El futuro: universidad, timba o pobreza
Un día, a fines del año pasado, caminaba por A. del Valle bajo una llovizna pertinaz, empuñando mi paraguas. De frente a mí, por una vereda lustrosa, casi patinando venía un joven, no creo que tuviera más de 20 años. Lloraba a mares sobre su rostro desencajado. Instintivamente lo tome del brazo para saber qué le pasaba y ofrecerle ayuda. Me dijo textualmente: “fui al supermercado donde trabajaba a buscar un dinero que me debían porque no quise seguir, y no me dieron nada, seis meses estuve trabajando ahí, me explotaron, no podía ni respirar, yo solo quería alquilar para irme a vivir con mi novia, irme de la casa de mis padres”; lo abracé como un consuelo, “gracias señor”, me dijo también instintivamente y vi alejarse sus pasos trágicos y largos, y vi en ese gurí a tantos gurisitos y sus horizontes frustrados, sin futuro, sin destino, agravados hoy por la precarización laboral hecha por la ley bases y la complicidad de los gremios “dialoguistas”, y vi, ya hoy , una enorme cola de jóvenes buscando trabajo, desocupados, en la Expo empleo B.A. en la Rural en Buenos Aires, sus caras angustiadas y sus palabras ingenuas y desesperadas frente a las cámaras, sus tibias esperanzas frente a un panorama que triplica el desempleo joven respecto de los adultos, entrando al picadero de la explotación, donde empresarios esperan con las servilletas y los cubiertos a dirimirlos en las mesas de pruebas infinitas, salarios de hambre y fáciles expulsiones sin indemnización. Así los jóvenes, sin oportunidades de trabajar, caen en la desesperación, el delito, las drogas y la depresión. Tengamos en cuenta que, en nuestro país, los suicidios en la franja entre los 15 y los 24 años constituye la segunda causa de muerte. Esta pesadilla y pesadumbre para los jóvenes y sus familias, la falta de oportunidades para proyectar un futuro, deriva hoy en un fenómeno alarmante: el aumento crítico de las apuestas y casinos virtuales que incrementa, según lo ha registrado el Psiquiatra Federico Pavlovsky, la ludopatía juvenil , donde es la vida, el futuro, los sueños, lo que se” juega” en la ruleta, estimulado por un gobierno “experto en crecimiento con y sin dinero” que está conduciendo al pueblo a una catástrofe de hambre y pobreza, descomunales, un gobierno que favorece la timba financiera de los poderosos, en perjuicio de la producción y el trabajo, un gobierno que ha inculcado un pensamiento mágico de producir dinero y éxito velozmente, de vivir en dólares, de soñar en verde, que empieza hoy a estrellar la fe de los jóvenes, sus frentes marchitas sobre las fichas de sus desventuras, y que del mismo modo que estimula casinos, intenta destruir universidades, docentes y estudiantes, aquellos que hoy se rebelan con inusitada fuerza y esperanza, se levantan contra estos proyectos de muerte e injusticia social, de destrucción de sueños de ascenso social, de realización personal y colectiva, de felicidad de las familias, de un futuro basado en el estudio, las ciencias y la formación universitaria, para mejorar las condiciones de vida de todos. El Presidente insulta obsceno, como siempre, el Jefe de Gabinete Guillermo Francos agita fantasmas de la violencia setentista que sugiere obra de los estudiantes, negacionista olvida que el emblema de la noche de los lápices fue la masacre de un aparato genocida montado para secuestrar torturar y desaparecer a chicos de 15 años que pedían el boleto estudiantil. La represora Bulrich imagina revueltas a la chilena y molotovs que justifique golpizas atroces de las que goza su perversidad, proyectando, en realidad, el modelo chileno que su gobierno pretende, en el que, sucede en el país trasandino, la educación es un privilegio de pocos. Toda esta parafernalia de Dinosaurios promueve la violencia de exaltados libertarios como sucedió en la Universidad de Quilmes, atacando con gas pimienta a los estudiantes que manifestaban en las tomas. Esos estudiantes son el futuro de la Patria que debemos acompañar con compromiso, allí se juegan los sueños y deseos de un país libre y feliz, de una comunidad solidaria, cimentada en lazos de amor y ternura, de paz y crecimiento, una comunidad orgullosa de sí misma, con jóvenes realizados personal y socialmente y no derrumbados y hundidos en la desesperanza, jugados en mortíferas apuestas, ese, precisamente ese, debe ser nuestro desafío.
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