La importancia de la actividad citrícola experimental en el campo El Alambrado
Para continuar con la recorrida visitamos el Centro Proveedor de Material Controlado. Este centro es el único en la región que recibe yemas de especies y variedades cítricas provenientes de plantas madres de sanidad controlada y certificadas. En los invernaderos se pueden apreciar el cuidado y dedicación con que los responsables del área, trabajan dedicados a la actividad citrícola experimental.
En este lugar, pudimos compartir una impecable explicación del Ing. Claudio Gómez, empleado del INTA Concordia, desde el año 2010, dedicado al trabajo dentro de la parte de frutales de extensión con pequeños productores y hace 7 años se encuentra a cargo del Centro �anico de Introducción y Saneamiento de cítricos de la experimental que es el sitio donde se tienen las plantas madres saneadas de cítricos y que tiene una implicancia fundamental, en lo que es el Programa de Certificación de Cítricos en la Argentina.
Dentro de lo que es el cultivo de cítricos en el país, es uno de los pocos frutales, al momento el único, que tiene certificación obligatoria en la Argentina, quiere decir que los productor de cítricos del país, concretamente los viveristas, que quieran producir cualquier variedad, tienen que hacerlo a través de yemas de cítricos certificados. Y esa certificación está fiscalizada por las instituciones que son el SENASA y el INASE, fiscalizan que todas las etapas de producción de esa yemas, desde la planta madre, que se encuentra en el INTA Concordia, hasta la yema que se vende, acá en el Centro de material controlado El Alambrado, cumpla con los estándares sanitarios que permitan corroborar su status de salubridad, para 6 enfermedades, más el HDB, que es lo que exige la Argentina y de identidad genética conocida. Es decir que sea fidedigna a la variedad que está adquiriendo cada uno de los productores.
Nuestro país, hasta el año 1998, no tuvo Programa de Certificación de Cítricos, es decir, los productores del país podía sacar yemas de cualquier lugar, o de cualquier planta, y no había objeciones legales para ello. El tema es que la gran mayoría de las enfermedades sistémicas de los cítricos, básicamente virus y bacterias, lo que circularía por la savia de la planta cítrica, se trasmite justamente por el material de propagación y como los cítricos comerciales, no se multiplican de semilla, sino de planta injertada, la yema es la principal vía de propagación de estas enfermedades sistémicas.
Entonces, como el ciclo en un vivero suele demorar entre un año, año y medio y dos años, y a su vez al ser un cultivo leñoso, estas enfermedades tiene un periodo de latencia que supera ese tiempo. En la etapa de vivero, al utilizar una yema infectada con algún virus, no lo van a ver en el proceso productivo de la planta en el vivero, y vamos a estar liberando una planta a campo. El problema está, y recién los síntomas y la severidad de la enfermedad como los efectos en la producción, lo va ver recién el citricultor en la quinta, quizás a los 5 años de haberla plantado.
De ahí viene la importancia de regular, en su momento, se vio que las quintas eran desuniformes, o sea, había mortandad de plantas por muchas enfermedades sistémicas, por esto se comenzó a regular a nivel país, con la participación muy activa por aquel entonces, de la experimental Concordia, se puede decir que hoy en día, Argentina cuenta con un Programa de Certificación.
El INTA, en su momento como materia de investigación, comenzó a trabajar en la sanidad del monte frutal, partiendo de árboles selectos, de donde se sacaba la yema en el campo, haciéndole primero, diagnósticos sanitarios, para corroborar de lo que se esté multiplicando de ese árbol, las plantas que se obtenían de ese árbol, madres, debían ser de una sanidad adecuada, para que después no surjan problemas en la quinta con el correr de los años.
Lo que te estoy comentando, se inició como investigación, en el año 84, 85 y a partir de entonces fue evolucionando cada vez más, cuando un grupo de técnicos de la experimental viajaron a España.
En la década del 80, España estaba recién comenzando con el Programa de Certificación, y que había puesto a punto una metodología novedosa, que era el microinjerto mediante in vitro, por la cual se podía obtener una planta saneada, partiendo de una planta enferma. De esa manera se comenzó a limpiar la citricultura, a nivel mundial.
Los técnicos del INTA, van a aprender y utilizar esa metodología, además de observar las instalaciones requeridas para desarrollar este proyecto, vuelven a Argentina, y con financiamiento del BID, en su momento y parte del INTA, se puso en marcha un proyecto que se llamó Pro Citrus, que fue con el cual se dio origen al CUIS, Centro �anico de Introducción y Saneamiento de la Experimental de Concordia y las instalaciones de laboratorio necesarias, para hacer el microinjerto y realizar los diagnósticos sanitarios que constaten, que ese microinjerto esté limpio de las enfermedades, que pudiera tener el material candidato.
Fue tal el éxito que tuvo eso, que en un trabajo conjunto, en aquel momento, con la ex Secretaría de Agricultura y Pesca y con el INASE, que estaba naciendo en esa época, en el 98, se creó el Programa de Certificación de Cítricos obligatorio para la Argentina.
El productor tenía que pasar de sacar la yema de donde quisiera a obtener la yema de una planta madre, generada de un microinjerto y como todas esas medidas no se pueden tomar rápidamente, se otorgó un periodo de adopción hasta el año 2005. O sea a partir del año 2005, en la Argentina fue obligatorio utilizar, sí o sí, yemas certificadas para cítricos.
Desde el año 1996 hasta el 2005, tuvo un rol protagónico este Centro porque es el paso intermedio, entre la planta madre certificada, que se encuentra en INTA Concordia, y el vivero comercial de cítricos.
El viverista no puede acceder, en la Argentina a la yema de la planta madre del INTA, porque en el INTA Concordia, hay una planta madre por cada variedad de cítricos y su objetivo no es abastecer un vivero, que puede producir más de 10 mil plantas. En el INTA Concordia, todos los años, se extraen yemas de las plantas madres y vienen a este Centro, donde se hacen hijas, se injertan en pies de citrumelo; con esa hija que se obtiene, lo que se llama planta yemera. Estas plantas, si tienen como objetivo fundamental, proveer a los viveristas de yemas. Es una multiplicación, es decir, multiplicar el material de la planta madre, a gran escala, para ofrecer a los viveristas. De alguna manera lo que el viverista estaría comprando sería la nieta de la planta madre.
Las hijas de las plantas madres vienen al Centro y las yemas de estas plantas, sería la tercera multiplicación de la planta original, es lo que llega a los viveristas.
Si bien las plantas originales se limpiaron por microinjertos, se hicieron test sanitarios para comprobar que estén limpias, esas plantas se pueden volver a enfermar, no basta con haberle realizado la limpieza una vez, por eso mismo tiene que mantenerse todo en aislamiento. El personal que trabaja en ambos Centros, tanto en el CUIS, Como aquí, en el Centro de Multiplicación, tiene que ser personal que sí o sí, esté abocado a esta tarea, no puede salir a campo, a las quintas, porque es el principal medio de transmisión de enfermedades a través de vectores, en este caso, porque muchos virus y bacterias vuelven a ingresar a las plantas por los insectos, que pueden quedar en la ropa y al trabajar en el vivero, volver a contagiar a las plantas.
El Programa de Certificación exige, que a la planta madre, rutinariamente todos los años, se le realicen diagnósticos sanitarios para controlar que sigan teniendo un status sanitario libre de enfermedades. Y esto es lo que da las garantías, que las yemas que están adquiriendo, de estas plantas tiene el mismo status sanitario que la planta madre original.
A esto se sumó a que partir del año 2012 fue obligatorio la producción de cítricos bajo cubierta, porque se sumó, un protagonista muy importante en la región que fue el HDB, con el advenimiento del HDB, que ingresó a la Argentina desde Brasil, su ingreso en realidad en el 2009, pero legalmente en la Argentina hasta el 2012, no fue obligatorio transformar la producción bajo cubierta.
Todos los esfuerzos del programa de certificación, van a garantizar, que la planta que finalmente el productor citrícola está plantando en su quinta, está libre de las enfermedades virósicas que se transmiten a través de las yemas y por el sistema de producción bajo cubierta, están libres de HDB, que es el máximo objetivo, arrancar una plantación totalmente saneada. Porque si uno de entrada, está iniciando una quinta nueva, con plantas de sanidad desconocida, su futuro es muy incierto, esa quinta nunca logrará un potencial productivo, debido a posiblemente este incubando enfermedades, más peligroso aun si fuera HDB, por desconocer el origen de la yema. Y ese impacto lo va a sentir en el bolsillo, en la producción, y en el empleo del sector citrícola, por no haber utilizado plantas de sanidad conocida.
Los viveristas saben que esto es ley, aunque sigue habiendo gente que está fuera de la ley, como muchas cuestiones que pasan en el país, como en otros países también. Son muy conscientes que están cometiendo un delito. En la Argentina estamos hablando, de una resolución de 1998, que a su vez, tuvo un periodo de adaptación hasta el año 2005, ya llevamos mucha historia del Programa de Certificación.
Además, el viverista debe estar inscripto en INASE como en SENASA para adquirir yemas, es decir, aquí no puede venir cualquier persona a comprar estas yemas, sí o sí, la regulación misma impone como requisito indispensable, que se encuentren inscriptos en las instituciones antes mencionadas, para obtener estas yemas que es lo que garantiza que nunca se pierda la cadena de fiscalización desde la planta madre, del CUIS, hasta la quinta.
Nosotros podemos vender yemas de cítricos en todo el país, el único requisito, es que el viverista, o el interesado en comprar las yemas, estén inscriptos en el INASE y SENASA. Lo importante es rol que tiene INTA Concordia, por tener las plantas madres originales, es la única institución pública en el país que la puede tener. A una planta madre se le pueden extraer aproximadamente 300 yemas, por eso se encuentran estos centros intermedios, que hay aquí en Concordia, en Bella Vista Corrientes, en San Pedro, Provincia de Buenos Aires y otra en Montecarlo, Misiones. Estos centros son los únicos que pueden acceder a las yemas de la planta madre, que está en INCA Concordia.
Nosotros en INTA Concordia, tenemos 55 variedades certificadas de cítricos, a los que el viverista puede acceder para hacer sus plantas y vender al citricultor. Son 15 variedades la que más se venden en la zona, dependiendo el mercado, siempre predomina más para las quintas naranjas y mandarinas. Lo que sí, ha crecido mucho el tema del limón.
En la provincia de Corrientes está creciendo la limonicultura, como producción de frutas frescas, pero también, hay una gran demanda, cada vez más presente del limón para la escala hogareña y paisajismo. El limón también es un protagonista importante, la variedad Génova básicamente. Siempre depende el fin, para lo que se va a utilizar la variedad elegida.
En INTA tenemos en total 230 variedades cítricas saneadas, plantas madres, en la experimental Concordia, todas bajo resguardos y cuidados especiales, y de estas 230 especies, 55 son las variedades certificadas. De las cuales hay yemas para su venta. Este listado depende de intereses del sector, debido a que los costos son muy altos para certificar una planta madre, es decir tener todos los test al día, todos los años, estos costos, hoy en día, lo está afrontando completamente nuestra experimental, porque no contamos con una cuota propia nacional, sino que a través de la Cooperadora de la Experimental Concordia se la lleva adelante, es la que más ayuda y mantiene el sistema; reitero el objetivo, es que el productor citrícola pueda acceder a este material de sanidad y genética controlada, finalizó.
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