"Me llamo Vázquez Xiomara Carina, vivo acá en el barrio Puerto en calle Moreno y Carriego. Soy mamá de tres nenes, nosotros nos quedamos en la parte de arriba, así que bueno, entramos y salimos a hacer nuestras actividades en bote todos los días", relata Vázquez, mientras describe la difícil situación que enfrenta su familia.
A pesar de la adversidad, Vázquez se esfuerza por mantener una apariencia de normalidad para sus hijos, llevándolos diariamente a la escuela y a sus actividades en bote. Sin embargo, la realidad es dura: "En mi casa, más o menos, hay un metro de agua en la parte de abajo. Pero los niños, sí, están conmigo acá, sí, sí. Todas las inundaciones se quedan ellos conmigo. 
Somos cuatro personas", lamenta.
La falta de servicios básicos como la electricidad agrava aún más la situación. "Calles acá, sí, sí, no hay luz, obviamente, no hay luz para la noche cuando entro, no hay luz, o sea, nos alumbramos con la luz de la luna", explica Vázquez.
A pesar de las dificultades, ha tenido que recurrir a métodos poco seguros para garantizar la comodidad de su familia: "Yo en el tema de la luz me hice un enganche, yo sé que está mal, pero tengo que hacerme un enganche para poder estar bien cómodo con mis niños acá arriba".
La situación se agrava aún más por la falta de ayuda oficial. 
Aunque algunas autoridades han distribuido ayuda en ciertas áreas, los residentes como Vázquez y su familia que están directamente afectados por las inundaciones no han recibido ninguna asistencia. 
"Nosotros que estamos acá en la parte del agua, adentro, no hemos recibido ayuda. Eso es lo que le estábamos comentando hoy al intendente, justamente eso", afirma Vázquez.
En medio de esta crisis, Vázquez hace un llamado desesperado a las autoridades y a la comunidad en general en busca de ayuda.
"Estamos necesitando agua, mucha agua, sí, porque el agua de la canilla sale muy sucia. Y bueno, toda la ayuda que nos puedan brindar, ¿no? Porque esta situación es difícil", ruega.
Además de las necesidades básicas, Vázquez también enfrenta dificultades para mantener su trabajo como repostera, lo que agrava aún más la situación económica de su familia. "Yo trabajo acá en la parte de la zona del parque, vendiendo. Yo soy repostera. Vendo en la parte del parque, y bueno, ahora se me está complicando un montón", lamenta.
Con una familia compuesta por cuatro personas, Vázquez lucha por mantener la normalidad en medio del caos. "Mis tres nenes, uno de 13, uno de 8 y el otro de 3 años. Ellos son los que están viviendo acá conmigo en la parte de arriba, como te comentaba", comparte.