Blanqueo de capitales: ¿Una alternativa para fortalecer las reservas?
La economía argentina presenta nuevos signos de debilitamiento en los últimos meses, poniendo en riesgo los avances logrados en el semestre anterior. En este contexto, el gobierno ha implementado diversas medidas, incluyendo el blanqueo de capitales, para intentar revertir la situación. Sin embargo, surge la interrogante de si esta herramienta será suficiente para abordar los desafíos económicos actuales.
Si bien en el semestre el gobierno logró cerrar con superávit fiscal, acumulación de reservas y baja de la inflación, no ocurrió lo mismo en el último mes. En el mes de junio cerró con un déficit primario de $ 1.44 billones y financiero de $ 1.82 billones, en tanto las reservas internacionales cayeron USD 84 millones, lo que desincentivó las ventas de divisas por parte del agro (sumado a la caída de los precios internacionales de la soja). Esto generó un aumento de las expectativas devaluatorias, lo que provocó a su vez un aumento de la brecha entre el dólar oficial y los dólares financieros, generando un aumento de riesgo país que superó los 1500 ptos.
Ante este escenario el gobierno salió a anunciar una profundización del régimen monetario sin modificar el tipo de cambio oficial (manteniéndose el crawling peg del 2% mensual), terminar con los puts (instrumentos que les permite a los bancos vender bonos de ministerio de economía al BCRA), y la eliminación de los pasivos no remunerados del BCRA (transfiriendo dicha deuda al Tesoro a través de bonos).
Con estas medidas el gobierno apunta a lograr que la cantidad de pesos circulantes quede constante y que de esa manera no altere la base monetaria, lo que facilitaría el proceso de desinflación y la salida al cepo, lo que solo sería viable cuando la economía esté en orden.
El mercado reaccionó negativamente este lunes: los dólares financieros bajaron para luego repuntar, ante la preocupación de que las medidas del gobierno ralentizaran la acumulación de reservas, considerada esencial para salir del cepo.
Ante esta situación, el gobierno respondió con celeridad reglamentando y poniendo en funcionamiento rápidamente el blanqueo de capitales. La AFIP anunció que a partir de este jueves los interesados podrán acceder a los aplicativos para acogerse al blanqueo.
Ahora bien, ¿Qué gobierno utilizó la herramienta del blanqueo de capitales? Desde el retorno de la democracia en 1983, todos los presidentes, a excepción de Néstor Kirchner, han implementado herramientas de blanqueo de capitales para combatir la “fuga de capitales”, es decir, recuperar los dólares que salen del país o del sistema financiero nacional.
Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Cristina Kirchner (en dos oportunidades), Mauricio Macri (aprovechando un contexto internacional único), y Alberto Fernández han diseñado este tipo de programas con el objetivo central de aumentar la recaudación.
Si bien los blanqueos de capitales han sido utilizados por diversos gobiernos con diferentes matices, su objetivo principal ha sido siempre impulsar la recaudación fiscal, lo que explica que por qué Néstor Kirchner no impulso un programa de repatriación de capitales -que tuvo la mayoría de su mandato superávit gemelo-.
La gran pregunta es: ¿cuánto dinero podría ingresar al Banco Central de la República Argentina (BCRA) por este blanqueo? Según el propio gobierno, una de las características de este programa es que “no tiene un propósito recaudatorio, sino el de incorporar más contribuyentes”. Por lo tanto, en principio, no se espera una suma tan importante.
El gobierno argentino proyecta que el blanqueo de capitales incluido en el paquete fiscal de la Ley Bases le aporte una recaudación de 0,3% del PBI para el año 2024. En términos concretos, puesto en cifras implicarían casi U$S 2.000 millones (es solo una proyección oficial y que el monto real recaudado podría ser mayor o menor).
En definitiva, el éxito del blanqueo dependerá en gran medida de su implementación transparente, eficiente y atractiva para los potenciales participantes.
Con la idea de hacer fácil el trámite la AFIP estableció que se podrá efectuar totalmente online. Asimismo, habrá un canal de consultas web especialmente dedicado al blanqueo con un simulador en donde los contribuyentes y empresas podrán simular cuánto les da tanto la moratoria como el planteo, dependiendo de la etapa de ingreso.
Habrá tres etapas para acceder al blanqueo. En la primera, desde este jueves hasta septiembre, se paga una alícuota del 5%; en la segunda, de octubre a diciembre, un 10%; y en la tercera, de enero y marzo de 2025, un 15%. Cabe señalar que no tiene costo alguno el blanquear hasta u$s100.000 (en este caso el blanqueo es para todos aquellos fondos que se pueda demostrar su tenencia, es decir si estaban en un colchón no se aplica). También se podrá regularizar cualquier monto sin costo, si se mantiene el dinero en el sistema financiero hasta el 31 de diciembre de 2025, o bien se lo invierte en algunas de las colocaciones autorizadas por el Ministerio de Economía.
La norma también reglamenta la posibilidad de adelantar el pago de Bienes Personales de 2023 a 2027 con una alícuota de 0,45% por año, lo que beneficia al contribuyente al quedar exento de presentar la declaración jurada hasta 2028 y al lograr estabilidad fiscal (no se podrán cobrar mayores alícuotas durante ese periodo sobre su patrimonio).
En Argentina, el nivel de reservas siempre fue un tema de preocupación y más en los últimos años, debido a su impacto en la estabilidad de la moneda, la capacidad de financiamiento del gobierno y la confianza del mercado.
En resumen, las reservas internacionales son un instrumento fundamental para la estabilidad económica de un país (permiten defender el valor del peso, hacer frente a shocks externos, aumento de confianza de los inversores, fortalecimiento del marco institucional, etc).
En mi opinión, el blanqueo de capitales puede ser una herramienta útil para obtener ingresos adicionales y repatriar capitales, pero no es una solución definitiva para fortalecer las reservas internacionales y salir de la recesión. Se requieren medidas de mayor alcance que aborden las debilidades estructurales de la economía argentina, como el déficit fiscal, la inflación y la falta de competitividad.
Tal vez el mercado esté haciendo la misma lectura y tenga cada vez más dudas sobre el éxito del gobierno para conseguir los dólares necesarios para levantar el cepo, condición sine qua non para generar expectativas positivas y encaminarnos hacia la salida de la recesión económica, que afecta fuertemente a los sectores más vulnerables de la sociedad argentina, con un aumento de la pobreza y la indigencia, y una caída en el poder adquisitivo de los salarios.
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