.
“Renovación y conciencia: pensando el futuro de las universidades católicas”: éste fue el tema abordado por el cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, en la apertura de un coloquio científico sobre el futuro de las universidades católicas en la era de la Inteligencia Artificial, acogido por la Università Cattolica del Sacro Cuore, de Milán, los días 13 y 14 de julio, y organizado por la Strategic Alliance of Catholic Research Universities (SACRU), la red formada por ocho universidades católicas, presentes en cinco continentes.
El purpurado vaticano recordó que, de las universidades católicas, no solo se espera que “custodien activamente la noble memoria de los días pasados, sino también que sean sondas y cunas del mañana”. Este es uno de los pasajes clave del discurso del prefecto a la luz del Magisterio del Papa Francisco sobre la misión de las universidades católicas.
El cardenal Mendonça explicó que deben “dialogar con lo nuevo, trabajar sin descanso en cuestiones y temas de actualidad, y constituirse en grandes laboratorios del futuro”. Asimismo, hizo hincapié en ese punto al referirse a la constitución apostólica Ex Corde Ecclesiae -que a su vez no hace sino confirmar lo afirmado por el Concilio Vaticano II en la Gravissimum educationis-, que insta a las universidades a una renovación constante basada, principalmente, en el concepto fundamental de “conciencia”.
Arriesgar sin miedo, pero con discernimiento
El pasado marzo, en su discurso a los participantes en los “Diálogos Minerva”, el papa Francisco recordó que “sólo formas de diálogo verdaderamente inclusivas pueden permitir discernir sabiamente cómo poner la inteligencia artificial y las tecnologías digitales al servicio de la familia humana”. En su discurso ante la ONU, el prefecto volvió a hacer suyas y compartir esas palabras, convencido de que “el futuro requiere una visión interactiva, una madurez poliédrica de la realidad y la audacia de asumir riesgos”. Al fin y al cabo, el propio papa Francisco ha dicho a menudo que está en el ADN del educador asumir riesgos.
Ciertamente, el riesgo al que siempre alude el Papa es un riesgo razonable, fruto, precisamente, de todas las valoraciones oportunas en el aquí y ahora. De hecho, observa el cardenal, se trata de “mantener las prioridades debidamente salvaguardadas”. Citando el discurso del Papa en el Congreso Mundial promovido por la Congregación para la Educación Católica (2015), el cardenal Mendonça recuerda que siempre hay que tener en cuenta la prioridad de lo ético sobre lo técnico, la primacía de la persona sobre las cosas, la superioridad del espíritu sobre la materia, ya que “solo se servirá a la causa del hombre si el conocimiento se une a la conciencia”.
La cuestión de la IA es antropológica
El prefecto insiste, por tanto, en la necesidad de “reforzar una antropología integral, que inscriba a la persona humana en el centro de los principales procesos de civilización”. La invitación es a una mayor inversión en la formación de cada individuo para “desarrollar el potencial cognitivo, creativo, espiritual y ético, y contribuir así, de manera cualificada, al bien común”. Lo que también subraya el cardenal es que las universidades, y las universidades católicas en particular, “no viven para sí mismas, como si fueran burbujas impermeables de la realidad”.
“No estamos, por tanto, ante mundos separados de la sociedad, afirma, y por eso debemos actuar para poner en marcha prácticas de colaboración, para un encuentro generativo de personas y culturas. Esto requiere inteligencia creativa, señala, pero también un discernimiento que no puede ser parcial, ni improvisado, sino sólidamente basado en los propios valores”.
El prefecto volvió a llamar a apoyar lo que el Papa Francisco dijo durante su visita a Cagliari en 2013, oportunidad en la que instó a leer la realidad evitando aprisionarse en ideologías y a vivirla sin miedos, sin huidas y sin catastrofismos.
(AICA)