La restitución de su nombre original a la Avenida Julio A. Roca
El pueblo de Concordia, acompañado por sus autoridades, hacía mucho tiempo que reclamaba la construcción de un puerto para Concordia.
El tema estaba bastante adelantado, inclusive en 1895 se presentó al presidente de la República Dr. José Evaristo Uriburu, los estudios de factibilidad realizados por don Domingo Giuliani y que el coronel Carlos Anderson debía hacer valer y apoyar en Buenos Aires por ser hombre de gran influencia en ese medio.
Pero el tema se dilataba, como ocurre con los emprendimientos grandes que requieren incluir en el presupuesto una inversión importante. Sin embargo, Anderson aseguraba que Concordia tendría su puerto, si ganaba la presidencia el Teniente General Julio A. Roca. ‘‘Yo lo voy a comprometer y el puerto saldrá, aseguraba’’.
Relata don Lisardo Sierra, acreditado periodista y escritor de ese tiempo: “A las 9 mas o menos de una mañana del mes de noviembre de 1898, entraba don Carlos Anderson a la casa particular del general Roca, acompañado de su secretario, con quien había convenido la manera de hacer referencia a Concordia para poder hablarle del puerto, que era el objeto de su visita. Después de girar la conversación sobre varios tópicos sin importancia, le dijo: ‘‘Supongo que esta presidencia nos hará el honor de visitarnos, pues no ha de haber olvidado la promesa que nos hizo en la primera, desde entonces lo estamos esperando’’.
El general manifestó que siempre había tenido deseos de ver Concordia, que todo dependía de que sus quehaceres se lo permitieran.
‘‘Deseo que se lo permitan y que llegue lloviendo’’ le dijo el caudillo Anderson con una sonrisa ¿Por qué?, preguntó el general con extrañeza, ‘‘Para sacarlos a babuchas, pues Ud. no se imagina el mal puerto que tenemos, pues el amigo Uriburu no nos ha llevado el apunte en un proyecto que le presentamos hace como 3 años. ¡Pero hombre! Dijo el general. Es posible que esté tan abandonado aquello. Solo hay... le contestó don Carlos... una casilla que se hizo en su primera administración, pero ya me he comprometido en su nombre con el pueblo de Concordia, que no dejará la presidencia sin hacernos el puerto. ‘‘Cómo no’’ dijo el general, ‘‘y si no tiene que hacer mañana, vaya a la Casa de Gobierno. Con eso vamos al Ministro de Obras Públicas’’.
Así se hizo, y al salir del Ministerio, el general le dijo que, si pasara tiempo sin resolverse la obra, le hiciera acordar.
Esta es la tramitación real y verdadera por la cual se obtuvo el puerto de Concordia - Lisardo Sierra.
El 19 de agosto de 1936, con la firma del presidente del H.C. Deliberante de Concordia, Dr. Alberto Alda y del secretario Juan J. Ardoy, se aprobó por unanimidad de sus miembros, la propuesta del coronel José Boglich de denominar a la costanera Avenida Presidente Julio A. Roca en agradecimiento por haber construido el puerto de Concordia. Lleva la firma del Intendente Municipal Dr. Domingo Larocca.
En un episodio carente de toda lógica y total desconocimiento histórico de los antecedentes que menciono, se resolvió sacar el nombre a la Avenida Costanera para denominarla “De los Pueblo Originarios”.
En su momento me opuse a ese desatino y ese innecesario agravio a la memoria de un presidente a quien la ciudad y el pueblo de Concordia, debe su prosperidad y que este llegó a ser el cuarto puerto en importancia del país, considerando primero Buenos Aires, Rosario y Bahía Blanca. Pero prevaleció la demagogia y la opinión de un periodista de reconocido ideario anarquista.
Nadie más apoyó ese disparate. Por el contrario, prestigiosos historiadores, como el presidente de la Academia Argentina de la Historia y director del Museo Histórico Nacional Profesor Juan José Cresto, el Dr. Fernando Di Pasquo, La Asociación Entrerriana Justo José de Urquiza, el Dr. Bernardo Salduna, la Asociación Cultural Sanmartiniana, el Concejo de Protección del Patrimonio, la Asociación Justo José de Urquiza de Concordia y en una página editorial, el Diario La Nación se expresaron también negativamente al cambio de nombre.
Será justicia entonces que el H.C. Deliberante, en un gesto de grandeza, tome como propia esta propuesta del concejal Felipe Sastre, restituyendo su nombre original a esa avenida y hermoso paseo de la ciudad.
Nota: El servicio fluvial terminaba en Salto y se originaba en Buenos Aires. Con anterioridad a la inauguración del puerto, tal como lo conocemos, los barcos anclaban en el medio del rio y sus pasajeros y mercadería eran subidos a un lanchón al que llamaban “bife” porque era chato y muy poco calado. Un remolcador lo cinchaba hasta la costa. Una vez en la costa, por falta de muelle o puerto, había una especie de planchada donde bajaban los pasajeros. Para embarcarse, la operación era la misma. Imaginemos las penurias en un día de lluvia o de fuerte viento sur.
La construcción del puerto la realizó la empresa Nocetti & Cía. y las obras se inauguraron el 8 de octubre de 1904. Estuvo presente el gobernador Dr. Enrique Carbó y el obispo de Paraná Monseñor De Lastra y Gordillo.
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