Los talibanes prohíben que las mujeres viajen en avión sin un tutor masculino
La orden se adopta días después de prorrogar el cierre de las escuelas de Secundaria para niñas.
Pocos días después de ordenar el cierre de las escuelas de Secundaria para niñas, el Gobierno afgano ha exigido a las aerolíneas que operan en el país que prohíban tomar vuelos a las mujeres que no estén acompañadas por algún familiar varón. La aplicación radical de la Sharía -que prescribe muchas consecuencias prácticas de la primacía del varón sobre la mujer en la sociedad musulmana- retrotrae a la etapa anterior de los talibanes en el poder (1996-2001), caracterizada por una interpretación estricta de la ley islámica.
De paso, desmiente las promesas hechas por el movimiento talibán, que aseguró tras su regreso al poder hace siete meses que llevaría a cabo 'reformas' en su programa de gobierno.
Kabul prohíbe a las mujeres conducir solas por carretera recorridos de más de 72 kilómetros, pero curiosamente permitía hasta ayer que viajaran solas en avión en vuelos internos o internacionales.
Las aerolíneas afganas han recibido la orden de no emitir billetes a mujeres que viajen sin la companía de un 'tutor masculino', aunque tengan también pasaporte extranjero.
La nueva discriminación contra las mujeres afganas -que se suma a la prohibición de estudiar más allá de los niveles de Primaria, con diversos pretextos, y a la reducción drástica de su presencia en el mundo laboral- se suma a otras medidas recientes de Kabul contra otras libertades, en particular la de expresión, al amparo igualmente de la lectura radical de la Sharía. Esta semana fueron prohibidos los canales de la BBC, la cadena alemana Deutsche Welle y dos emisoras de radio afganas; al menos seis periodistas fueron encarcelados.
La cascada de medidas islamistas choca especialmente con la nueva sensibilidad del pueblo afgano, después de veinte años de gobiernos liberales y pro-occidentales -aunque corruptos- amparados por Estados Unidos. El nuevo régimen afgano quiere aprovechar la oportunidad que le brinda la guerra en Ucrania, que absorbe por completo la atención de EE.UU. y de Europa y desaconseja a sus gobiernos abrir otros frentes.