"Vengo de un país avanzado como Italia, donde toda la gente colabora para mantener las calles limpias y ordenadas", comenta Francisco, quien vive en Polienza, una pequeña ciudad de 15.000 habitantes en la provincia de Macerata, sobre el mar Adriático. Inspirado por el orden y la limpieza que caracterizan a las ciudades italianas, Francisco decidió aplicar esos mismos principios en su barrio de Concordia.
El trabajo, que involucró la limpieza del asfalto y la pintura de los cordones, fue realizado íntegramente por Francisco en un lapso de tres horas. "La gente acá me dice que estoy loco, pero yo estoy contento con lo que hago porque lo hago de corazón", afirma. La iniciativa de Francisco no solo mejoró la apariencia de la calle Paraguay, sino que también llamó la atención de sus vecinos, quienes se mostraron agradecidos por su esfuerzo.
A pesar de las ofertas de ayuda de algunos residentes del barrio, Francisco decidió cubrir todos los costos de la pintura por su cuenta. "Lo hago de corazón y gratis, sin ningún beneficio. Mientras pueda y me sobre un poco de plata, lo seguiré haciendo", asegura.
Francisco, quien describe a Concordia como una ciudad "muy abandonada" en comparación con Polienza, insta a sus vecinos a colaborar entre ellos para mantener sus calles limpias y ordenadas. "Si todos colaboran, tendríamos una ciudad limpia, linda y agradable para toda la gente de Concordia", reflexiona.
Con su retorno a Italia programado para los próximos meses, Francisco deja un mensaje claro a los habitantes de Concordia: el cambio es posible si cada uno pone su granito de arena. Y aunque él mismo estará lejos, espera que su ejemplo inspire a otros a cuidar de su comunidad.