Cristo: Un amor cruxificado y resucitado
Los cristianos estamos viviendo la semana más importante que reaviva nuestra fe.
Una semana que nos mueve a buscar a Dios, porque necesitamos junto a nosotros. El nos muestra su cercanía, su amor, aunque a veces no lo vemos, no lo encontramos. Una pregunta surge desde lo profundo de nuestro corazón, especialmente en tiempos difíciles, ¿Dónde está Dios?
Una vez al año, lo buscamos recorriendo los templos o capillas, pero encontramos siempre el mismo Cristo; de madera o yeso. Con su corona de espina, y las rodillas rotas. A un costado la imagen de su Mama María, compartiendo su sufrimiento. Sintiendo que una espada de dolor le atraviesa su corazón. Y al mirarlo tan lastimado, desfigurado por el dolor, las lágrimas y las tristezas nos inundan.
Es en ese momento que me parece oír su voz comprensiva, diciéndome; “Aquí solo encontraran una foto, una imagen de yeso que me recuerda , como estaba yo aquel primer Viernes Santo, pero aquel castigo cruel inhumano, se repite hoy en el mundo, también en tu patria;
Esta fecha que conmemoran no es solo para recordar, porque se repite cada día, en el Cristo viviente de hoy, de carne y hueso:
Yo veo como muchas veces pasan al lado de un pobre hombre, con ropita vieja, hambriento, y pasan de largo, sin verlo, ese soy Yo. No despierta compasión en vos, en ustedes. O en un hogar para ancianos (un geriátrico), donde en un dormitorio pequeño, muchos abuelos esperan su encuentro con Dios, lejos de su familia.
Yo estoy crucificado en esos niños mutilados, muertos por los misiles, que estados dirigidos por criminales, dejan caer sobre los pueblos. También en los niños que sufren la terrible tortura del hambre.
Allí y en muchos otros lugares podes encontrarme, un Cristo de carne y hueso. Soy un Amor Crucificado.
Pero no te desesperes, que como decía un sacerdote santo, Cada Viernes Santo tiene un Domingo de Resurrección. Porque no todo quedó allí en la cruz. Los guardias del templo me pusieron en una tumba nueva, y taparon la entrada con una piedra inmensa. Porque no creían en el amor, y al amanecer del domingo, cuando ellos, los poderosos, las autoridades religiosas y política, celebraban “su triunfo”, Dios izo estallar en mil pedazos la piedra que tapaba el sepulcro, el amor Crucificado, se convirtió en Amor Resucitado.
Cristo resucitó y sigue acompañándonos, caminando a nuestros lados. Cristo venció el odio, la mentira, que los poderosos y algunos gobiernos sembraron y siguen sembrando en el mundo, para someter a los pueblos. Repartiéndose entre ellos las riquezas de los países y el poder.
Pero este domingo, y cada día surge fuerte y firme la Voz de Jesús; No tengan miedo, yo vencí a la muerte, para que tengan una Vida , de Amor Justicia y Verdad.
En la seguridad de la promesa del Señor Crucificado y Resucitado, le deseo”FELICES PASCUAS”, NO OLVIDEN QUE EL AMOR SIEMPRE TRIUNFA.
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