Aunque la superficie cultivada se ha estabilizado tras años de reducción, la demanda global de arándanos continúa creciendo, lo que ofrece perspectivas positivas para el futuro. Sin embargo, Pannunzio subrayó la necesidad de políticas públicas que apoyen al sector, afectado por el doble tipo de cambio, retenciones y otros costos que limitan la rentabilidad y la introducción de nuevas variedades genéticas. A pesar de los desafíos, el sector espera que la cosecha tome fuerza en octubre y noviembre, generando alrededor de 6.000 empleos temporales en la región. "Quien pone una plantación es naturalmente una persona optimista", concluyó Pannunzio, reflejando una visión esperanzadora a largo plazo para la industria.