Ucrania: amenazas infecciosas
Cuando Rusia invade Ucrania a finales de febrero el país estaba saliendo de la última onda del covid y la tasa de vacunación no llegaba al 20 % en gran parte del país.
Cuando Rusia invade Ucrania a finales de febrero el país estaba saliendo de la última onda epidémica de covid, la producida por la variante �micron. Las tasas de vacunación frente al coronavirus eran relativamente bajas, sólo la capital Kiev alcanzaba el 65 % de cobertura vacunal, mientras en que en amplias zonas del país no llegaba al 20 %.
La invasión naturalmente supuso un cese notable de las pruebas y la detección de casos; con los movimientos y el hacinamiento de refugiados la pandemia covid sin duda se agravará. Pero, las desgracias infecciosas nunca vienen solas, aunque el covid concentre nuestra atención.
Como señalan organismos sanitarios internacionales, varios son los eventos infecciosos que suscitan preocupación grave porque amenazan de forma clara al castigado país eslavo.
El terrible conflicto bélico ha abortado una ambiciosa campaña de vacunación frente a poliomielitis, cuando ya se había registrado algún caso.
Igualmente, el sarampión -el virus respiratorio más contagioso- produjo un intenso brote desde 2017 atajado en parte por otra campaña de vacunación de la población de la que queda mucho pendiente. En cuanto a la tuberculosis pulmonar, en Ucrania se vienen produciendo unos 32.000 casos por año, un tercio de los cuales corresponden a infección resistente a la mayor parte de los fármacos utilizados para su tratamiento.
Los infectados de tuberculosis requieren además una terapia larga y cuidadosa, de agravarse la infección la mortalidad puede alcanzar al 50 % de los afectados.
Además, en Ucrania se estima que los portadores del virus HIV/SIDA son un cuarto de millón y no todos diagnosticados. Los progresos en antirretrovirales hacen posible una terapia eficaz frente a este virus, que previene la infección grave y su transmisión sexual o de madre a hijo. Pero resulta fundamental detectar todos los casos, algo de nuevo en peligro. Las epidemias han producido mayor mortalidad que las guerras a lo largo de la historia. El progreso científico sin precedentes del que disfrutamos permite diagnosticar y tratar infecciones como nunca fue posible (antibióticos, vacunas), pero la barbarie bélica que se vive en Ucrania dificulta su aplicación eficaz.