Quién fue Ramón Carrillo, el protagonista del nuevo billete de 5.000 pesos
Sería el protagonista del nuevo billete que, aseguran, se emitirá en la Argentina. Quién es Carrillo, dónde nació, y a qué se dedicó toda su vida.
La emisión del nuevo billete de $5.000 está latente, y cuando estos cambios de moneda ocurren, que personaje u objeto estarán en ellos son temas a debatir.
Ahora, para este billete que reúne una importante suma, el elegido sería un médico. Se trata de Ramón Carrillo, nacido en Santiago del Estero el 7 de marzo de 1906.
Carrillo se destacó por haber sido, desde el primer momento, un alumno brillante.
Cursó hasta cuarto grado de la escuela primaria, rindió libre las materias de quinto y sexto e ingresó en el Colegio Nacional de Santiago del Estero. Terminó sus estudios secundarios con 16 años y en 1924 viajó a Buenos Aires para estudiar medicina en la UBA.
Tan solo tres años después, fue seleccionado mediante un concurso, como practicante externo del Hospital de Clínicas, y en 1928 lo convocan como subdirector de una revista de medicina.
En ese entonces, muy joven aún, publica sus primeros trabajos científicos. En 1929 se recibe de médico y obtiene la Medalla de Oro al mejor alumno de su promoción.
Sus trabajos de investigación siguieron sorprendiendo al mundo. Partidario de la eugenesia, una pseudociencia �Sque defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos de humanos⬝, cada año presentaba importantes avances.
En 1930, becado por la Universidad de Buenos Aires, quien sería protagonista del billete de $5.000, el doctor Carrillo, viajó a Hamburgo y vivió tres años en diferentes ciudades europeas.
Según algunos libros que hablan de sus trabajos, Carrillo se unió a un grupo de trabajo europeo que derivó en las primeras drogas anfetamínicas que tiempo después le permitirían a la Wehrmacht marchar durante varios días sin descanso, una de las grandes estrategias militares del III Reich. También trabajó junto al prestigioso médico Cornelius Ubbo Ariëns Kappers.
En 1933, el exitoso médico volvió al país y comenzó a trabajar en el Hospital Militar Central en Buenos Aires en 1937. Dos años después lo nombraron jefe.
En 1942 muestra nuevamente sus dotes de �Sgenio⬝ al ganar un concurso de la cátedra de Neurocirugía de la Facultad de Medicina de la UBA.
Tras el golpe de estado de 1943, Carrillo conoce al por entonces coronel Juan Domingo Perón en el Hospital Militar y éste le propone planificar una política sanitaria para un nuevo gobierno. Carrillo ve en Perón una ideología que se fundamenta en las bases de la Doctrina Social de la Iglesia. El médico y el militar se entendieron de inmediato y ambos acordaban la necesidad de establecer un Plan Sanitario nacional y popular.
Durante la Segunda Guerra Mundial, se manifiesta abiertamente neutral. Algunas fuentes afirman que Carrillo era admirador de Hitler. El médico habría presenciado por casualidad un acto del führer cuando estaba en Alemania y quedó impresionado con la oratoria de uno de los máximos responsables de llevar a Alemania y a Europa hacia el desastre.
Ya bajo el gobierno peronista, Carrillo, homenajeado con el billete de $5.000, es designado como Secretario de Salud Pública. Tiempo después, el organismo es promovido a Ministerio, por lo que Ramón Carrillo se convierte en el primer ministro de Salud de la historia argentina.
Por aquel entonces, la Argentina rural padecía de enfermedades como el mal de Chagas, la tuberculosis, el paludismo, la fiebre amarilla y el dengue. Carrillo elaboró un ambicioso plan que amplió la cantidad de camas disponibles en 22 mil e incluyó la creación de hospitales, centros de salud y un tren sanitario que recorría el territorio del país, muchas veces donde la tecnología de los hospitales de alta complejidad no llegaba. También se incluyen institutos de especialización, centros de higiene materno-infantiles, centros sanitarios, escuelas y laboratorios.
Carrillo es uno de los máximos responsables en hacer desaparecer el paludismo y bajar en gran medida los casos de tuberculosis en Argentina. Durante su mandato, la esperanza de vida creció de 61,7 a 66,5 años. También creó la primera fábrica de medicamentos: Emesta, que procuraba llevar remedios de bajo costo a toda la población.
En 1951, el médico sufre una recaída de la enfermedad que padecía: hipertensión arterial. También comienza a sufrir de cefaleas intensas y constantes.
Por otro lado, en lo político, se endurecen los enfrentamientos con colaboradores de Perón y es acusado de defender más los valores de la Iglesia que los del peronismo. El contraalmirante Teisaire, uno de sus máximos detractores, es designado vicepresidente en abril de 1954. En mayo, Perón realiza una reestructuración de su gabinete y Carrillo se entera que su ministerio cambiaría de nombre por �SAsistencia Social y Salud Pública⬝.
Tras las reformas, Carrillo se manifiesta en desacuerdo, abandona el ministerio y viaja a Estados Unidos, donde ganó una beca. Antes de partir, reafirma su lealtad a Perón.
Asentado con su familia en Nueva York, comienza a sufrir penurias económicas y se marcha a Belém, en el noreste de Brasil, necesitado de trabajo.
Con la Revolución Libertadora, su casa y su quinta son allanadas y sus bienes confiscados bajo la acusación de �Senriquecimiento ilícito⬝.
El 20 de diciembre de 1956 murió en la más extrema pobreza tras un accidente cerebrovascular en Belém do Pará.
Es recordado como neurocirujano, neurobiólogo y médico sanitarista de Argentina, que alcanzó la capacidad político-administrativa de primer ministro de salud de esa nación. También por integrar la tradición científica conocida como escuela neurobiológica argentino-germana y produjo asimismo trabajos de antropología filosófica, dejando esbozada una �STeoría general del hombre⬝.
�SLos problemas de la Medicina como rama del Estado, no pueden resolverse si la política sanitaria no está respaldada por una política social. Del mismo modo que no puede haber una política social sin una economía organizada en beneficio de la mayoría.
�SAhora vivo en la mayor pobreza, mayor de la que nadie puede imaginar, y sobrevivo gracias a la caridad de un amigo. Por orgullo no puedo exhibir mi miseria a nadie, ni a mi familia (...). No tengo la certeza de que algún día alcance a defenderme solo, pero en todo caso si yo desaparezco, queda mi obra y queda la verdad sobre mi gigantesco esfuerzo donde dejé mi vida.
����Esta obra debe ser reconocida y yo no puedo pasar a la historia como un malversador y ladrón de nafta. Mis excolaboradores conocen la verdad y la severidad con que manejé las cosas dentro de un tremendo mundo de angustias e infamias⬝, escribió.
Quizás una de sus frases más célebres indique que aún su obra está inconclusa: ��Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas⬝.