La Argentina es el último país de la región en imprimir billetes, pero el sexto en usar cash
Los papeles de $10 y 20 mil se imprimieron porque los de $2.000 ya no alcanzan para casi nada y no porque el público prefiera manipular billetes, como en Bolivia y Ecuador. Si bien los nuevos billetes de 10 y 20 mil pesos argentinos por estos días comienzan a verse en las calles, consecuencia de la inflación récord que se “comió” literalmente a nuestra moneda, Argentina es el sexto país de la región que más utiliza dinero en efectivo.
Aunque Argentina tampoco está entre los más bancarizados en cuánto a tarjetas de crédito o débito, ya que lo anteceden Chile, Venezuela y Brasil con más de 70% de su población, sí revista como el que más emplea los pagos móviles y billeteras digitales, seguido por Colombia, Panamá y Perú, en tanto que en Chile, República Dominicana, Ecuador y Guatemala no está tan difundido, según una encuesta de Mc Kinsey & Company.
En todo caso, gracias a la inclusión financiera aplicada en el país en los últimos años, el notable crecimiento de la economía popular y de las transacciones en negro, con la consecuente práctica de usar billetes contantes y sonantes, no se hizo notar tanto en las ponderaciones internacionales.
Las entidades financieras desarrollaron una ardua competencia para ofrecer una experiencia de pago superior a sus clientes, que incluye billeteras electrónicas, tarjetas de débito y de crédito, en lugar de enfocarse en solo uno de estos medios de pago.
Los consumidores concentran su preferencia en operar con un banco principal que le brinde una variedad de métodos de pago adicionales al efectivo, lo que crea una oportunidad para que esas instituciones expandan su oferta de productos y potencialmente atraigan más clientes.
Billeteras electrónicas
El mayor uso de los pagos digitales va de la mano con el aumento del uso de tarjetas de débito y crédito, y no necesariamente alguno de los medios de pago vaya a canibalizar del todo al otro.
En ese contexto, el desborde de los precios en nuestro país determinó el salto de otro dígito a la moneda nacional, si bien la emisión de billetes y monedas como medios de pago en poder del público hace circular unos 11 mil millones de unidades en total, cuyo poder adquisitivo viene estando en orden decreciente.
Un papel con las caras de Manuel Belgrano y María Remedios del Valle, ya en curso, alcanzaría para 10 paquetes de fideos, o 5 de arroz, o 4 de medio kilo de yerba, o un frasco de café instantáneo, o 6 litros de aceite de girasol, o 10 sachés de leche.
Para aceite de oliva o pañales ya habría que pasar a la efigie de Juan Bautista Alberdi en el frente y la denominación 20 mil, cuando se haga ver.
Lo que sí se logra con la circulación de papel moneda de 5 dígitos es adelgazar los fajos para que abulten menos en los bolsillos y carteras, mientras las remarcaciones de precios alivianan los carritos del supermercado.
Además del grado de militancia en la economía en negro, las costumbres de los habitantes en distintos lugares de Latinoamérica determinan los tiempos del pase de dinero cash a electrónico.
Actualmente, Bolivia es donde más circulación de efectivo hay. En porcentaje, es del 25,3 %, que marca una diferencia con el segundo país, que es Ecuador, con el 16,3 %.
De acuerdo al ranking, en tercer lugar está Perú, con 9,7 %; México, 9,4 %; Colombia, 9,0 %; Argentina, 4,5 %; Chile, 4,4 %; República Dominicana, 4,1 %; Brasil, 3,5%; Costa Rica, 3,3 %.
NA.
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