El silencio no es de los inocentes
Hace quince días, la joven Luisina Leoncino desapareció en Concordia, sumiendo a la comunidad en una profunda angustia y preocupación. Mientras la incertidumbre crece día a día, las autoridades no parecen estar dando respuestas contundentes a un caso que conmociona a todos.
La noticia llegó a los oídos de la ciudadanía con un detenido bajo prisión preventiva por 90 días, tras la presentación de pruebas por parte de la fiscal Julia Rivoira y la determinación del juez de garantías German Dri. El hombre de 42 años ha sido imputado por presunto femicidio, ya que filmaciones lo sitúan como la última persona en ver a Luisina con vida, ingresando a su domicilio en el día de su desaparición.
Sin embargo, la falta de pruebas concretas y el resultado vacío de un allanamiento al domicilio del sospechoso generan aún más incertidumbre. A pesar de esto, la atención y el interés de los políticos locales brillan por su ausencia. La inacción de los 16 precandidatos a la intendencia de Concordia y los 5 a la gobernación de Entre Ríos ante un caso tan sensible como este causa indignación entre los ciudadanos.
Solo uno de los precandidatos a gobernador, Pedro Galimberti, ha tomado cartas en el asunto. Hizo un llamado a sus pares Adán Bah, Rogelio Frigerio, Sebastián Etchevehere y Sofía Cáceres Sforza para que no ignoren lo que está sucediendo, hacer un “alto en la campaña” hasta la aparición de Luisina. A pesar de sus esfuerzos, su solicitud parece caer en oídos sordos.
La desaparición de Luisina nos enfrenta a una realidad preocupante: la falta de atención y compromiso por parte de las autoridades en un tema tan sensible como la violencia de género. Mientras los políticos se dedican a la campaña electoral, la desaparición de una joven parece quedar relegada a un segundo plano, como si su vida no importara.
La situación en Concordia no es un caso aislado; lamentablemente, es un reflejo de lo que sucede diariamente en Argentina. Desapariciones forzosas y femicidios son una realidad que nos golpea constantemente, dejando en claro que la vida de las víctimas queda en juego una y otra vez.
La comunidad exige respuestas y acciones concretas, pero los políticos parecen distantes y ocupados en sus estrategias electorales. Mientras recorren barrios ajenos y comparten sus promesas en redes sociales, ignoran el clamor popular: que aparezca Luisina y que las autoridades se hagan responsables de brindar justicia.
Es hora de que todos los sectores de la sociedad se unan en un grito unificado por la aparición de Luisina y por el fin de la violencia de género en nuestro país. No podemos permitir que casos como este queden en el olvido o sean minimizados. Es necesario que los políticos se involucren y demuestren un verdadero compromiso con la seguridad y el bienestar de las personas.
La desaparición de Luisina nos ha recordado que todos debemos ser parte de la solución, no solo en momentos de tragedia, sino de manera constante y comprometida. La indiferencia y el silencio solo perpetúan la injusticia y la violencia. Es hora de que cada uno de nosotros asuma la responsabilidad de construir una sociedad más segura y justa para todos.
Gastón Emanuel Bordón