La divina comedia en un rascacielo porteño
Luis Barolo, nacido en el Piamonte italiano en 1869, había ingresado con la segunda corriente inmigratoria en 1890 a la Argentina y consolidó su fortuna mediante importación de telas y con las primeras máquinas para hilar lana y plantaciones de algodón en el Chaco.
Años después conoció al arquitecto Mario Palanti, con quién pergeñó la idea de construir en la ciudad de Buenos Aires un edificio de características particulares, que lo pretendía destinar para rentarlo.
Preocupados por la situación en Europa como consecuencia de las guerras que se desarrollaban en los primeros años del siglo XX y que, consideraban, podían poner el riesgo el continente, Barolo, amante de la cultura italiana y en particular, del Dante, le propuso a Palanti la construcción de un edificio inspirado en la famosa epopeya alegórica “La divina comedia” y conservar en él, las cenizas del vate florentino, habida cuenta que, nunca sus restos retornaron de Ravena a su ciudad natal.
El arquitecto Palanti fue el director técnico del pabellón Italiano durante las celebraciones del centenario de la revolución de Mayo en Buenos Aires. A partir de allí, se convirtió en uno de los más reputados arquitectos en el Rio de la Plata. Diseñó varios edificios sobre la avenida Rivadavia, en Av. Callao y Santa Fe y en las lujosas mansiones del Barrio Parque porteño. Uno de sus creaciones más significativas fue el Hotel Castelar, en Avenida de Mayo donde eran habitués Norah Lange, Oliverio Girondo y Alfonsina Storni y donde se conservaba incólume la habitación en la que residió cuando estuvo en Buenos Aires, Federico García Lorca.
Respecto al Barolo, así fue como en un terreno ubicado en la Avenida de Mayo de Buenos Aires, el intendente Luis Cantilo mediante una concesión especial, autorizó una construcción de 100 mts. de altura (como los cantos de “La Divina Comedia), incluido un faro, con 22 pisos y 2 subsuelos que superaba en cuatro veces la altura permitida en ese lugar, lo que lo convirtió hasta el año 1935 (cuando se inauguró el Kavanagh, frente a Plaza San Martín, en Buenos Aires y el Martinelli en San Pablo) en el edificio más alto no solo de Buenos Aires, sino de Latinoamérica.
El edificio, inaugurado el 7 de julio de 1923, y que hoy conserva todo su esplendor, mantiene según los expertos una conjunción muy peculiar de distintos estilos arquitectónicos y es un referente de la arquitectura esotérica lationamericana. Así aparecen rasgos neogóticos (gótico romántico o cuasi gótico veneciano. Hay evidencias del art nouveau o el art decó y la cúpula está inspirada en el templo hindú del amor, originario del siglo XII Rajarani Bhubaneshvar, y que representa el amor entre Beatriz y Dante. Fue el primer edificio argentino construido con hormigón armado, sus escaleras suman 236 metros con 1410 peldaños con mármol de Carrara, tienen decoraciones de herrajes, vitraux, lámparas y molduras y las paredes y columnas se revistieron de granito.
Si bien el edificio está dividido en dos bloques, de 11 oficinas por bloque, y ha sido ocupado y lo sigue siendo por profesionales, incluso en época de la última y sangrienta dictadura militar funcionó en una dependencia, la agencia oficial Saporiti, que pertenecía a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), su mayor valor estético y cultural, surge de las numerosas referencias al excelso poema del Dante.
De esa forma, según el arquitecto Carlos Hilger, “la distribución del edificio está basada en la métrica de la Divina Comedia”. El edificio está dividido en las tres partes, como en el texto del Dante, Infierno, Purgatorio y Cielo En el edificio hay 9 bóvedas de acceso referenciando a las etapas de iniciación y las jerarquías infernales mientras el faro de 300.000 bujías, de sistema Salmoiraghi, representa los nueve coros angelicales. Cada una de las seis bóvedas transversales y las dos laterales contienen citas en latín. Algunas son de Virgilio y otras surgen de La Biblia.
La bóveda central tiene una réplica de la escultura “Ascensión” con un cóndor con el cuerpo del Dante llevándolo al paraíso, dado que la original tres veces más grande, nunca llegó al edificio, ya que fue robada en el puerto de Mar del Plata. La planta baja representa el Infierno, el mármol del piso tiene los colores verde, blanco y rojo, de la bandera italiana. Los primeros 14 pisos son el Purgatorio, donde los siete pecados capitales están representados cada dos pisos. En los primeros tres hay animales, a partir del cuarto, hay otras bestias. En el resto de los pisos, del 14 al 22, se representa al Paraíso y se identifican los 8 cuerpos celestes del sistema solar del Dante: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno y las estrellas. Como curiosidad, debajo del edificio corre el arroyo Tercero del Medio.
El cine se acercó también al Palacio. Sebastián Schindel, director entre otros films de, “El patrón: radiografía de un crimen” (2014), “El hijo” (2019) y “Crímenes de familia” (2020), en 2012 realizó “El rascacielos latino”, un documental contando la historia y la particularidad del edificio.
Por otra parte se dice que tanto Barolo como Palanti pertenecían a una logia masónica “Fede Santa”, de la que habría participado el Dante, prohibida por el Papa en el siglo XIV y vinculada con los templarios. Por tal razón, también en el edificio, denominado a partir de su dueño originario, “Palacio Barolo”, hay simbología masónica. Por otra parte, según dice Germinal Nogués referenciando al arquitecto Carlos Hilger en su libro “Buenos Aires secreta”, “Palanti deja dicho que esto es un templo en las inscripciones del techo. La frase VI PORTER NOMEN ELVS CORAN GENTIBUS (Para que lleve su nombre ante los gentiles) hace referencia al templo de Salomón edificando en Jerusalén y que es modelo de toda construcción templaria para el cristianismo, el islamismo y los hebreos”. Y respecto a la masonería, “(…) esta hermandad (la Fede Santa) que perdura hasta nuestros días, venera la figura de Dante como “obispo” de la misma y difusor de la metáfora moralizante del Infierno, Purgatorio y Paraíso, que muestra tres modos de ser de la humanidad: vicio, virtud, perfección. Los vicios y virtudes no son más que múltiples manifestaciones del amor, de la libido, del eros de Platón, con sus extravíos y debilidades que jalonan el camino del conocimiento sobre las esencia de las cosas y el engaño de las apariencias”.
En la intersección de la Avenida 18 de julio y la Plaza Independencia de Montevideo, se alza el “Palacio Salvo” que fuera diseñado por el arquitecto Mario Palanti a solicitud de los hermanos Salvo, para destinarlo a un hotel de categoría. Comenzó su construcción en 1925 y se lo inauguró en 1928 y se lo considera edificio gemelo del Barolo, por su similitud en la fachada y en el interior. En algún momento se dijo que desde la cúpula del Salvo se podía ver la luz del faro del Barolo, situación improbable por la distancia entre ambas capitales y la curvatura de la tierra.
El Palacio Salvo tiene referencias a la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin, mediante las molduras de bronce en el exterior del edificio y en la planta baja, donde hay una escena marina con animales que continúa en el entrepiso, primero y segundo piso con animales más evolucionado, hasta llegar en este último a la figura humana como el fin de la evolución.
En ese predio, antes del Palacio Salvo, estaba la confitería La Giralda, donde se interpretó por primera vez “La cumparsita”. Una vez ya erigido el Palacio, en su subsuelo, funcionó un teatro que contó con la presencia de artistas internacionales. Tanto este como el Barolo fueron declarados Monumentos Históricos Nacionales de cada uno de los países.
Volviendo al Barolo, su mentor, Luis Barolo no alcanzó a verlo en todo su esplendor ya que falleció en 1922, un año antes de la inauguración del Palacio, edificio que hoy, a cien años de la misma, más allá de una atracción turística preferida y accesible al visitante extranjero, por el elevado costo de la recorrida guiada y explicada por todos los pisos y la cúpula, es una joya arquitectónica e ilustrada que engalana la rica historia de los vestigios culturales con que los inmigrantes han homenajeado sus orígenes en el Río de la Plata.