Yo veo el futuro repetir el pasado
Rodolfo Walsh deposita la carta en los buzones y poco después es emboscado por un grupo de tareas de la E.S.M.A.
Quiere evitar la tortura, entonces se enfrenta con sus secuestradores con una pequeña pistola y ,agónico, es llevado al campo de exterminio, donde muere. Rodolfo Walsh había escrito "Operación masacre", una investigación sobre los fusilamientos de militantes peronistas en el Basural de José León Suárez. La ejecución la realiza, de un modo ilegal y clandestina, la Revolución Libertadora en el año 56, aquella que derroca el gobierno democrático de Perón, en nombre de la "libertad", Walsh estaba en un bar jugando ajedrez y escucha que "hay un fusilado que vive". Esa frase lo sustrae del sopor de su consciencia adormecida, de su bella indiferencia, del que no sabe que no sabe y cree poder erigirse neutral frente a un Régimen asesino. A partir de ahí, su consciencia lo conmina y asume un compromiso irrevocable con la historia. En ese momento comienza una investigación que cambiará su vida, de los fusilamientos que valieron al gobierno de Aramburu el mote de "Revolución fusiladora", de la que resultará "Operación Masacre". Allí comienza la resistencia popular frente al Régimen Oligárquico y represivo que duró 18 años y que la Dictadura resignificó, denominándola "subversión", pretendiendo así, justificar el Genocidio. He consultado a muchos chicos, jóvenes, estudiantes, profesionales y no tienen idea de "Operación Masacre", ni siquiera de la existencia de Rodolfo Walsh. Sin embargo es una obra clave de la Historia argentina, un nudo que ata el gesto asesino de Fernández Suárez (responsable de la ejecución de los fusilamientos de personas inocentes) con el de Julio Argentino Roca, asesino de pueblos originarios, y anticipa el genocidio de Videla y Massera. Y me pregunto, ¿qué se estudia en Historia en los Colegios secundarios para que los chicos desconozcan, ya no a Walsh y sus obras, sino los acontecimientos más recientes como el Menemismo o el estallidos social del 2001?, ¿cómo se garantiza la transmisión generacional de nuestra identidad colectiva, de nuestras tragedias colectivas?, ¿será esa una de las claves de la pesadilla actual, aquella por la cual los pueblos que olvidan su historia tienden a repetirla? Admitir la ignorancia es el punto de partida del saber. Es la máxima Socrática, "sólo sé que no se nada", la sentencia que abre la posibilidad de dudar, interrogarse para impulsar la búsqueda de conocimiento. El triunfo en elecciones democráticas de una opción fascista, negacionista, que reivindica el Genocidio, expresa que hay importantes porciones de la población que no sabe que no sabe, que ni siquiera se hace planteos, que no indaga en la Memoria común, que no se pregunta por la Historia como" política del pasado" ni se plantea la política como "historia en el presente", según la precisa definición de Galasso. Hay una desconexión con la identidad, una fragmentación de esa continuidad que la garantiza, en esos barriletes tecnológicos que disuelven la historia en un presente sin tiempo. Sin embargo, "la Carta abierta a la junta militar "parece escrita para el presente" El 24 de marzo de 1976, derrocaron ustedes un gobierno del que formaban parte..."l(1)les dice a la Junta, y revela los horrendos métodos utilizados por la represión y el Terrorismo de Estado, los secuestros, las torturas sin límites, los asesinatos, las desapariciones. Agreguemos el robo de bebés, la sustracción de las identidades. Sin embargo, dice el documento, y a pesar de lo siniestro del plan, el Terror y el horror constituyen un Método para conseguir un fin, dice: "Estos hechos que sacuden la consciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino, ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no solo la explicación de sus crímenes, sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada". Y describe a continuación un programa económico casi idéntico del que sufrimos en la actualidad, con reducción del 40 % del salario de los trabajadores, trasferencia de esos ingresos a los grandes grupos económicos, grave endeudamiento con el FMi, deuda externa, concentración económica de las riquezas etc., saqueo y expoliación de los recursos, patrimonio y riquezas producidas por el esfuerzo del pueblo, por parte de un gobierno que ,lejos de defender los intereses de la Patria, tiene las características de un gobierno de ocupación colonial. La Dictadura fue una estrategia del Imperio norteamericano para controlar y saquear su "Patio trasero", a ese Plan lo denominaron "Cóndor". El Método consistía en el exterminio de cualquier oposición, cualquier resistencia a la imposición del mismo. Los 30 mil desaparecidos compartían ideales de transformación de un mundo injusto y desigual. Basta leer "No son solo Memoria: Historia de detenidos-desaparecidos de Concordia"(2) para darse cuenta que sus luchas, varias de las cuales ligadas a una visión Cristiana de los sacerdotes de la opción por los pobres, tercermundista, eran guiadas por su rechazo a la miseria, a la pobreza surgida por la apropiación de la riqueza en pocas manos y la explotación del hombre por el hombre, y sus convicciones revolucionarias de que un hombre nuevo y una sociedad igualitaria y humana era posible, y para eso comprometieron su vida. Ese libro tendría que ser de lectura obligatoria en todos los niveles educativos, para preservar la Memoria. En él se narra la historia de vida y los ideales de los detenidos desaparecidos de nuestra ciudad, a partir del recuerdo vivo de sus amigos y familiares, a través del que se ilumina las verdaderas razones del Genocidio. Ellos son: Vicente Víctor Ayala, Raúl María Caire, Pacífico Francisco Díaz, Alfredo Omar Enrique Fiorito, Ileana Gómez, Jorge Omar Koffman, Alfredo Elías Kohon, César Hugo Loker, Raúl Ramón Maschio, Orlando René Méndez, Leticia Oliva, Inés Menescardi de Odorisio, Roberto Odorisio, Alberto Teodoro Noailles, Jorge Emilio Papetti, Ana María Quinteros de Lescano, Susana Quinteros de Morillo, Mario Sanchez, Julio Alberto Solaga, Roberto Yornet y Sixto Francisco Salazar: Presentes, ahora y siempre.
Este día de la memoria, este 24 de marzo es particular, porque se inscribe en el presente de un gobierno nacional que no solo niega el Genocidio y reivindica el Terrorismo de Estado, sino que reproduce el mismo plan de miseria planificada para los trabajadores que ejecutó la Dictadura cívico, militar, eclesiástica, con el agravante de que lo hacen en democracia, sin tener que recurrir a un golpe, para llevarlo a cabo, aunque no sin censuras, autoritarismos y persecuciones. En el que, estafa electoral mediante, imponen un brutal ajuste a los trabajadores vaciando su salario y reprimiendo con barbarie cualquier manifestación de descontento. Es por esa significación particular que tiene este 24 de marzo, que adquiere importancia la participación en la marcha que se realizará mañana, a 48 años del inicio del Horror del Terrorismo de Estado, organizado con la fuerza de la unidad de la Multisectorial por los derechos humanos. En nuestra ciudad saldrá de Salta y Damián P Garat, a las 19 horas, recorriendo las calles de Concordia, hasta llegar a la Plaza Urquiza, donde se llevará a cabo el acto oficial, reafirmando el lema Memoria, Verdad y Justicia. El punto de partida es emblemático. En esa esquina fue secuestrado Julio Solaga y allí pintó un Mural el artista plástico Nicolás Pasarella, una obra impresionante que reproduce el siniestro acontecimiento en el lugar que se produce. El arte es quizá una vía crucial para nombrar un horror sin nombre, una forma de transmisión de la Memoria, la Verdad y la Justicia, de reafirmar nuestra identidad, para no repetir nuestro fracaso y volver a soñar con una Patria libre, justa y soberana.
“…Dicen que ahora viven
En tu mirada
Sostenlos con tus ojos,
Con tus palabras…”
“Otra voz canta” Circe Maia.
1-“Carta abierta a la Junta Militar” Rodolfo Walsh.
2- “No son solo Memoria: Historia de detenidos-desaparecidos de Concordia” Compilación Gisela Anabel Romero.
Sergio Brodsky