La postvención del suicidio
Se denomina de ese modo, al tercer nivel de prevención de estos penosos hechos.
Está determinado por acciones y estrategias posteriores a la consumación de un suicidio. Estos acontecimientos son emocionalmente devastadores para la comunidad, particularmente afectan el entorno cercano de familiares, vecinos, amigos, compañeros de escuela o trabajo etc.
Los objetivos de la postvención son, en primer lugar, evitar nuevos casos, identificando y asistiendo situaciones de vulnerabilidad, en ese círculo más cercano. Asimismo abrir espacios de circulación de la palabra, individual y colectiva, donde compartir la elaboración del traumático proceso de duelo de los afectados. No hace mucho tiempo estos acontecimientos eran tabú, es decir, se consideraba peligroso hablar de ellos.
Ahora sabemos de la necesidad de hablar del dolor producido por estas pérdidas, sobre todo de generar espacios colectivos para hacerlo. Nada del malestar humano, puede resolverse con el silencio y el ocultamiento. Dispositivos para expresar el sufrimiento, apalabrar la angustia. Desde "Lazos en red" la red de voluntarios para la prevención del suicidio de Concordia, lo venimos haciendo hace años. Cada vez que uno de estos hechos penosos enluta nuestra comunidad, nuestra propuesta es unirnos con docentes, compañeros del curso, estudiantes, etc. cuando es un joven la víctima, o con familiares, compañeros de trabajo, etc. de su entorno, cuando se trata de un adulto. En esos diálogos acompañamos. Y soportamos (en el sentido de ser soportes también) el deshago de los afectados.
Como lo refiere Ana Altavilla, los primeros momentos del proceso de duelo, están atravesados por tres ejes: el enigma, es decir, la necesidad de preguntarse por las causas. Así llamó Freud al suicidio, un enigma. Sin embargo alentamos el despliegue de esos interrogantes, con los que intentan salir del estupor y la perplejidad. Intentar dar un sentido. Otro aspecto que surge es el legado. El miedo porque se produzcan nuevos casos. Y uno de los ejes más difíciles es el que la autora llama "participación".
Aparece siempre la pregunta por mi participación, qué hice para evitar o no el hecho. Este cuestionamiento suele estar acompañado de una intensa culpa. Es importante acotarla, comprender que nadie es culpable. En todo caso, que las instituciones involucradas deben asumir, la necesidad de capacitarse en prevención del suicidio, lo que no significa otra cosa que aprender a identificar situaciones de riesgo, para intervenir en la protección y abordaje de las personas arrasadas por el dolor. Dejar en claro, sobre todo a los jóvenes, que el suicidio nunca es una solución a los problemas, aun los más graves. Que la muerte nunca lo es. Que siempre se pueden visualizar verdaderas soluciones, ligadas a la vida. Que para ello es necesario aprender a expresar las emociones, los sentimientos, los pensamientos, y sobre todo, aprender a pedir ayuda ante situaciones difíciles. Todas las personas, pero sobre todo los varones. Estimativamente por cada mujer que se quita la vida, lo hacen cuatro hombres. En eso, como en toda forma de la violencia (el suicidio es un caso de violencia contra sí mismo), la construcción social y cultural de la masculinidad obstruye esos necesarios S.O.S...
Ante eventos dolorosos, angustiantes o traumáticos, los varones suelen encerrarse y absorber en soledad el sufrimiento. Es que han aprendido que "los hombres no lloran, deben ser fuertes, resolver los problemas solos, sin ayuda, que eso es cosa de mujeres, etc.". Por eso es importante ayudarlos, desde los niveles iniciales del ámbito de la educación, a poner en cuestión esos mandatos mutiladores de la sensibilidad, que contribuyen grandemente, no solo como factores de riesgo de suicidio, sino también de noviazgos violentos y de la violencia de género y sus consecuencias. Debemos ayudar a comprender al entorno de los afectados, que el suicidio es un fenómeno multicausal y multidimensional. Que no es un hecho simple, por lo tanto es importante evitar los reduccionismos. No confundir las supuestas causas inmediatas como la explicación, sino como situaciones desencadenantes.
Si se simplifica las causas (por una separación, un quiebre económico, la pérdida del trabajo etc.) se facilita la identificación de quienes están transitando por tales experiencias. Esa consideración, junto a una serie de otras sugerencias, hacemos llegar a los medios de comunicación, que tienen un rol fundamental en la postvención.
Les recomendamos no publicar las noticias, y en el caso de decidir hacerlo, adoptar la mayor discreción posible. No publicar en tapa. No reiterar la noticia. Respetar a las víctimas y sus familias. No publicar fotos, ni métodos. No valorar el suicidio como un acto heroico, romántico, valiente o cobarde, es un acto de desesperación, cuando una persona no encuentra un "Otro" que pueda ayudarlo en la búsqueda de soluciones. No mostrarlo como una solución. No simplificar sus causas, entre otras. Esa responsabilidad en la cobertura pretende evitar el "efecto Werther", es decir, el efecto imitativo al que puede contribuir el maltrato de la noticia.
Cuando trabajamos la postvención con docentes o responsables de instituciones sociales, tomamos esta circunstancia para capacitarlos en prevención primaria, es decir, en la promoción de factores protectores de las conductas autodestructivas, y en la prevención secundaria, es decir en la detección temprana y el tratamiento eficaz de las situaciones de vulnerabilidad. Dialogamos sobre los indicadores de riesgo: la manifestación verbal de las intenciones suicidas (es falso que quien se quita la vida no lo dice, o que quien lo dice no lo hace), cartas, notas, manifestaciones de despedida en las redes sociales, el regalo de objetos de valor personal sin que nada lo justifique, la tristeza, el desinterés, la desesperanza, el aislamiento y retraimiento, el incremento del consumo de alcohol o drogas, el insomnio o la hipersomnia, la pérdida del apetito o la compulsión alimentaria, hablar de muerte o suicidio, sentirse desesperado o culpable, experimentarse como un inútil o que a nadie le preocupa, que seguir vivo o muerto es lo mismo, entre otras múltiples expresiones, en actitudes, sentimientos y conductas, permite visualizar el riesgo . Es importante detectar esas señales de advertencia e intervenir en el sentido de una máxima protección e inmediato pedido de ayuda a las instituciones especializadas.
Hace años que, con "Lazos en red", la red de voluntarios para la prevención del suicidio, venimos acompañando a personas, grupos e instituciones afectadas por estos luctuosos acontecimientos. Esperamos siempre, dada la necesidad de un trabajo en red interinstitucional e intersectorial, y debido a su ausencia concreta, una mayor presencia de los organismos públicos pertinentes en estos casos, como el programa provincial de prevención del suicidio, las instituciones de salud y salud mental, los servicios de adolescencia de los hospitales públicos, de minoridad etc., que deberían sentirse interpelados, para intentar, entre todos, contribuir a un mayor acompañamiento en el bienestar de la comunidad.
08007772100 24 horas orientación y apoyo en la urgencia de salud mental, Ministerio de salud de la provincia de Entre Ríos.