Milei y el Presupuesto 2025: ¿Realismo o Continuidad en la Desconexión?
La presentación del presupuesto para el próximo año es objeto de grandes expectativas, dado que será el primero elaborado por la administración de Javier Milei. Según la normativa vigente, el proyecto de ingresos y gastos debe ser enviado al Congreso antes del 15 de septiembre.
Una de las principales novedades es que este presupuesto será presentado directamente por el presidente, algo inédito en la historia reciente. Milei ha prometido una “reforma histórica” bajo el lema de “déficit cero”, subrayando así la importancia que otorga a sus políticas económicas y a los cambios que pretende implementar. Tradicionalmente, esta tarea ha sido asumida por los ministros de Economía, pero Milei quiere destacar su compromiso personal con la propuesta.
El presupuesto es considerado la ley más importante, a menudo llamada la “ley de leyes”, debido a su impacto fundamental y directo en todas las demás leyes y en la administración pública. Su aprobación es esencial para la implementación efectiva de cualquier política pública, ya que, sin los recursos necesarios, incluso las leyes más significativas pueden quedar sin aplicación.
Las expectativas están puestas en saber si este presupuesto se ajustará a la realidad económica y si se desarrollará dentro de las posibilidades reales del país. En el pasado, Argentina ha tenido la costumbre de presentar presupuestos que frecuentemente parecen desconectados de la situación económica real. En muchos casos, estos presupuestos se han mostrado evidentemente inviables y difíciles de cumplir desde el primer momento, una percepción que no requiere una formación económica especializada para ser notada.
Una planificación inadecuada puede provocar desequilibrios económicos y financieros, llevando a la necesidad de ajustes drásticos o a la implementación de medidas de austeridad que podrían afectar negativamente el crecimiento económico y el bienestar social.
Por el contrario, un presupuesto bien estructurado es crucial para mantener la estabilidad económica. Permite prever y controlar el déficit fiscal, gestionar la deuda pública de manera efectiva y asegurar la sostenibilidad de las finanzas del Estado. Además, a través de políticas fiscales adecuadas, el presupuesto puede estimular o regular la economía.
Además, la ley presupuestaria fomenta la transparencia y la rendición de cuentas, obligando al gobierno a justificar sus decisiones financieras y a ser responsable en la ejecución del presupuesto.
En resumen, presentar un presupuesto razonable y coherente con la realidad es fundamental para la eficiencia, la transparencia, la estabilidad económica y una buena gobernanza.
Aunque aún no se han definido las previsiones finales, desde Balcarce 50 aseguran que la prioridad es mantener el superávit fiscal y continuar con la reducción del gasto público. En este contexto, el Gobierno recientemente vetó la ley de reforma jubilatoria aprobada por el Senado y podría rechazar también el aumento destinado a las universidades.
Los principales ejes del presupuesto 2025 serán: el mantenimiento del equilibrio fiscal, la asistencia a los más necesitados mediante programas directos sin intermediarios, la reducción, modernización y simplificación del Estado, y el aumento de los recursos para defensa y seguridad.
Una de las principales novedades es la implementación de una fórmula que regulará la ampliación de las partidas presupuestarias. Esta fórmula fijará un techo a las partidas, que no podrán exceder el monto establecido en el presupuesto final. Además, el límite de las partidas estará vinculado a la variación de la inflación, que se medirá a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC.
La aplicación de estos “techos presupuestarios” es vista como una medida acertada, ya que establece límites de gasto para cada ministerio basados en diversos factores macroeconómicos como el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), la inflación, la recaudación y los compromisos de pago. El objetivo es que todo gasto tenga su contrapartida: si aumentan los ingresos, esos fondos se destinarán a reducir impuestos; si disminuyen los ingresos, se ajustarán los gastos.
Además, se prevé la eliminación del financiamiento del Tesoro a través de la emisión monetaria y se fomentará la inversión privada mediante la desregulación económica.
En cuanto a las proyecciones, el Gobierno anticipa una caída del 3,5 % en el Producto Interno Bruto (PIB) para el cierre de 2024, con un dólar oficial estimado en $1.061 a fin de año y una inflación proyectada del 130 % en diciembre.
En este marco, el presidente ha señalado la dificultad que enfrentará la aprobación del presupuesto, advirtiendo que “la casta hará todo lo posible para bloquearlo, ya que un presupuesto liberal y austero significaría el fin de numerosos privilegios y acomodos”
En fin, el presidente Milei se encuentra ante una oportunidad histórica al presentar su primer presupuesto, el cual podría marcar un antes y un después en la historia económica de Argentina, y la posibilidad de erradicar los presupuestos irreales que han caracterizado a las administraciones anteriores.
En 2025, el país no solo debe mantener el equilibrio fiscal, sino también iniciar un proceso de crecimiento sostenido, el equilibrio por sí solo no garantiza el cambio necesario. La delicada situación económica, política y social del país requiere medidas decisivas que vayan más allá de la mera contención del gasto.
El tiempo apremia, y es fundamental que el gobierno aproveche esta oportunidad. Si Milei logra implementar un presupuesto realista y sostenible, podría sentar las bases para una Argentina más próspera y estable, rompiendo con el ciclo de crisis que ha afectado al país durante décadas.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión