Los autores del crimen del General Urquiza
LOS CONSPIRADORES
El día 9 de abril de 1870 se reúnen en la estancia del general Ricardo López Jordán, junto a Concepción del Uruguay, los encargados de apoderarse del General Urquiza: el coronel Robustiano Vera y el capitán José María Mosqueira con 30 hombres. Según explica Mosqueira en el proceso que se le siguió, la orden de López Jordán era “que se tomase al General Urquiza y lo llevaran a su presencia y se respetase a la familia e intereses del general como cosa sagrada”
El Palacio tenía una guardia de 80 soldados a la entrada de la quinta y 7 dentro de la casa. En conocimiento de esto entienden que necesitan reforzar la partida con peones de la estancia San Pedro, propiedad de Urquiza y administrada por Simón Luengo, el caudillo cordobés. Se le sumaron a Luengo el capitán cordobés Álvarez, el oriental Nicomedes Coronel, Juan Pirán (hijo del general) y Pedro Aramburu.
En total eran 104 hombres armados al mando de Robustiano Vera y salen a las 11 de la mañana rumbo al Palacio San José. Arriban a las inmediaciones cuando ya estaba oscureciendo. En esa época del año ya empieza a oscurecer más temprano. A pocos metros del Palacio había una guardia de aproximadamente veinte hombres a cargo del capitán Carlos Anderson los que intentaron resistirse, pero superados en número por los atacantes, debieron rendirse. Los encargados de tomar la guardia fueron Robustiano Vera, Pedro Aramburu, Juan Pirán y unos veinte hombres.
El resto de la tropa fue la que irrumpió en el Palacio al grito de ¡Viva López Jordán! ¡Muera Urquiza!
El General Urquiza vestido de blanco, se encontraba tomando mate sus colaboradores Juan P. Solano y el ministro Dr. José Baltoré.
Cuando sienten el tropel de caballos no se alarma porque estaban esperando una partida que venía de Nogoyá.
Un grupo de cinco a las órdenes del coronel Simón Luengo, cordobés, Nicomedes Coronel, capataz de una de las estancias de Urquiza, oriental de origen, el Tuerto Álvarez, cordobés, el Pardo Luna, oriental y el capitán José María Mosqueira, entrerriano nacido en Gualeguaychú. Único entrerriano de la partida.
El General Urquiza comprendiendo lo que sucede dice ─“Son asesinos”─ y corre en busca de un arma ─”No se mata así a un hombre en su casa, canallas”─ exclama don Justo y efectúa un disparo que hirió en el hombro al oriental Luna. El Tuerto Álvarez, entonces relata Carlos Anderson y Jefe de la Guardia del Palacio y testigo presencial de los hechos, le tiró con un revolver y le pegó al lado de la boca: era herida mortal, sin vuelta.(*)
El General cayó en el vano de la puerta y en esa posición, el oriental Nicomedes Coronel le pegó dos puñaladas y tres el cordobés Luengo, el único que vestía de militar y que lo alcanza cuando ya la señora Dolores y Lola, la hija lo entraban en una piecita en la cual se encerraron con él, yendo a recostarlo en la esquina del frente, donde se conservan hasta ahora las manchas de sangre en las baldosas.
Con posterioridad a estos hechos, el Gral. López Jordán se hizo proclamar gobernador por la Legislatura de la Provincia.
En tal carácter envió al capitán José María Mosqueira como delegado suyo al Departamento Tala, con una carta para el coronel Wenceslao Taborda con instrucciones en estos términos: “Uruguay, abril 14 de 1870. Señor capitán don José María Mosqueira. Mi estimado capitán: terminada la revolución de la manera pacífica que Ud. ha visto, puede Ud. retirarse a su Departamento comunicando lo ocurrido a aquel vecindario, mientras se hace esto oficialmente. En nombre de los derechos constitucionales de la Provincia, tengo que agradecer a Ud. la cooperación decidida como hombre libre ha prestado Ud. a los destinos de Entre Ríos, Ud. que conoce mis miras puede fácilmente transmitirlas para lo cual lo autorizo. Cuente con el aprecio de su afmo. Amigo y SS Ricardo López Jordán.
Gadea Wenceslao – Don Justo. La tragedia de Entre Ríos Editorial Imprenta López, 1943 Pág. 109 Citado por Salduna Bernardo “La Rebelión de López Jordán” DICTUMEDICIONES 2013
(*) El estudio anatómico practicado en 1951 por los doctores Ricardo Castro O’Connor y Oscar García de los restos del Gral. Justo José de Urquiza dice que: …el cadáver estaba reducido a estado esquelético, hallándose vestido con pantalón de brin, camisa, chaleco, saco, medias de lana y botines de color negro con elástico en la parte superior, todo en buen estado. Observación, “cadáver sexo masculino, de altura 168 a 170 según tablas antropométricas de Rollet para esqueleto. Cadáver de 80 a 100 años de antigüedad, a juzgar por la desaparición de las terceras falanges de los dedos de las manos. El estudio del cráneo y el informe medico legal del cadáver, es que el General Urquiza no falleció como consecuencia de la bala que le disparó el Pardo Luna, oriental, (capataz de la estancia San Pedro) hiriéndolo en la cara, como se creía hasta ahora, sino por las terribles heridas de arma blanca recibidas en el tórax. El disparo dio en la prótesis dental metálica y en el hueso maxilar, por lo que cuando fue apuñalado estaba con vida.
“Diez días después del asesinato en el Palacio San José, dentro de los que sobresalen Simón Luengo, Robustiano Vera, Nicomedes “Nico” Coronel, José María Mosqueira, Juan Pirán, Pedro Aramburu, Ambrosio “el Pardo” Luna, Facundo Teco. Solo Mosqueira es entrerriano.
El mismo Ricardo López Jordán era uruguayo, nacido en Paysandú el 30 de agosto de 1822
Un grupo de jinetes procedentes de Concepción del Uruguay se aproxima a la costa del río Gualeguay. Han cruzado el campamento de Calá que se encuentra destruido por orden de Dolores Costa para que no lo usen los asesinos, entonces prosiguen su camino. Están en el “Paso del Gualeguay” frente a Rosario del Tala. Entre los montados puede identificarse al capitán José María Mosqueira, a Olímpides Pereira, a Zapata y otros. En la costa opuesta está el coronel Miguel Wenceslao Taborda, jefe político de Rosario del Tala con una nutrida fuerza, con la intención de atajarles el paso.
A viva voz, Mosqueira expresa que es una Comisión del nuevo gobernador, Ricardo López Jordán y que desea pasar.
Taborda le responde que si es amigo del gobernador, que pase tranquilo, que le da su palabra de no ofenderlo. Confiados, los jinetes cruzan el río y al pisar el lado opuesto que se halla anegado, escuchan la voz de Taborda que le dice: “Usted es uno de los asesinos de nuestro General Urquiza” y acto seguido ordena el toque de carga con su clarín. Ochenta hombres atacan a tiros a Mosqueira y sus acompañantes. Los soldados de Mosqueira se arrojan al agua. Caen dos heridos de muerte por las balas y los lanzazos, otros dos quedan heridos. Los demás son sacados a la cincha con una canoa, atados y luego conducidos al Campamento de Calá, que se halla a una legua de distancia del arroyo. Allí van a parar al cepo de lazo toda la noche. Menos Mosqueira, que atado queda en la carpa del coronel Taborda. El dia 23, Olimpides Pereira es liberado por el capitán Manuel Antonio González. En cambio, Mosqueira será remitido a Paraná y luego a Buenos Aires para ser juzgado por magnicidio”.
El resto ya se habían fugado de la provincia
El Dr. Jorge Adolfo Larrosa, ex Juez de Instrucción de la ciudad de Reconquista, en una publicación titulada “El no mató al General Urquiza”, hace una reconstrucción del suceso en un estudio jurídico procesal del hecho. Demuestra que el juicio al único procesado fue José María Mosqueira que no fue el matador del vencedor de Caseros, aunque participó en los sucesos de esa noche trágica y muestra a los verdaderos responsables de ese crimen, acaecido el 11 de abril de 1870, lunes de Semana Santa, aproximadamente a las 19.30 fue asesinado en el Palacio San José don Justo José de Urquiza. El juicio se realizó en el Juzgado del Crimen de Concepción del Uruguay.
Del expediente surgen los responsables del crimen en las personas de Nicomedes Coronel, los capitanes Álbarez (Sic), Facundo Teco y el teniente Agustín Minuet, comandados por el coronel Luengo, que son quienes ingresan al Patio de Honor donde se encontraba Urquiza y quienes lo asesinan, luego de pegarle un tiro en la cara y cinco puñaladas que Coronel le aplicó en la zona del corazón.
Mosqueira estaba en el patio posterior haciendo guardia, mientras en resto de la numerosa partida se enfrentaba con un destacamento de infantes a pocos metros y cubría otros puntos estratégicos del Palacio San José.
Según las versiones favorables a Mosqueira, este no fue quien mató a Urquiza, aunque formó parte de la rebelión y fue más bien responsable de que la familia de Urquiza, funcionarios y amigos, no sufrieran daños mayores y muerte por parte de sus compañeros de armas enardecidos por los hechos de violencia.
Mosqueira fue absuelto del crimen, aunque sufrió sentencia por haber participado en el alzamiento.
Ref- “El no mató al General Urquiza” Jorge Adolfo Larrosa. CEAL 1975.
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