La Asamblea de la libertad de los iguales
A finales de 1812, en Buenos Aires recrudecían las luchas internas por darle una determinada orientación y forma política a las luchas iniciadas con la Revolución de Mayo. Morenistas y saavedristas, patriotas y contrarrevolucionarios, eran algunos de los nombres que tomaban aquellas disputas. Moreno ya había caído en altamar y quien continuó sus pasos fue Bernardo de Monteagudo.
Desde la Sociedad Patriótica, se oponía al entonces secretario del Primer Triunvirato, Bernardino Rivadavia. La demora en proclamar la independencia y en dar una constitución y un notorio centralismo, pusieron fin a la paciencia de los �Smorenistas⬝, que exigieron la conformación de un nuevo triunvirato. �0ste se formó en octubre de 1812 y, finalmente, convocó a una asamblea general para el año siguiente.
La Asamblea General del año XIII se inauguró el 31 de enero y su propósito manifiesto era la emancipación y constitución del Estado de las provincias unidas. Se declaró soberana y asumió la representación de las provincias. Entre sus novedades, se encontró la ausencia del juramento de fidelidad a Fernando VII. Además, entre otros puntos, se destacaba el marcado �Samericanismo⬝, tal como se expresaba en el Juramento que los diputados convocados firmaron: �S¿⬦prometen a la patria desempeñar fiel y exactamente los deberes del sublime cargo⬦ promoviendo los derechos de la causa del país al bien y felicidad común de la América?⬝
La asamblea se distinguió por las prolongadas tensiones provocadas entre los �Scentralistas⬝ y los �Spactistas⬝ (pronto federales), que en enero de 1814 encontraron un primer resultado: el nuevo gobierno del Directorio, que reemplazaba al Triunvirato. No obstante ello y el no poder votar una constitución, a lo largo del año, pudieron concretarse algunas obras legislativas de gran importancia: entre ellas, la acuñación de moneda nacional, el establecimiento del escudo e himno, la abolición de la Inquisición y las torturas, la supresión de los títulos de nobleza y la libertad de vientres.
Pero también se derogó la mita, la encomienda, el yanaconazgo y el servicio personal de los indios, bajo todo concepto y sin exceptuar el que prestaban a las iglesias o a sus párrocos. Esto ocurrió el 12 de marzo, reafirmando el decreto de la Junta Grande del 1 de septiembre de 1811, que establecía que los indios debían ser tenidos por hombres perfectamente libres y en igualdad de derechos. Para recordar la destacada votación de la Asamblea, acudimos a un fragmento del Manifiesto Inaugural del 31 de enero de 1813. (Fuente: EL HISTORIADOR)