La "Casa de la Mujer" no debe desaparecer
La Casa de la Mujer, se creó como un espacio donde se albergaban y contenían a las mujeres víctimas de violencia de género, ayudándolas a que puedan salir de estas situaciones de abuso. Entre las calles de Concordia se esconden muchas personas de gran corazón que, en gran o pequeña medida, aportan para que nuestra sociedad cada día avance un paso más adelante. Si bien muchas veces estos nombres quedan entre papeles viejos o archivos olvidados, hay algunos que resuenan por la grandeza y bondad que tienen para ayudar al prójimo.
Este es el caso de Andrea Ferreyra. Algunos la conocerán por ser la madre de Andrés, un joven de 18 años que fue asesinado en manos de unos malvivientes para quitarle su celular, pero otros reconocen a Andrea por su gran corazón, siendo así una persona comprometida por tener una Concordia con menos violencia. Pero, también, Andrea además de crear La Casa de la Mujer, fue una de las primeras personas que decidió mirar el otro lado de la página, analizando la situación de aquellos hombres que ejercen conductas de maltrato. Justamente, esta mujer decidió crear junto a un grupo de profesionales el Centro de Ayuda al Hombre, un espacio que trabajaría al mismo tiempo que la Casa de la Mujer para poder darles ayuda psicológica y legal a estos hombres abusivos, buscando así que puedan bajar los niveles de agresividad. “Buscábamos que tenga un lugar a donde hablar. Hay algunos que no saben que ejercen violencia, entonces el psicólogo, el abogado, le hacen entender que sí es violencia, que tratar mal es violencia. Hay muchos que tienen esa conductas por problemas psicológicos o porque lo aprendieron de la casa, entonces tienen que desaprender eso”, comentó. Todo su trabajo siempre fue a pulmón, golpeando las puertas de fiscales, funcionarios y centros de asistencia social de la ciudad para buscar apoyo en esta ambiciosa idea de poder ayudar a las mujeres y hombres que sufren de violencia día a día. Asimismo, la motivación de poder hacer justicia por el asesinato de su hijo la motivó a seguir adelante para poder revertir los casos de maltrato en la ciudad y en los barrios. Sin embargo, la Casa de la Mujer tuvo que suspender sus actividades por el cambio de gestión municipal, ya que los fondos de este centro eran proporcionados por Enrique Cresto, quien se comprometió en el año 2015 a colaborar con esta causa. “Yo sigo acompañando a mujeres de manera particular: Las llevo a desarrollo social, las acompaño a tribunales, pero todo me cuesta mucho más porque no tengo donde alojarlas. El otro día desde desarrollo social pudieron alquilar una pensión momentánea, pero es muy costoso y tedioso para alguien que lo hace solo”, relató. Andrea ha contado que, de igual manera, el Centro de Ayuda al Hombre no está en funcionamiento, debido a que la persona que se encargaba del manejo de dinero y el pago del establecimiento falleció. Por eso, Ferreyra quedó sola a cargo de esta residencia, y al no tener ingresos suficientes para mantenerlo con su bolsillo, ha tenido que cerrarlo momentáneamente.
“Es como que retrocedimos mucho, eso ya estaba súper aceitado, este trabajo de que la mujer hacía la denuncia y ya directamente la derivaban a la casa de la mujer. Aquellas personas que no tenían donde quedarse se las resguardaba y se las llevaba a tribunales de manera articulada con todas las instituciones, se les daba cursos de asistencia espiritual, un trabajo muy lindo de muchos años y mucho esfuerzo, que estaría bueno que continúe”.
Como hemos mencionado anteriormente, los palos en la rueda no han detenido la actividad de Andrea, por lo que hoy en día continúa asistiendo a mujeres y hombres de manera particular. “Yo las acompaño todos los días, por suerte a veces se encuentra una tía o una hermana y se les consigue un lugar para estar, pero a veces hay que estar, acompañarlas, tomar colectivos, y es todo muy cuesta arriba. La verdad que es una pena, pero tenemos esperanzas, ya que Azcué es una buena persona y conoce mi trabajo”, mencionó. Al hablar sobre otras de las actividades que llevaba a cabo por el bienestar de las mujeres, comentó: “También hacemos las Jornadas de la mujer en diferentes barrios, porque siempre las celebraciones se hacen en ámbitos céntricos, entonces yo hace unos años implementé esto de llevar a los barrios. He llevado maquillaje, peluqueras, alguien que les de actividad física.
Convocábamos a las mujeres y aprovechábamos para hablar de la violencia, porque si vos haces una charla de violencia no va nadie, así que hacíamos todo eso y aprovechábamos esa actividad para educar sobre la violencia y cómo prevenirla”.
Para finalizar, menciono que se le ha entregado en la Cámara de Diputados un reconocimiento a su labor solidaria y compromiso de ayudar al prójimo sin nada a cambio.
La historia de Andrea denota la resiliencia de esta madre que, luego del dolor por la muerte de su hijo, se levantó con más agallas para pedir justicia por este joven y por todos los casos de violencia y abuso de nuestra ciudad, dejando así parte de su tiempo, dinero y esfuerzo para ver en mejores condiciones a aquellas personas que más necesitan de la ayuda del prójimo.