Rescatando patria: Entrevista a Liliana Colino, Veterana de guerra de Malvinas
Estudiantes de 5°”B” de la Escuela Secundaria N°25 “Gral. San Martín” entrevistaron a la Veterana de guerra de Malvinas, Liliana Colino. Exploraron el coraje excepcional de “la única mujer que pisó Malvinas”.
Milagros: Buenos días Liliana, es un gusto poder tener la oportunidad de entrevistarla, yo seré quien empiece la entrevista. Queremos saber cómo fue su experiencia en la guerra.
Es muy amplio poder contestar eso… mi experiencia fue en muchos aspectos, evidentemente. En la parte emocional, en la parte social, es un combo muy grande la experiencia. Con respecto a lo profesional evidentemente fue algo para lo que nadie estaba preparado en el país, porque nunca habíamos estado en guerra. Este fue el bautismo de guerra de la Fuerza Aérea, por lo tanto de la sanidad, veíamos las dificultades en la parte emocional. Y con respecto a la parte social el trabajo en equipo es lo que más me enseñó en la guerra. Evidentemente en la guerra uno depende cien por ciento del que tiene al lado.
¿Fuiste por voluntad propia o te obligaron a ir a la guerra?
Como personal militar yo fui desplegada al hospital reubicable de Comodoro Rivadavia, eso no fue voluntario, pero lo que sí fue voluntario fue ir a Malvinas, porque las mujeres en una guerra no estábamos incluidas en las tripulaciones de vuelo, a mí me incluyeron y después acepté ir voluntariamente.
Puedes relatarnos cómo fue ese día que pisaste Malvinas…
Bueno, en principio los vuelos siempre se hacían a la madrugada así que nosotros alrededor de las diez u once de la noche subimos al Hércules en la pista que estaba al lado del hospital reubicable, y nos subimos arriba de los contenedores, porque en todos los vuelos se llevaban containers con todo lo que solicitaba Puerto Argentino. Y cuando estábamos arriba del container acostados, porque no había otra manera de estar porque ocupan toda la cabina del avión, empiezan a bajar nuevamente la panza del Hércules, la rampa, es la puerta trasera y nos miramos y nos dijeron “bajen enseguida y entren al refugio que hay un alerta roja”. Bajamos corriendo y fuimos al refugio que está cerca de la pista de aterrizaje y nos quedamos ahí un tiempo, no te puedo decir cuánto.
Y bueno, la disyuntiva era si viajábamos o no, porque las condiciones eran de alerta roja. Al final decidieron que, como había demasiados pacientes para evacuar, se había producido el desembarco inglés y habían comenzado los combates cuerpo a cuerpo, íbamos a volar igual. Así que despegamos al ras del mar con silencio de radio, teniendo en cuenta que ya estábamos en zona de exclusión, dominio marítimo y aéreo del enemigo ya en ese momento, totalmente a oscuras. Cuando llegamos a Puerto Argentino el Hércules baja la rampa, la puerta trasera como les digo, hay que tener en cuenta que el Hércules es un avión muy grande, muy pesado, nosotros le decimos la chancha. Finalmente nosotros nos tiramos, el avión carretea constantemente, no aterriza nunca en la pista. Como es un avión muy pesado para despegar necesita un tiempo prolongado de carreteo, si no se convierte en un blanco fácil para el bombardeo.
Así que bueno, carreteando permanentemente descargan los containers, nosotros nos tiramos y corremos detrás del Hércules y esperamos que terminen de descargar todo lo que habían pedido y empiezan a venir las ambulancias marcha atrás con las puertas abiertas en combinación con la velocidad del Hércules porque tiene que ir la ambulancia prácticamente pegada al avión. Nosotros nos subimos a la rampa y empezamos a trasladar a los pacientes, los que están mejor bajan caminando y se sientan en los costados, los que van en camillas los ponemos en el centro, porque las camillas tienen que ir engrampadas. El Hércules volaba a ras del mar y si no engrampábamos bien las camillas podía haber un accidente. Esta evacuación continúa hasta que le informan al piloto que hay riesgo de bombardeo.
Como se acercan Sea Harrier, entonces, inmediatamente el piloto levanta la puerta posterior y despega. Y en esto hay que tener en cuenta que no importa cuántas ambulancias quedan en la pista, acá lo que importa es que si el Hércules permanece en la pista no sólo se puede perder el Hércules sino el vehículo que usábamos para llevar todo lo que necesitaban en Puerto Argentino, y tampoco podríamos hacer la evacuaciones. Además se perdían las vidas que estaban dentro del Hércules y las ambulancias, porque las ambulancias no tenían contacto con la torre de control.
El vuelo de vuelta se hacía igual a ras del mar con silencio de radio, a oscuras y cuando llegamos a Comodoro Rivadavia se evacuaban los pacientes al hangar que está al frente de la pista de aterrizaje y ahí se realizaba el triash, que consistía en dividir a los pacientes según el tipo de patología y la gravedad. Se los trasladaba de Comodoro a donde se creía conveniente. Los que estaban en mejores condiciones se quedaban en el hangar y se les daba contención emocional, los que estaban más graves quedaban internados en el hospital reubicable en las salas o en terapia intensiva.
Lili, ¿qué sentiste al momento de pisar suelo malvinense?
Mirá, primero emoción, porque estar pisando Malvinas era realmente una emoción para mí, y la adrenalina a mil, imagínate, como era algo que nunca había hecho y teníamos que hacerlo en tiempo récord mucho tiempo de pensar no había, era momento de actuar y nada más en ese momento.
Hola, soy Saldaña Nicolás y voy a hacerle las siguientes preguntas…
Hola Nicolás.
¿Cómo reaccionó tu familia al enterarse que habías ido a Malvinas?
Bueno, mi familia en realidad se enteró el 1 de mayo de 1983 cuando Fuerza Aérea me condecoró al mismo tiempo que a los varones que habían estado en Malvinas, e invitaron a mis padres al acto en el Helipuerto del edificio Cóndor. Yo a mis padres no les había dicho que había ido a Malvinas. Así que bueno, para ellos fue como un shock, no entendían nada, y bueno, me abrazaron y nada más, qué iban a hacer, ya había vuelto.
¿Cómo era su vida antes de ir a Malvinas?
Yo estudié Enfermería y Veterinaria al mismo tiempo, y siempre trabajé de las dos profesiones, de 8 a 16 estaba en el Hospital Aeronáutico, era Jefe de Terapia Intensiva Transplante Renal y Quemados y también hacía guardia nocturna de Veterinaria. Tenía guardia de vuelo una vez por mes en la Fuerza Aérea y aparte con el Hospital reubicable íbamos periódicamente a hacer atención primaria de salud a algunos pueblos del interior de las provincias.
Y cómo fue después, después de Malvinas…
No, no cambió nada, fue exactamente igual. Y yo cuando volví de Comodoro me fui a la Escuela de Aviación Militar a hacer un curso de Promoción Alférez porque habíamos sido mal incorporadas, habíamos sido incorporadas como suboficiales y teníamos secundario y universitario y tendríamos que haber sido incorporadas como oficiales pero como fuimos las primeras es como que quisieron probar. Así que cuando volví en junio fui a la Escuela de Aviación Militar y ahí estuve por seis meses hasta fin de año. Y cuando volví a fin de año ya no me acordaba de Malvinas, así que siguió mi vida igual que antes.
¿Y cómo vive hoy?
Hoy profesionalmente hago nada más que veterinaria, en este momento, y aparte doy charlas malvinizando en las escuelas y en las instituciones, en los centros culturales.
¿Y te quedaron algunos traumas psicológicos?
En realidad no se llaman traumas, es un estrés postraumático, ya se conoce como una patología, a partir de aproximadamente quince años, se le puso nombre. En realidad, por un lado, a mí se me bloqueó la formación de anticuerpos y tengo una inmunodeficiencia, me tengo que dar inmunoglobulinas mensualmente porque no tengo defensas. Y aparte de eso, en un retiro espiritual a Luján con Veteranas, el psiquiatra nos empezó a preguntar con qué soñábamos y ahí me enteré… porque la mayoría de los Veteranos dicen que a la noche se despiertan con el ruido de las bombas, con el ruido de las metrallas, con las luces, que se tienen que levantar, y no pueden seguir durmiendo. Y me preguntó a mí y yo le dije que la verdad yo no sueño nada, no me acuerdo nunca de ningún sueño pero no de Malvinas sino de ningún sueño, yo me acuesto y me levanto como si hubiera quedado en stand by. Me dijo “justamente eso es lo que pasa, hiciste un bloqueo y por eso no te acordás nada”.
Hola, buen día, soy Lautaro Espíndola y voy a hacerte las siguientes preguntas, ¿tuviste miedo?
Sí, evidentemente, quien no tiene miedo en una guerra.
¿Qué sintió al tener que atender a tantos jóvenes de tan corta edad?
Había de todo, no eran sólo jóvenes de 18 años. Había heridos de 40, de 30, porque no te olvides que no sólo fueron heridos los soldados, también los suboficiales. Así que no es que atendimos nada más que a soldados o a chicos de 18 años como dicen, había de todo y evidentemente por estar en un hospital militar ya estábamos acostumbrados a tener ese tipo de pacientes.
Al momento de rescatar heridos, en el apuro ¿alguien quedó sin rescatar?
Es lo que les expliqué, que cuando hay alerta roja automáticamente no importa lo que queda en la pista, se levanta la panza y el Hércules despega, porque sino es un blanco muy fácil para el bombardeo, y se pierde el Hércules que es el vehículo para ser transportado, se pierden las vidas que están dentro del Hércules, más las vidas de las ambulancias, y los que están en la pista no tienen contacto con la torre de control, y es un blanco muy fácil para el bombardeo. Así que nosotros no sabíamos lo que quedaba en la pista, no te olvides que no había luces, era todo a oscuras simplemente había unas bochas de fuego distribuidas en algunos lugares de la pista como para orientar un poquito al Hércules pero no había luces.
Hola, me llamo Lautaro Merlo y concluiré la entrevista con las cuatro siguientes preguntas. ¿Estando abocada a la guerra, dormía y se alimentaba bien?
No podíamos dormir mucho porque como les dije las evacuaciones se hacían siempre de madrugada, por lo tanto dormíamos muy poco. No se olviden que no era nada más que recibir la evacuación sino que después era atender a los pacientes que habían sido evacuados, hasta que eran evacuados por su propia fuerza, quedaban en el hospital reubicable. Así que a veces quedaban un día, a veces 36 horas, depende. Y con respecto a comer sí, comíamos bien, y había de todo.
¿Qué piensan sus hijos de su condición de Veterana de Malvinas?
Están orgullosos a pesar de que les costó mucho, porque al principio no les creían que su mamá era Veterana, porque era mujer, y muchas veces les dijeron “mentirosos”, pero con el tiempo lo fueron asimilando.
Y ¿qué significa para usted ser la única mujer que pisó Malvinas?
Es un orgullo terrible, una emoción, es un privilegio, porque la ilusión que tengo es que algún día todos ustedes puedan pisar Malvinas cuando flamee la bandera argentina. Van a sentir algo tan especial como no se puedan imaginar porque es algo que nos pertenece y que nos fue usurpado y que tenemos que sentir como parte de nuestra casa.
¿Qué significa para vos ser Veterana de guerra de Malvinas?
Es un orgullo y es el legado que tengo para que los jóvenes no caigan de nuevo en la desmalvinización, es decir, es mi obligación que los jóvenes entiendan que de ellos depende que los políticos no se olviden de seguir yendo a los foros internacionales para recuperar algo que nos pertenece. Porque la gente tiene la idea equivocada de que la guerra la hacen los militares, ningún militar hace la guerra, a la guerra la hacen los políticos, lamentablemente siempre hay demasiados intereses. De ustedes depende que los políticos entiendan que la única manera de recuperar algo que nos pertenece es a través de la vía diplomática y ustedes son los que tienen que estar convencidos de ello para poder exigir a las autoridades que no detengan su esfuerzo hasta que en los foros internacionales esté siempre Malvinas.
¿Volverías a Malvinas?
Si flamea la bandera argentina sí, así como está ahora no.
¿Y crees que las vamos a recuperar?
Todo depende de nuestra juventud, todo depende exclusivamente de ellos. De que sigan exigiendo, de que no permitan que los políticos se olviden del esfuerzo que se realizó. Porque no te olvides que en ese grupo puede estar el futuro presidente, el futuro canciller, los futuros embajadores y embajadoras. Es fundamental que sembremos esa semilla para que no dejen de esforzarse para que Malvinas vuelva a ser parte de nuestra patria. Porque no se olviden que Malvinas no es nada más que dos islas. Primero, son 200 islas y segundo, tienen una importancia geopolítica inmensa, tienen más riqueza que nuestra propia Argentina continental, entonces no podemos permitir perder algo que nos pertenece, que nos permitiría crecer económicamente simplemente por dejarlo pasar o estar ocupados en otras cosas que capaz no son tan importantes.
Lautaro Soto: le quería hacer dos preguntas, ¿alguna vez se le cruzó por la cabeza no servir en la práctica de medicina en la guerra y si tuvo la oportunidad de usar un arma de fuego?
Como personal militar nosotros tenemos 9mm, ¿para qué la usa el personal de sanidad? Para defender en caso de que vos estés atendiendo a un paciente y ese paciente corre riesgo de ser agredido. Nosotros la verdad nunca tuvimos que usarla, evidentemente en el vuelo no vas a usar una 9mm, en la pista no teníamos tampoco oportunidad. Así que no, nosotros como personal de Fuerza Aérea de evacuación aeromédica no teníamos necesidad de usar armas. No te olvides que el Hércules no es un avión que va armado tampoco, no va armado para defenderse, así que armas no llevábamos, llevábamos la 9mm que es obligatorio en todo el personal militar pero el único objetivo era ese, en caso de que vos estés atendiendo a alguien y corra riesgo de vida porque pueda ser atacado, lo defendés pero era nada más que por eso.
Juan: Hola Liliana, ¿cómo estás? Me surge la pregunta de que si tenés algún objeto que le guardes un valor sentimental, emocional, claro, que hayas traído de Malvinas.
Tengo mi bandolera, una bandolera sanitaria donde llevábamos las cosas de primera necesidad en caso de que tuviéramos que actuar en terreno. Tengo mis borcegos que pisaron la turba de Malvinas, nunca más los volví a limpiar y evidentemente tengo lo más importante, el recuerdo de haber pisado Malvinas mientras flameaba la bandera argentina.
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