La ciudad que produce 2 mil toneladas de chocolate se viste de fiesta para Semana Santa
Willy Wonka se sentiría envidioso al ver cómo Bariloche se convierte en una metrópolis de chocolate. Calle, universidad y una barra de 218 metros.
Cuando el autor, Robert Dahl escribió “Willy Wonka y la fábrica de chocolate” en 1964, seguramente no sabía de la existencia de una ciudad, en los confines del mundo, rodeada de nieve y montañas, que tiene el chocolate más delicioso que cualquier paladar pueda saborear. Y no sólo eso, sino que también cuenta con una celebración única que convierte sus calles en una especie de paraíso chocolatero.
Hablamos, claro, de Bariloche y de la tradicional Fiesta Nacional del Chocolate, donde se presentan las creaciones artesanales de estas obras de arte de los maestros chocolateras. ¿La más emblemática? la barra de chocolate más larga del mundo, que mide 218 metros, más de dos cuadras de chocolate artesanal.
La fiesta, que se llevará a cabo del 28 de marzo al 1 de abril, es mucho más que un simple evento. Bariloche ha consolidado su posición como líder mundial en la producción artesanal de chocolates, compitiendo con los mejores del planeta en términos de calidad, sabor y excelencia.
Argentina es uno de los países que más chocolate consume en la región: alrededor de 2 kilos per cápita al año. Aunque es una cifra que se mantiene en línea con el resto de los países de Latinoamérica, toma gran valor cuando se observa que no hay producción autóctona de cacao, como sí ocurre en Brasil, Ecuador, Colombia, Perú o Venezuela y compite en productividad y captación de mercado.
Los argentinos consmimos chocolate al menos dos veces por semana. El foco de su pilar económico se centra en Bariloche, generando un impacto significativo en toda la Patagonia. La ciudad rionegrina produce unas 2.000 toneladas de chocolate al año, más de 100 estilos distintos, tiene alrededor de 25 fábricas y emplea a unas 1.500 personas.
Chocolate de exportación
Las chocolaterías de esta ciudad patagónica, reconocidas por su maestría artesanal, lograron destacarse en el mercado mundial. Inversiones constantes en tecnología y materias primas de alta calidad contribuyeron a posicionar a los productores en la cima de la industria chocolatera. Mediante la tecnificación de plantas productivas planean empezar a exportar productos orgánicos a Estados Unidos, Canadá, Japón y la Unión Europea.
Pero este producto no sólo se exporta, si no que se expande en el mundo. Una chocolatería muy famosa desembarcó en España e invirtió más de 3 millones de euros para abrir una planta en Valencia, lo que demuestra el alcance global de la excelencia chocolatera de la ciudad de la Patagonia. Otra fábrica muy reconocida, también planea un ambicioso crecimiento en América Latina, proyectando la apertura de 20 sucursales más y triplicando su producción para 2025.
(TN)