“Es moral acabar con las explosiones nucleares”, exigen los expertos en Viena
Robert Floyd, secretario ejecutivo de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, afirmó que “una de las grandes cuestiones morales de nuestro tiempo es acabar con las explosiones nucleares”, al abrir en Viena una conferencia junto al argentino Rafael Grossi.
El líder de la organización internacional que se encarga de verificar que se cumpla el tratado que prohíbe los ensayos atómicos, Robert Floyd, afirmó que “una de las grandes cuestiones morales de nuestro tiempo es acabar con las explosiones nucleares”, al abrir en Viena una conferencia junto al argentino Rafael Grossi, quien recordó que esto es más imperante que nunca ante la actual tensión geopolítica.
“Compartimos un simple objetivo político y moral: no más pruebas nucleares”, afirmó Floyd, secretario ejecutivo de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO por sus siglas en inglés), en la apertura de una actividad que reúne a más de 1.000 científicos, políticos y diplomáticos.
“Una de las grandes cuestiones morales de nuestro tiempo es acabar con las explosiones nucleares”, reiteró el australiano al abrir la séptima edición de la Conferencia de Ciencia y Tecnología, que cada dos años impulsa el organismo que verifica el cumplimiento de un tratado firmado en 1996 que veta los ensayos atómicos, aún no vigente ya que falta ser ratificado por ocho países (China, Egipto, India, Irán, Israel, Corea del Norte, Pakistán y Estados Unidos).
Pese a la falta de vigencia plena del pacto, existen unas 303 estaciones de monitoreo repartidas en el planeta (ocho de ellas en la Argentina) con tecnología sísmica, hidroacústica, infrasónica y de radionúclidos (partículas radioactivas) que como función principal observan que no haya testeos en la superficie, bajo tierra, en el agua e incluso en la atmósfera.
“Nuestro planeta hace mucho ruido. Está constantemente crujiendo, gimiendo y suspirando. Y tenemos que seguir todo ese ruido para detectar cualquier cosa en él que pueda ser una explosión nuclear”, graficó Floyd sobre el trabajo que hacen esas estaciones, que además proveen datos para usos científicos tan diversos como el cambio climático o la detección temprana de tsunamis. En la apertura de la conferencia, que se realizará hasta el viernes, participó también Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), agencia que también tiene su sede en la capital austríaca y que realiza un trabajo complementario al fomentar un uso pacífico de la energía nuclear.
“El OIEA y el CTBO comparten algo más que la vecindad en los salones del Centro Internacional de Viena. Estamos juntos, formamos parte de una arquitectura, una familia de esfuerzos, una comunidad internacional para tratar de evitar la proliferación de armas nucleares”, manifestó el argentino.
“Soy plenamente consciente de la importancia esencial de este instrumento, sin el cual el sistema de no proliferación que tenemos está sencillamente incompleto. Necesitamos terminar lo que empezamos”, añadió, en referencia a la necesidad que el tratado que prohíbe los ensayos nucleares logre una ratificación plena.