�SNos preocupa la educación en la Argentina, queremos levantar la mirada⬝
El arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli expresó su deseo de replicar el pacto educativo global propuesto por Francisco creando un espacio de diálogo abierto para todos los que les interese mejorar la educación.
Organizado por la Vicaría Pastoral de Educación del arzobispado de Buenos Aires, se llevó a cabo este jueves 9 de febrero el XX Foro de Educación, con el lema �SLa identidad de la escuela católica para una cultura del diálogo⬝. La actividad contó con la presencia del arzobispo de Buenos y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, quien compartió una reflexión sobre el diálogo.
�SEn el ministerio público de Jesús hay muchos momentos de diálogo⬝, comenzó explicando el cardenal, y tomando como ejemplo un pasaje de san Marcos en el capítulo 7 detalló que en el Evangelio del día �SJesús dialoga con una pagana, y no esperaba encontrarse con la sabiduría del refranero popular que esa mujer enseguida dispara ante la objeción del Señor. En este breve diálogo el Maestro nos enseña a no temer el diálogo con nadie, a incluir a todos⬝, consideró el arzobispo, y añadió: �SComenzamos con la Palabra porque nos enseña san Pablo que toda la Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia al hombre de Dios, a fin de que éste sea perfecto y esté siempre preparado para hacer el bien⬝.
Citando a Pablo VI, explicó que el pontífice advertía el problema del diálogo entre la Iglesia y el mundo moderno. �SNo dudó en decir que la Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir⬝, señaló.
En ese sentido, expresó: �SLa Iglesia se hace palabra, se hace mensaje, se hace coloquio. Ella nace como un diálogo amoroso, como iniciativa de Dios para con su pueblo elegido. La historia de la salvación narra este largo y variado diálogo que nace de Dios y teje con el hombre una admirable conversación.
�SNos corresponde tomar la iniciativa para extender a los hombres el mismo diálogo, que nació de la caridad, de la bondad divina⬝, planteó. El cardenal advirtió que ese diálogo �Sno podrá ser uniforme sino adaptado a la índole del interlocutor y a las circunstancias que le toca vivir; no otra cosa que un ferviente y desinteresado amor deberá impulsar el nuestro. El diálogo ha de ser sin límites y sin cálculos⬝.
El arzobispo animó a siempre tener en cuenta que nuestro interlocutor es una persona libre y que la evangelización es una siembra: �SNos toca sembrar mucho, abundante, buena semilla; pero sepamos que el que da el crecimiento es Dios y ahí está el misterio de la libertad del hombre⬝.