Vientos de "guerra" entre peruanos e inmigrantes en Lima
Tras la llegada en los últimos años de 1,6 millones de venezolanos que escapan de la crisis de su país, se han suscitado polémicas en relación a hechos delictivos adjudicados a bandas de esa nacionalidad.
Amenazas de muerte lanzadas públicamente por delincuentes venezolanos y ultimátum dados en respuesta por organizaciones peruanas configuran un cuadro explosivo en Lima, ciudad azotada por el fantasma de la inseguridad.
"Comenzaremos a matar a todos los motorizados (mototaxistas) peruanos que estén en los paraderos de (el distrito limeño) La Victoria", advirtieron hombres armados que se identificaron como miembros de la banda venezolana Los Gallegos, en un video difundido por las redes sociales.
"Si no hay pan para los venezolanos trabajadores, no habrá pan para los peruanos que apoyan la xenofobia", agregó el vocero del grupo, formado ante las cámaras por unos 15 encapuchados vestidos de negro que exhibían fusiles y otras armas sofisticadas. Los Gallegos, grupo que al igual que Hermanos Sicarios, Hijos de Dios, Dinastía Alayón y Cota 95 actúa bajo el paraguas del Tren de Aragua, una gran organización criminal venezolana que actúa en varios países latinoamericanos, respondía así a amenazas "xenófobas". Esas amenazas, lanzadas por organizaciones clandestinas de peruanos que se dicen hartas de la delincuencia llegada desde Venezuela, son a la vez una respuesta al margen de la ley frente a la explosión de delitos como la extorsión, el secuestro y el robo, atribuidos en buena parte a los inmigrantes.
A Perú llegaron en los últimos años cerca de 1,6 millones de venezolanos que escapan de la crisis de su país.
Aunque la mayoría se dedica a actividades lícitas, unos 150.000, según calcula el exministro del Interior y actual congresista Fernando Rospigliosi, son delincuentes.
Una de sus actividades más lucrativas es la extorsión. Las víctimas van desde empresarios medianos que tienen que pagar más de 10.000 dólares para evitar atentados contra sus vidas o propiedades, hasta mototaxistas o vendedores ambulantes a los que se aplica una cuota diaria de cinco soles (1,3 dólares).
La extorsión está desbordada en Lima y, en especial en zonas periféricas, abundan testimonios de personas obligadas a pagar por lo que las bandas llaman "protección". Asesinatos y atentados con explosivos se producen a diario como represalia a quienes no cumplen con su cuota.